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jueves 7 de mayo de 2009

“Aprendo rápido”

A las candidaturas testimoniales ahora comienzan a sumarse las de las los famosos. ¿Están preparados para los desafíos del cargo que pretenden conseguir?

En el año 1992, Carlos Menem propuso para integrar la entonces creada Cámara de Casación Penal a la doctora Ana María Capoluppo de Durañona y Vedia. Ella era hasta entonces una jueza civil.

Recuerdo que la entrevisté una tarde por la entonces radio Libertad (hoy Radio Belgrano) y luego de un largo reportaje le pregunté, dada su inexperiencia en la materia, sin dominaba el derecho penal. Me contestó textualmente: “No lo domino, pero lo voy a dominar”.

Mi respuesta fue inmediata en el sentido de averiguar si su experiencia la iba a pagar la sociedad a medida que ella encarcelara inocentes y soltara culpables, en su proceso de aprendizaje.

La copia de ese reportaje dio la vuelta al mundo. Apareció en todos los programas de radio y TV y terminó en la Comisión de Acuerdos del Senado. La doctora Capoluppo estuvo a punto de no ser jueza por ese motivo.

Como consecuencia de ello, cuando ya estaba en su nuevo puesto, le inició juicio a todos los que habían tendido que ver con el reportaje, empezando obviamente por mí. Mi defensa fue breve y exitosa porque yo me había limitado a preguntar. La que confesó no saber de derecho penal fue ella. La suerte de los otros demandados fue diversa.

Traigo a colación el cuento porque Nacha Guevara (alias Clotilde Acosta, o al revés) confesó no tener ninguna experiencia para el cargo para el que se postula, al tiempo que dijo tener una gran capacidad de trabajo y “aprender rápido”.

Si bien está claro que el conocimiento técnico que se requiere para ser diputado no es tan exigente como el de un juez, no hay dudas de que se trata de otro caso en donde la sociedad va a pagar las consecuencias del proceso de aprendizaje de Guevara (alias Acosta o al revés) mientras, de paso, le paga el sueldo.

Por lo demás llama la atención que quien personifica a Eva en la ficción del teatro, se sume a un proyecto político que implica una involución en el concierto de las ideas, en el cual ella parecía haber progresado luego de que sus viajes por el mundo la sacaran de las utopías inútiles de su juventud. Pero eso no es claramente juzgable desde una columna de opinión. Lo que sí cae dentro de la orbita de nuestra crítica es el uso sin ton ni son de los recursos de la sociedad para pagar experiencias políticas de una novata que de paso nos cobrará su proceso de aprendizaje.

Esta nueva versión “fashion” del kirchnerismo parece concordar más con las multimarcas de moda que visten a la presidente que con el modelo de idologismo caracúlico que por otro lado quieren venderle a la gente. Se trataría, en ese sentido, de un acto fallido o de una admisión de lo que realmente buscan: el poder a cómo dé lugar.

Es hora de que la Argentina deje el amateurismo de lado y entregue el manejo de sus instituciones a gente idónea y a la que no tenga que “preparar” mientras le paga.

En todo caso que la formación político-institucional que se requiere para ocupar un lugar en los poderes del Estado sea el fruto de una dedicación personal de años (si son probos, mejor) y no una escuelita pagada por la gente que encima tendrá que sufrir las consecuencias de su ignorancia. © www.economiaparatodos.com.ar

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