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jueves 5 de abril de 2007

A mi hijo le cuesta hacerse amigos, ¿puedo ayudarlo?

Las dificultades crónicas a la hora de entablar amistades tienen graves consecuencias a nivel emocional para los niños, sobre todo si se prolongan hasta la adolescencia y la adultez.

La madre de Martín afirma: “Lo cambiamos de colegio convencidos de que era el grupo de amigos el que no tenía feeling con él, pero ahora en el nuevo colegio le vuelve a pasar lo mismo”.

La naturaleza del hombre es esencialmente social, esto es evidente ya que desde que un niño nace necesita de un vínculo filial para poder sobrevivir. La tarea parental, entre otras, es acompañar, guiar, cuidar, cubrir necesidades básicas, hasta generar autonomía y una adecuada adaptación en un mundo con reglas sociales.

Para lograr esta adaptación es indispensable conocer “códigos sociales”. No existen datos definitivos aún de qué se requiere a la hora de aprender habilidades sociales, pero sin duda la niñez es una etapa crítica para desarrollarlas. El temperamento y la imitación (esencialmente de los padres) son indispensables para estos aprendizajes. Gracias al modelo paterno, el niño aprenderá qué conductas son adecuadas y en qué lugar, cómo influye una conducta en el otro, cuáles son las jerarquías que requieren respeto, cómo controlar los enojos y las rabietas, cómo defender los derechos propios sin sobrepasar los de los demás, entre otras.

Preste atención a las dificultades crónicas a la hora de hacerse amigos, ya que la repetición de la dificultad para entablar y mantener relaciones de amistad traengraves consecuencias a nivel emocional. La autoestima de los niños puede verse dañada y generar hasta sentimientos de incompetencia, sobre todo si se prolongan hasta la adolescencia y la adultez.

Algunas sugerencias para tener en cuenta:

• Identifique cuáles son las conductas que su hijo debería modificar a la hora de mejorar su relación con los pares y ponga especial atención para practicarlas en casa.

• El establecimiento de límites y las consecuencias de no respetarlos ayudan al niño a saber qué se espera de él y qué no, en cada contexto.

• Ser modelo de conducta: “Espero que mi hijo cambie, pero yo ya no lo creo”. Ésta es una intención muy ambiciosa, si quiere que su hijo pueda tener otra conducta en la casa o en la escuela. Si usted aprende a regular e inhibir sus conductas negativas, es probable que le esté brindando a su hijo un brillante ejemplo que lo conducirá a mejores resultados en toda situación que requiera una respuesta asertiva con sus pares.

• Valide sus sentimientos. Es importante aceptar la expresión emocional de su hijo, esto favorecerá el desarrollo de una habilidad social básica: la empatía. A su vez, estará alentando el derecho a expresar sus propios pensamientos y sentimientos, sin ser rechazados por la opinión familiar.

• Por último, desarrolle un sentimiento de solidaridad con las personas que lo rodean.

Usted tiene mucho para hacer, su hijo puede modificar actitudes que no lo ayudan a la hora de tener amigos. Focalice en sus fortalezas alentándolas y trabaje para reducir sus debilidades. © www.economiaparatodos.com.ar

María Eugenia García Ruiz es miembro del Equipo de Profesionales de la Fundación Proyecto Padres.

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