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jueves 15 de julio de 2004

Carlota Jackisch: “El periodismo crítico apunta a mejorar la situación”

Que el gobierno no se lleva bien con quienes no opinan igual, es algo que ha quedado demostrado a lo largo de este año y medio de mandato. La pregunta, entonces, es: ¿en este contexto, qué papel le queda por jugar al periodismo independiente? Carlota Jackisch responde y defiende al periodismo crítico.

– ¿Qué piensa de la actitud que tiene el gobierno de Kirchner con respecto al periodismo crítico?

– Cuando escucho o leo las cosas que se dicen de los periodistas que no acuerdan con el gobierno, pienso que es un mamarracho. Se los acusa de ser sumamente críticos y pesimistas en la visión que tienen acerca de lo que pasa en Argentina. Estas actitudes son, típicamente, argentinas. No se revisa qué es lo que critican a ver qué es lo que, tal vez, puede andar mal. No. Lo que se hace es acusar a quienes critican.

– ¿Cree que es un problema de nuestra dirigencia política el no aceptar las críticas?

– Si uno piensa en los empresarios que ejercían el menemismo más fuerte en la época de Menem y ahora se han vuelto, de pronto, kirchneristas a ultranza, surgen muchas dudas. Si ellos han obrado así, ¿qué se puede esperar de nuestra dirigencia, de aquellas personas que dentro del peronismo se han pasado al kirchnerismo aun teniendo una idea totalmente distinta?
De todas formas, ¿sabe qué me parece más grave? Que acá no se entienda que el periodismo crítico es una parte sustancial e inmensamente importante en las sociedades modernas.
Hay un libro nuevo de Silvio Waisbord que se llama “Periodismo de perro guardián en Sudamérica” (Nota del Editor: “Watchdog Journalism: South America”), donde demuestra que tanto en la Argentina como en Colombia y Perú, a partir de los años ’80, aumentó muchísimo el periodismo “perro guardián”. Es decir, aquel periodismo que está observando, viendo las contradicciones y las hace notar a toda la sociedad. En este libro se analiza el mérito de esta función del periodismo y el autor llega a la conclusión de que este tipo de prácticas fortalece fuertemente a la democracia.

– Sin entrar a discutir qué es democracia, en realidad, en estas sociedades modernas…

– Sí. No entremos en ese tema porque ese es debate de otro momento.

– Más allá de eso, en lo que todos deberíamos estar de acuerdo es en que la crítica es constructiva y puede ser muy útil.

– Exacto. Por eso creo que es muy importante no dejar de hacerlo. Y, sobre todo, pienso que es muy valioso cuando esta función de periodista “perro guardián” la ejerce una persona que se ha formado académicamente en un área específica y se convierte en divulgador de determinadas ideas dentro de su especialidad. Por ejemplo, usted en el área económica o yo en el área de la ciencia política.
A mí me parece que, en vez de descalificarlas, se deberían escuchar las ideas que, basadas en el conocimiento, difieren. Es algo imprescindible en una sociedad seria. Si es que ésta lo fuera…

– El presidente afirma que éste es un país serio…

– Sí, lo cual es una tontería muy grande. En un país serio no se gobierna en base a contradicciones aberrantes e inacciones constantes. Pero, aun si éste fuera un país serio -recordemos que “hay que apuntar al techo para no terminar en el zócalo”, como dice un amigo mío- el respeto por la ideas es fundamental.
Es decir, en un país como Alemania, por ejemplo, un periodista puede ejercer una visión crítica sin mayores dificultades porque todas las cosas son perfectibles y mejorables y las mentes están abiertas a escuchar otras ideas. En cambio acá, ¿qué quieren? ¿Comunicadores que sean obsecuentes? ¿Quieren un Granma como en Cuba? No es ese el camino.

– ¿Usted cree que no pueden conseguir un Granma?

