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jueves 27 de julio de 2006

Ayuda para Haití

Algunos políticos y países son generosos con Haití “en serio”; otros no son ni generosos, ni “serios”, aunque lo pretendan.

La Unión Europea –según acaba de anunciar el presidente de su Comisión, el eficiente portugués José Manuel Durao Barroso– se comprometió a aumentar su asistencia financiera a la República de Haití, ahora que ese paupérrimo país ha completado, finalmente, su normalización constitucional.

Así se confirmó recientemente en la ciudad de Bruselas, en oportunidad de la visita del presidente Haitiano, René Préval, a la sede de la entidad. Eso es, obviamente, ser “serio”.

Desde el 2000, la Unión Europea ha contribuido a paliar las necesidades haitianas con unos 33 millones anuales de euros. Durante los próximos cinco años, esa importante cifra se incrementará a unos 47 millones de euros por año. Eso es ser generoso.

Lo sustancial de la ayuda estará destinado a alcanzar dos objetivos principales: (i) mejorar la infraestructura física del país (especialmente en materia de carreteras) y (ii) dar de comer –diariamente– a unos 150.000 niños cuando asisten a clases.

En un país que, para vergüenza de la región, todavía tiene a la mitad de sus 8,4 millones de habitantes sumidos en el analfabetismo, esta ayuda es absolutamente imperiosa.

Qué distinta la actitud europea a la de nuestro ex canciller, el presuntamente “serio” Rafael Bielsa, quien –impactado por la pompa clásica que deslumbra a quienes tienen poca experiencia y alguna mediocridad– a comienzos de 2005, cuando circunstancialmente visitó Haití, anunció que la Argentina establecería un “régimen de compras preferenciales” a favor de las empresas haitianas, para impulsar así su crecimiento. Lo que (como cabía esperar) nunca ocurrió. Jamás.

Así, el ahora alicaído Bielsa se “llenó la boca” en su momento frente a las cámaras de nuestra fraternal televisión, para las que innegablemente hablaba, afanándose en hacer crecer su imagen política. Lamentable, por cierto. Porque se trató de usar a los haitianos. Esto, naturalmente, es no ser “serio”. Por esto terminó su gestión, fría y abruptamente, luego de su derrota en el intento de –beneficiado con las candilejas y cámaras que siempre rodean al poder– ser electo como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a la que el rosarino Bielsa no pertenece originalmente. Ahora, dicen, apunta a Santa Fe. © www.economiaparatodos.com.ar



Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).




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