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domingo 19 de agosto de 2012

Comparto con Uds. mi nota de La Nación del Domingo.

Puede leerle en este portal o en el Link a la nota en La Nación: 

Una economía en posición defensiva

Cuando uno ve el resultado fiscal de junio y la recaudación de julio, entiende por qué el gobierno aprieta cada vez más con los controles impositivos al punto de violar los derechos más elementales de los contribuyentes.
En junio, cuando se quita la contabilidad creativa, el tesoro tuvo un déficit fiscal del orden de los $ 11.000 millones a pesar de haber levantado algo el pie del acelerador en los gastos. ¿Por qué aumentó el déficit si el gobierno hizo crecer el gasto al 27% contra el 35% que venía creciendo? Porque la recaudación subió mucho menos.
Ya en abril se había notado una significativa desaceleración de la recaudación y en julio, si bien subió un poco más que en los tres meses anteriores, hay dos impuestos que marcan la desaceleración en el nivel de actividad, para decirlo en forma optimista. El IVA DGI, que refleja el nivel de actividad económica interno aumentó el 19% con relación a julio del año pasado, bien por debajo de la tasa de inflación verdadera. El otro impuesto que subió muy poco y también refleja el nivel de actividad es el impuesto al cheque que creció solo el 9% en forma interanual.
 Como dato adicional que confirma los problemas fiscales del gobierno, el stock de adelantos transitorios (emisión monetaria para financiar al tesoro) fue de $ 84.530 millones al 31 de julio. En diciembre del año pasado ese stock estaba en $ 67.130 millones, es decir, en 7 meses aumentó el 26% y si se compara con un año atrás, cuando el stock de adelantos transitorios era de $ 46.230 millones vemos que el aumento fue del 83%. En castellano básico, el gobierno tiene cada vez menos recursos impositivos para financiar el desborde del gasto y recurre cada vez más al impuesto inflacionario, impuesto que, obviamente, le impacta en el tipo de cambio real y le complica el sector externo, porque la decisión económica ha sido adoptar una especie de tablita cambiaria como la de Martínez de Hoz, en que el tipo de cambio nominal sube menos que la tasa de inflación verdadera.
Algunos economistas consideran que si continúa la seca en EE.UU. y Brasil recupera algo su nivel de actividad, el riesgo de entrar en recesión con inflación baja e incluso podría haber una leve recuperación. Es decir, no sería por virtud del modelo que se suavizaría la recesión, sino que el modelo estaría basado en otra seca en EE.UU. y en cómo le vaya a Brasil.
Creo que en caso de darse una combinación de nueva seca en EE.UU. y una mejoría de la economía brasileña, serían más que una solución, una especie de aspirina para un modelo con fuertes inconsistencias y que, además, ignora los principios más elementales de la economía. No estamos hablando ya de heterodoxia, sino de groserías económicas como pretender pesificar de facto la economía con algo que no es moneda porque no sirve como reserva de valor. Es decir, es muy grosero pretender que una economía funcione sin una moneda, y el peso no es moneda dado que no cumple con el requisito de reserva de valor señalado anteriormente.