– Sí. De hecho, ya lo tienen en Página/12. Han conseguido de manera astuta que la izquierda o aquellos cercanos a la izquierda hagan una publicación oficialista, directamente. Pero lo que no entienden es que esto, justamente, no aporta a nuestro crecimiento como país. Porque si tuviéramos una sociedad distinta, una sociedad planteada para una Argentina abierta, para una Argentina que tiene que crecer, para una Argentina en la que haya menos pobres, escucharíamos, seguramente, a aquellos que tienen una formación académica.
La gente que ha estudiado y lo sigue haciendo tiene una visión distinta y una idea de por dónde puede ser el camino, porque para eso se han formado. Entonces habría que escucharlos. Porque si gente capacitada está viendo que no se está haciendo nada de lo que se debería hacer, es lógico, está bien y es sano que salga a decir: “ojo con lo que están haciendo señores del gobierno!”.
Si sabiendo que las cosas no se hacen o que las que se hacen se hacen mal, por el contrario, salieran a decir una vez más “hay que considerar como llegó, pobre Kirchner al poder hace un año y medio y en qué condiciones estaba el país. Hay que darle más tiempo” -que es el cuento que repiten todavía muchos y hasta ahora les vino funcionando, pero que ya se está gastando- estarían siendo hipócritas, malos profesionales y pésimos argentinos.

– ¿Por qué cree usted que, entonces, se ataca tanto a ese periodismo llamado “pesimista”?

– Yo no veo cómo se puede decir “ese periodismo es muy pesimista” o “se están transmitiendo ideas muy pesimistas”. En ninguna parte del mundo se va a escuchar algo semejante. En ningún país se comunican sólo ideas y hechos optimistas porque, además, sería ridículo. Uno no puede pararse en frente de una cámara y decir “hoy en Argentina no se ha caído ningún avión”. Eso es fantástico, ¿pero con eso qué se hace? El periodismo lo que debe plantear o poner sobre la mesa son los debates públicos, los temas de controversia. Por supuesto que cuantas más noticias buenas haya, mejor. Pero no se puede ocultar la situación cuando el balance indica otra cosa.
El periodismo crítico apunta a mejorar la situación. Lo que queremos, quienes criticamos el accionar del gobierno, no es que se vaya todo por la borda, sino todo lo contrario. Pretendemos que las cosas les vayan mejor a todos, porque es la única forma de que se beneficie el conjunto de la sociedad.
Porque es increíble que el empresariado argentino no pueda gestionar sus empresas y que como resultado, hoy por hoy, no pueda ni siquiera competir con Brasil por los electrodomésticos. Es una vergüenza. En los años ’50 ya había electrodomésticos de excelente calidad en nuestro país.
Por eso quienes llaman periodismo pesimista al periodismo crítico, demuestran que no tienen idea de lo que hablan.
Acá nada es como debería ser. Acá de ponto, el periodismo obsecuente pasa a ser bueno y el periodismo crítico pasa a ser pesimista o malo.

– John Stuart Mill en su libro “Sobre la libertad”, cuando escribe sobre la libertad de expresión explica que si se prohíbe que la gente se exprese libremente, el problema es que si alguien tiene razón en lo que dice, nos estamos privando de una idea buena; si alguien no tiene razón, confirmamos que nuestra idea es la correcta; y si alguien tiene una idea distinta o tenemos diferentes puntos de vista, eso nos ayuda a ambos a mejorar y perfeccionar la propia idea. Entonces, termina diciendo que la libertad de expresión es lo que contribuye a mejorar a una sociedad.

– Claro que sí. Cuando alguien no tiene razón, también esa postura nos sirve mucho.
Hoy el gobierno, de todas formas, lo que está haciendo es comprar gente. Su jugada no viene por el lado de destruir la libertad de expresión sino por presionar y convencer a todos con sus maniobras. Lo que hace es limitarla, más que prohibirla.
Pero a mí, lo que me parece más peligroso es que la sociedad, la población en general, crea que un programa crítico no sea un aporte a la sociedad. Porque eso demuestra lo mal que estamos. © www.economiaparatodos.com.ar



Carlota Jackisch es investigadora senior de la Fundación Hayek (www.hayek.org.ar).




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