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jueves 19 de mayo de 2005

¿Cómo que la educación está en crisis?

Los medios de comunicación, la publicidad y la sociedad logran transmitir con eficacia sus enseñanzas a los jóvenes. La escuela, sin embargo, ha perdido fuerza en su tarea. Hasta que todos los agentes educativos no comiencen a trabajar en conjunto es difícil que los resultados sean distintos a los que tenemos.

Si por una vez nos damos cuenta de que la escuela ha dejado hace años de ser el principal agente educativo y miramos los últimos acontecimientos de nuestra bendecida Nación, podremos observar que la educación no solo no está en crisis, sino que está mejor que nunca.

Está claro: la Legislatura de la Ciudad vuelve a la carga (o lo hará después de las elecciones) para que en las escuelas se brinde educación sexual para que las adolescentes dejen de quedar embarazadas o bien no se contagien tantas enfermedades por vía de las relaciones sexuales. Es decir, en esto vemos clarísimo que la educación que se les ha brindado a través de la televisión sobre el sexo ha sido extremadamente eficiente, ya que cada vez son más las adolescentes que quedan embarazadas y las ETS (enfermedades de transmisión sexual) avanzan cada día más. La televisión en este caso ha sido un agente educativo de una eficacia espectacular. Si les enseñamos a que tengan todo el sexo que deseen, eso harán.

Mientras en las escuelas intentan formar a padres y docentes para convertirlos en agentes de prevención de adicciones, las campañas publicitarias de las bebidas alcohólicas han logrado que los chicos protagonicen cada fin de semana un sinfín de “comas alcohólicos”, accidentes de tránsito por manejar alcoholizados y numerosos peleas (muchas veces con muertos) en las puertas de los boliches. ¿No queríamos educar a nuestros jóvenes para que cada vez consuman más alcohol? Pues lo hemos hecho con gran éxito. Claramente la educación que brinda la publicidad no está en crisis.

El evento producido esta semana por algunos pocos de nuestros queridos alumnos del Normal número 9 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires también muestra cómo la educación que brinda la sociedad tampoco está en crisis. Han aprendido de sus mayores cómo han de hacerse los reclamos. El derecho constitucional de peticionar a las autoridades ya no debe hacerse por carta, reunión o a través de los representantes. Les hemos enseñado que eso no funciona, que los funcionarios no prestan atención a los reclamos si no están en los medios de comunicación masiva. Han aprendido exitosamente que lo único importante es lo que se ve en los medios. Y por tanto (¡si hasta se me caen las lágrimas del orgullo!) han empezado a cortar las calles para que sus justos reclamos sean escuchados. Y hasta nos han superado: no es que privan a todo el mundo de este estúpido derecho a la libertad de circulación, sino que deciden a quién dejan pasar y a quién no, en función de una objetividad muy madura.

Y no sólo reclaman por tonterías, como por ejemplo que les arreglen los techos del colegio: en el siguiente pedido ya incursionaron en la política internacional y pidieron que no se pagara la deuda externa. Y dicen que la educación no funciona. Esto es el mejor ejemplo de educación ciudadana. Imaginen además el sacrificio de esos pobres héroes, que no pueden estar en la escuela durante el horario de clase por el peligro que ello entraña, la suciedad de los baños, etcétera, pero sí pueden pernoctar en esas espantosas circunstancias. ¿Qué entrega por una causa justa, no?

Claro que en lo que refiere propiamente a la educación formal, a eso que se produce en las escuelas donde, al decir de Guillermo Jaim Etcheverry, “los docentes hacen como que enseñan y los alumnos hacen como que aprenden”, tenemos algún pequeñísimo problema. Nuestros jóvenes piqueteros enviaron una carta a los directivos de la escuela donde les sugerían: “Póngansen las pilas”. Esa “N” final demuestra que algunos de los agentes educativos no están funcionando como deberían. A ver si se avivan y toman ejemplo de la televisión y la sociedad, y así logran resultados educativos tan buenos como ellos.

Entendamos que los chicos están haciendo sólo aquello que les estamos enseñando, y que mientras los distintos agentes educativos (familia, sociedad, medios de comunicación, escuela) no hagamos una tarea mancomunada y coherente, los resultados serán los que estamos viendo: que la juventud hace, precisamente, aquello que los agentes educativos le enseñan a hacer. Y no pretendamos que la escuela sola consiga algo. ¿O alguien piensa honestamente que los docentes del Normal 9 les enseñan a sus alumnos a cortar calles, o que los maestros les decimos a los chicos que se emborrachen todas las noches y que tengan todas las relaciones sexuales que su cuerpo les permita? © www.economiaparatodos.com.ar



Federico Johansen es docente, director general del Colegio Los Robles Pilar y profesor de Política Educativa en la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UCA (Universidad Católica Argentina).




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