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lunes 6 de diciembre de 2004

Cuando gobierna la ignorancia

El presidente Kirchner ha vuelto a acusar a los liberales de los males de la Argentina y de la posibilidad de implementar políticas nacionales y populares en el país. Una nueva muestra de su desconocimiento de las ideas del liberalismo y los objetivos de esta corriente de pensamiento.

Haciendo gala, una vez más, de su falta de preparación intelectual, Kirchner acaba de acusar a los sectores neoliberales de querer frustrar cualquier posibilidad de desarrollo de políticas nacionales y populares en la Argentina. ¡Vaya uno a saber qué entiende Kirchner por neoliberalismo o liberalismo! ¿Qué autores de esta corriente habrá leído en profundidad como para poder opinar sobre el liberalismo? Por la forma de expresarse, demuestra claramente su ignorancia respecto a qué es el liberalismo.

Por ejemplo, seguramente se sorprendería Kirchner si leyera la gran cantidad de escritos liberales que proponen la eliminación de una institución que él detesta desde lo más profundo de su ser: me estoy refiriendo al Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Tendrá idea Kirchner de que los liberales queremos que el FMI desaparezca?

¿Sabrá Kirchner que los liberales nos oponemos al endeudamiento como forma de financiar el gasto público? Los liberales consideramos que no sólo es ineficiente financiar el gasto estatal con deuda, sino que, además, es injusto porque quienes hoy deciden gastar endeudándose le están transfiriendo el pago de la fiesta actual a las futuras generaciones. Kirchner, que tanto repudia la deuda, ¿sabrá que los liberales la repudiamos tanto o más que él? En realidad la repudiamos más, porque mientras él despotrica contra el endeudamiento de los 90, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) sigue emitiendo bonos alegremente.

Kirchner habla de políticas populares. Justamente el liberalismo nació en defensa de las políticas populares (no confundir con populismo), buscando limitar el poder del soberano que acostumbraba expoliar a sus súbditos con impuestos para financiar sus guerras de conquistas o sus fiestas de palacio. El liberalismo nació luchando para que los gobiernos respeten los derechos de los ciudadanos.

A diferencia del señor Kirchner que le pide al Congreso todo el poder para disponer a su antojo de los fondos de los contribuyentes, el liberalismo tiene como fundamento la limitación del poder para que el gobernante de turno no se convierta en un déspota. Mientras los liberales queremos transparencia en los gastos que hace el Estado con los recursos de los contribuyentes, Kirchner pretende transformarse en el monarca argentino que utiliza a su antojo el fruto del trabajo de la gente. ¿Quién está en contra del pueblo? ¿Los liberales que pedimos transparencia en el uso de los fondos público o Kirchner que quiere manejar nuestro dinero como si fuera su patrimonio personal?

Los liberales creemos en la democracia como forma de gobierno, en la cual los tres poderes son independientes uno de otro y se controlan mutuamente. Kirchner pretende que el Congreso sea una simple mesa de entradas que le apruebe todo lo que manda y que la Justicia lo “acompañe” políticamente en sus actos de gobierno. La gran diferencia entre Kirchner y los liberales es que nosotros creemos que la Corte debe ser un bastión inexpugnable de defensa de los derechos de los ciudadanos, particularmente frente al monopolio de la fuerza que le delegamos al Estado. Kirchner parece querer que la Corte no defienda esos derechos sino que sea funcional al Poder Ejecutivo.

Los liberales queremos que los empresarios obtengan sus ganancias compitiendo. Kirchner quiere que los empresarios obtengan sus ganancias expoliando al consumidor gracias al modelo de sustitución de importaciones que aplica. En los hechos, mientras Kirchner bate el parche de la defensa del pueblo y en contra de la concentración de la riqueza, le otorga mercados cautivos a unos pocos vivos que logran hacer fortunas a costa del salario de la gente.

Se equivoca Kirchner si cree que el fuerte del liberalismo es la economía. La base del liberalismo está en los principios morales sobre los cuales pretende construir una sociedad. A diferencia del sistema populista y demagógico que domina al partido al que pertenece Kirchner, el liberalismo tiene sus fundamentos en la moral del trabajo y la liberad individual. Para el liberalismo, nadie tiene derecho a vivir a costa del trabajo de sus semejantes. Para el liberalismo, el trabajo libre debe ser la fuente de progreso de una población. Los liberales despreciamos a los políticos que, haciéndose los sensibles, le tiran migajas a la gente para calmarla, mientras entre ellos, algunos empresarios y dirigentes sindicales, se reparten el fruto del trabajo de la gente cual piratas que distribuyen el botín que consiguieron.

Mientras Kirchner se llena la boca con las palabras popular y derechos humanos, las criaturas siguen revolviendo los tachos de basura buscando algo que puedan vender para vivir. Pareciera ser que para Kirchner revolver tachos de basura y limpiar vidrios en los semáforos es el progreso; para los liberales eso es denigrar al ser humano.

Los liberales queremos orden jurídico y limitación del poder del Estado para que el país reciba inversiones y la gente pueda tener un trabajo digno, progresar y educar a sus hijos en la cultura del trabajo, el esfuerzo personal y la libertad de expresión. Sin medios comprados con fondos públicos. Porque de la confrontación de ideas es que surge la verdad. La verdad no surge de medios de comunicación que pretenden mostrarle a la población una realidad que no es tal.

Si Kirchner cree que todo esto que queremos los liberales es boicotear sus políticas, entonces está en lo correcto. Yo, como argentino y como liberal, no quiero ver más a la gente sumergida en la miseria, detesto la política de Kirchner que lleva a miles de argentinos a vivir de la basura que hay en la calle. Condeno la política de Kirchner que lleva a la concentración de la riqueza en unos pocos vivos que lograron hacer el lobby necesario para vivir a costa de los consumidores. Desprecio la política educativa progre que está fabricando legiones de ignorantes que en el futuro no podrán trabajar porque los progres les enseñaron estupideces en vez de educarlos para la libertad y el progreso. Deploro la ausencia de una justicia verdaderamente independiente y de un Congreso que legisle en base a la conciencia de sus miembros.

En definitiva, como liberal, detesto profundamente a todos aquellos que se creen superiores al resto de los habitantes de este país y se consideran con el derecho a mandarnos todo el tiempo, como si fuésemos unos inútiles que no sabemos cómo construir nuestro destino.

Señor Kirchner: los argentinos no necesitamos de ningún iluminado que nos alimente, nos diga en qué trabajar, qué podemos consumir, cómo tenemos que educar a nuestros hijos, cómo tenemos que preparar nuestro futuro para cuando nos jubilemos o de alguien que nos cobre impuestos y los gaste como se le dé la gana, porque todas esas cosas son propias de las dictaduras y violatorias de los derechos humanos. © www.economiaparatodos.com.ar




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