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jueves 4 de noviembre de 2004

America Latina, en tecnología, muy lejos de la creatividad

La región se encuentra visiblemente lejos de los principales actores en materia científica y tecnológica. Poder incorporarse a ese dinámico e innovador grupo requiere inversiones y estímulos a la ciencia pero, sobre todo, la existencia de seguridad jurídica: reglas claras de juego, sistemas legales modernos y eficientes, conciencia y equilibrio proyectados desde el gobierno y poderes judiciales idóneos e independientes.

Las cifras difundidas por Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) muestran -una vez más- cuán lejos está nuestra región toda de la elite mundial en materia de ciencia, tecnología y desarrollo.

En rigor, en el año 2000 ningún país de la región aparecía siquiera entre los primeros 30 países que más patentes generan e inscriben cada año. A su vez, las cifras del año 2002, que miden el número de personas dedicadas a trabajar en la investigación y el desarrollo, muestran a México ubicado en el puesto 31 de este segundo ranking.

Los diez países que encabezan el ranking de patentes anuales son: Suiza, Finlandia, Japón, Suecia, Alemania, Holanda, los Estados Unidos, Dinamarca, Luxemburgo y Francia. Aunque se advierten distorsiones atribuibles a cuestiones impositivas, esa es -definitivamente- la elite mundial en materia de ciencia y tecnología. Es posible que pronto a ellos se empiece a sumar China. Aunque estas cosas no ocurren de la noche a la mañana y requieren, antes de suceder, que los respectivos actores acepten, de buena fe, las reglas jurídicas de juego comunes y las hagan respetar. Si esto no ocurre, no es fácil ingresar plenamente al “club”.

El segundo ranking está liderado por: Finlandia, Suecia, Japón, Noruega, los Estados Unidos, Bélgica, Australia, Francia, Canadá, Dinamarca, Nueva Zelanda y Alemania, en ese orden. Aquí el predominio escandinavo es notable. También se advierte cómo los investigadores se concentran visiblemente en el mundo que habla inglés, idioma que hoy es el de la ciencia. Tanto, que aquí están, excelentemente ubicados, Australia, Canadá y Nueva Zelanda, países que ocupan, respectivamente, los lugares 18ª, 17ª y 23ª del primero de los rankings aludidos.

Los países latinos están representados por Francia, la ascendente España e Italia. Sus respectivas ubicaciones en ambos rankings son las siguientes: Francia, (10ª y 8ª); España, (25ª y 18ª); e Italia, (20ª y 27ª).

Para poder comparar lo que nosotros intentamos hacer, un país como Italia invierte el 1,11% de su PBI en este capítulo. Los Estados Unidos, el 2,62%; Gran Bretaña, el 1,88%; Francia, el 2,2%; Alemania el 2,5%; y Finlandia, el 3,46%.

De esa inversión, en Italia el 50,8% es hecha por el sector público. En los Estados Unidos, sólo el 31,2% proviene del sector público. En Japón, por su parte, casi todo es privado, desde que apenas el 18,2% se genera en el sector público. En Alemania, el sector público aporta el 32% del total, y en España, el 39%.

Poder participar en esta liga de actores, que es la que probablemente más dinamiza el desarrollo en el mundo entero, supone indispensablemente varias cosas. Primero, seguridad jurídica, en serio. Lo que incluye, ciertamente, economías estables, sistemas legales modernos y eficientes, conciencia y equilibrio proyectados desde el gobierno, poderes judiciales idóneos e independientes, una educación realmente de avanzada en todos los niveles y estímulos para quienes tengan vocación por las ciencias.

La Argentina está potencialmente en la “lista corta” de quienes en la región podrían asumir este desafío. Pero, de todos los países, hoy Chile y México son los que -merecidamente- lucen con mayores posibilidades. Aunque duela admitirlo, nosotros todavía no hemos llegado a ubicarnos del todo en la largada. Es más, muchos de nosotros ni sabemos que esta posibilidad está disponible. O, si lo sabemos, no nos interesa.

Hay mucho que cambiar. Pero hay que, primero, salir colectivamente del feo universo de cortoplacismo, lleno de ansiedades y resentimientos que parece tenernos atrapados. Lo que me recuerda aquello de Paul Valéry, cuando decía que “para hacer los sueños realidad, primero hay que despertarse”. © www.economiaparatodos.com.ar



Emilio Cárdenas es ex Representante Permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas.




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