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jueves 23 de diciembre de 2004

Antonio Margariti: “El sistema impositivo argentino es perverso y atroz”

Conversamos con el economista rosarino Antonio Margariti a propósito de la publicación de su libro “Impuestos y pobreza. Un cambio copernicano en el sistema impositivo para que todos podamos vivir dignamente”, editado por Fundación Libertad. Un completo análisis del sistema tributario argentino y sus consecuencias sobre el desarrollo del país.

– Éste no es un libro para especialistas en impuestos. ¿A quiénes está dirigido?

– Es un libro de un economista que escribe como un asesor impositivo y un libro de un asesor impositivo que escribe como un economista. Porque generalmente el economista no sabe nada de impuestos. Tenemos el ejemplo de Domingo Cavallo, que en un discurso público admitió no saber liquidar una planilla impositiva y dijo que eso lo hacía su contador. Y, sin embargo, los economistas deciden sobre el sistema impositivo. Y lo consideran una cifra fija: monto de la recaudación. Si se observa cualquier libro de Economía del mundo, por ejemplo el de Samuelson, se verá la poca importancia que tiene el tema de los impuestos. En cambio, cuando abordamos el campo impositivo –e invito a cualquiera a ir a una librería y comprobarlo– encontramos libros escritos para especialistas. Son arcanos, cosas misteriosas que no se saben qué es lo que significan. Entonces, lo que he querido hacer con este libro fue un texto accesible a todos los lectores que aborda una cuestión muy seria, que yo considero es la causa de la pobreza argentina. Porque el sistema impositivo argentino es perverso, atroz, y no nos damos cuenta de ello.

– El sistema fiscal argentino –y cuando digo fiscal me refiero al tema por el lado del gasto y por el lado de los ingresos– es puro costo para el contribuyente: lo persiguen con impuestos altísimos y no le dan nada a cambio.

– Por el lado del gasto son gastos deplorables, que no sirven para nadie. Y por el lado del ingreso son rapiñas del bolsillo de la gente que trabaja con total honestidad.

– Por otra parte, también es un sistema muy complicado y muy difícil de entender…

– Voy a dar un dato que menciono en el libro, y que ha sido calculado minuciosamente. Si uno quiere conocer las leyes impositivas que se le aplican para ser un buen contribuyente, tiene que recurrir a los libros especializados. La editorial La Ley, por ejemplo, las ha publicado bajo el título de “Impuestos” en 25 tomos. Es decir, las leyes impositivas vigentes que tenemos que aplicar todos los contribuyentes están contenidas en 25 tomos de 1.290 páginas cada uno. En total, 32.250 páginas. Si una persona común se pone a leerlas para conocer sus obligaciones impositivas, tardaría cuatro años. Pero en ese lapso se habrán editado otros 25 tomos actualizados y, por lo tanto, siempre estaría atrasado.

– La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) se creó a mediados de 1997. Si se toman las resoluciones que emitió desde 1998 hasta el 10 de diciembre de este año, y contando sólo los días hábiles, el resultado es que se dicta casi una resolución por día, más precisamente 0,97.

– La cantidad de artículos, incisos y disposiciones que todos los días se van cambiando es enorme. Y los vigentes que tendríamos que entender y frente a las que tendríamos que adaptar nuestro comportamiento son, exactamente, 59.292 disposiciones. Es como si alguien comprara un microondas y para poder hacerlo funcionar tuviera que leer un manual de instrucciones que consta de 59.200 instrucciones. ¿Qué hace? No enchufa nunca el microondas. Sigue calentando en la hornalla común de gas.

– ¿Y son estas las razones por las que el sistema impositivo argentino nos condena a la pobreza?

– Además de estas razones, demuestro en el libro cómo incide el sistema impositivo sobre una persona indigente, un obrero, un empleado, un profesional, un pequeño empresario PyME, un ejecutivo, un alto ejecutivo y un rico y famoso. Es decir, sobre todas las clase sociales. A medida que uno va ascendiendo en la escala social, el sistema impositivo es más atroz y más perverso. Es decir, trata de golpearle en la cabeza y en el bolsillo al contribuyente que se quiere elevar socialmente para impedirle que se eleve.

– Es decir, que iguala hacia abajo.

– Una persona de clase media, si cumple con todas las regulaciones impositivas, tendría que pagar, en promedio, impuestos que significan el 54% de todos sus ingresos.

– En otras palabras: una persona tiene que trabajar la mitad del año para pagar impuestos.

– Exacto. Trabaja del 1º de enero hasta el 15 de julio para pagarle el Estado. Luego recién empezaría a trabajar para él.
Pero, en cambio, cuando una persona empieza a ganar 45.000 pesos por mes o más, la tasa impositiva baja del 54% al 30%. Es decir, paga menos impuestos que un obrero.

– ¿Esto es por el Impuesto a las Ganancias?

– Lo explico en el libro de manera tal que cualquiera lo lea y pueda hacer el cálculo para su caso en particular. Hay estimadas una serie de incidencias –de impuestos directos, indirectos, ocultos y no ocultos–. Y, sobre todo, el caso de los servicios públicos –luz, agua, gas– de los que estamos pagando el 72% de la tarifa. De manera que el año que viene, cuando aumenten las tarifas, tal como fue acordado en el viaje de Alberto Fernández y Cristina Kirchner a España, lo que vamos a tener es un impuestazo. Porque el aumento de tarifas va a significar un aumento de los impuestos implícitos en las facturas.

– Según mi cálculo, en la provincia de Buenos Aires por cada 100 pesos que se pagan en la factura de gas, 38 son sólo de impuestos. Y por cada 100 pesos que se pagan en la factura de luz, 48 son impuestos.

– Y además se pagan impuestos implícitos porque en la tarifa la empresa carga sus costos impositivos y, también, los costos de la inversión en redes de infraestructura, que luego pasan a ser propiedad del Estado luego de que finalicen las concesiones. Es decir, hay un 38% de impuestos en las tarifas, pero sumando lo que se la paga en forma indirecta a las empresas, la carga impositiva de los servicios públicos llega al 52%.

– ¿Cuál es la conclusión a la que se llega después de este análisis desalentador?

– El sistema impositivo argentino, que es perverso y que impide que los pobres puedan levantar cabeza y puedan crecer socialmente, tiene que ser cambiado totalmente. Ésa es la propuesta del libro. © www.economiaparatodos.com.ar




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