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jueves 23 de septiembre de 2004

Argentina y Brasil, mucho más que diferencias comerciales

El trato con los organismos internacionales, el nivel de superávit fiscal, las políticas pro mercado y el grado de pragmatismo son algunas de las características dispares que muestran los gobiernos de Kirchner y Lula. Se trata de diferencias que les dan forma a “modelos” ampliamente distintos.

La relación entre los dos principales socios del MERCOSUR volvió a mostrar importantes grietas luego de la suspensión del acuerdo automotriz solicitado por la Argentina. Sin embargo, éste es sólo un punto más de las tantas divergencias, ahora profundizadas, que mantienen los gobiernos de Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula Da Silva. En la lista de conflictos figuran, entre otras, los reiterados pedidos de protección a las industrias nacionales “invadidas” por productos brasileños, el inédito déficit comercial bilateral de nuestro país (15 meses consecutivos alcanzando los U$S 1200 millones) y las “molestas” comparaciones que esgrimen los organismos internacionales de crédito sobre los niveles de ahorro fiscal. De todas formas, ahora la discusión se habría trasladado a un tema mucho más de fondo: ¿la Argentina representa un modelo político-económico y Brasil otro? De ser así, ¿cuál de los dos tiene mayor probabilidad de ser exitoso?

“En un mundo cada vez más globalizado, no hay una alternativa viable al mantenimiento y profundización de la apertura exterior; el impulso a las reformas constituye un elemento fundamental para atraer capitales y facilitar el crecimiento sostenido. Así, es muy improbable que la involución argentina tenga éxito a largo plazo porque sus fundamentos económicos son fallidos. Por el contrario, la vía brasileña es la adecuada, aunque un desenlace positivo no está garantizado debido a sus fragilidades estructurales”. De esta forma, sin dar demasiadas vueltas, el responsable de la Unidad de Economías Latinoamericanas del Banco de España, Enrique Alberola, deja asentada su posición. Además, y en relación a los dos socios del MERCOSUR, el ejecutivo, en un documento titulado “Lula, Argentina y el futuro de las reformas de América latina”, enumera las divergencias más notorias en momentos de crisis:

– La Argentina, bajo la administración de Duhalde y ahora Kirchner, optó por repudiar las políticas anteriores y establecer un régimen de tintes populistas y marcadamente intervencionista en lo económico.

– En Brasil, por el contrario, los candidatos, en medio de la agitación de los mercados, se comprometieron antes de las elecciones a reforzar la estabilidad macroeconómica y a perseverar en las reformas. Tras su victoria, Lula cumplió con creces estos compromisos nombrando un equipo económico que dio confianza a los mercados, reforzando la disciplina fiscal y marcando una agenda de reformas muy ambiciosa.

“¿Por qué Lula, quien por formación y trayectoria debería ser más radical que las autoridades argentinas, se comporta de un modo ortodoxo y la Argentina mantiene una actitud hostil hacia el mercado y la comunidad internacional?”, se pregunta el autor del informe. La razón –continúa– es que la Argentina, tras entrar en default, optó por situarse al margen de los mercados financieros internacionales, mientras que Brasil se esforzó por recuperar su acceso a ellos.

Resulta evidente que la estrategia del gobierno brasileño fue la de seducir a los inversores, mientras que el gobierno de Kirchner repite una y otra vez que no le interesa volver a los mercados de capitales. Sin embargo, la comparación con la situación argentina no resulta equiparable. Lula tenía (y tiene) la difícil tarea de mantener la fuente de financiamiento para no verse arrinconado por el fantasma del default. Logró reducir la relación deuda/PBI del 58,7% en 2003 al 55,3% al primer semestre de este año, y ubicar al riesgo país cerca de los 500 puntos básicos. Además, debió batallar para mantener controlada la inflación y, a la vez, no ahogar la actividad económica con tasas de interés altísimas. Por el contrario, la Argentina, que estaba (y está) en default, debía asumir otro tipo de compromisos: reestructurar U$S 110 mil millones producto de la cesación pagos más grande de la historia y recomponer las reglas de juego en un país desbastado política, económica y socialmente.

De todas formas, y después de casi tres años del epicentro de la debacle, las políticas que aplican tanto Brasil como la Argentina no ahorran en diferencias:

– Superávit fiscal primario: Lula comprometió el 4,25% del PBI para afrontar pagos de la deuda, mientras que el gobierno argentino no dispuso más del 3%, razón por la cual los acreedores no aceptan la oferta de canje.

– Relación con organismos multilaterales: Brasil es considerado hoy el niño mimado del Fondo Monetario Internacional (FMI) por haber adoptado medidas pro mercado. Por el contrario, Kirchner continúa con los habituales “pases de factura” en relación a quién tuvo la responsabilidad de la hecatombe financiera argentina.

Ahora bien, ¿qué estilo de gobierno es el que está dando resultados? Si se los compara por el crecimiento, tanto Brasil como la Argentina lo harán este año. El primero, al 4-5% luego de caer 0,2% en 2003, y el segundo al 7-8% después del 8,7% un año atrás. Entonces, la pregunta es cuál de los dos impulsos es sostenible en el tiempo. “La opción de Brasil se inscribe en el razonamiento de largo plazo. Por el contrario, la Argentina parece aferrarse a esa improbable alternativa. Sus políticas desde la crisis están hipotecando la capacidad de atraer capitales de un modo sostenido en el futuro. En estas condiciones, sus perspectivas de medio y largo plazo resultan inciertas”, augura Alberola, aunque admite que según los resultados económicos recientes, la alternativa argentina tiene un cierto atractivo.

Más allá de los vaticinios y futuros resultados de estas dos administraciones, persisten dudas acerca del corto plazo. ¿Dará Kirchner un giro al pragmatismo? Según el economista Carlos Melconian, el gobierno perdió la oportunidad de transformar la ilusión de la población en confianza, y consideró que no dará un giro reformista. Otros analistas, por el contrario, advierten que el presidente ya comenzó a bajar su exposición mediática y evita las reiteradas confrontaciones. ¿Habrá comenzado el cambio? ¿Dirá que a la Argentina le conviene que gane George Bush en las elecciones de Estados Unidos porque los republicanos son menos proteccionistas, como dicen que dijo Lula? Eso, seguro que no. © www.economiaparatodos.com.ar



Leandro Gabin es periodista egresado de TEA y actualmente se encuentra cursando un Posgrado en Periodismo Económico en la Universidad de Buenos Aires.




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