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jueves 15 de diciembre de 2005

Delia Ferreira Rubio: “El presidente, una vez más, avasalla al Congreso”

El caso de Luis Patti, que resultó electo por la gente pero que no pudo asumir su cargo en la Cámara de Diputados por decisión del Congreso, abre una nueva polémica acerca del poco respeto que se les tienen en el país a las instituciones democráticas. La especialista en derecho electoral, Delia Ferrerira Rubio, expone el caso.

– ¿Qué opina con respecto a las declaraciones del diputado Bonasso y la que se sumó esta semana del presidente?

– Creo que es muy peligroso lo que está sucediendo y que es algo que atenta gravemente contra la República y las instituciones democráticas.
Que Bonasso diga que desconoce la voluntad popular a través del voto y que ellos van a corregirla, ya es grave. Pero que lo ratifique el presidente de la Nación muestra que la democracia está en peligro.

– Para entender un poco de lo que estamos hablando, ¿podría explicar, a grandes rasgos, cómo es el proceso por el cual se acepta un candidato?

– Una vez que están los candidatos, el Poder Judicial de la Nación convalida a esos postulantes o no. Para eso primero pide si estos tienen antecedentes, o no los tienen, para ver si están inhabilitados o no. Y después de tener todos los requisitos, llama a los apoderados -entre los que está el de Kirchner, también- y les dice: “estos son los candidatos, estas son las listas, ¿alguno tiene algún problema?”. Y si nadie objeta, se presentan los candidatos a elecciones. Y la gente vota y con eso se supone que decide.

– ¿Cuál es la acusación concreta de Bonasso a Patti? ¿Alguien que está procesado -y él no lo está, pero suponiendo que lo estuviera- es culpable o no es culpable?

– No es culpable, hasta que se falle eso. Hasta que se lo declare culpable.

– Entonces, ¿puede asumir un cargo público o no?

– Puede asumir. Lo único que puede inhabilitar a una persona para que asuma un cargo electivo, según los tratados de Derechos Humanos que la bancada oficialista defiende a capa y espada, es una condena emitida por juez competente en un proceso penal. Ése es el único caso.

– Por ejemplo, como Miguel Bonasso.

– Sí, pero después fue indultado.
Pero, además, lo que ha habido acá es otra cosa. El reglamento es muy claro y lo que se ha violado acá, una vez más, es la ley que regula la situación. Las leyes están para cumplirse. Si no le gusta al señor Bonasso y al resto de los diputados nacionales, que la cambien. Pero mientras no la cambien, no queda otra, hay que cumplirla.
El reglamento dice que sólo se puede presentar una impugnación cuando el candidato no reúne los requisitos del artículo 48 de la Constitución, que tiene que ver con la edad, la residencia y la ciudadanía -requisitos que Patti reúne por completo- o porque el proceso electoral haya tenido alguna falla, que tampoco es el caso, porque la votación fue absolutamente aceptada, legítima y legal. Y el reglamento sigue diciendo que si se produce una impugnación y queda demostrado que al candidato electo le falta alguno de esos requisitos, entonces ese diploma pasa a la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamentos y el candidato no puede jurar. Pero sólo si queda demostrado. ¿Y cómo se demuestra una condena? Con una sentencia firme, es simple. En este caso, no está demostrado.

– ¿Cuál es el procedimiento que el reglamento establece?

– Hay que tomarle juramento y el candidato electo asume con todas las características y plenitudes de sus poderes como diputado nacional y la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamentos estudia el tema porque la Cámara siempre tiene la posibilidad de excluir a sus miembros por inhabilidad moral sobreviniente.
Es decir, algo que haya pasado después de la elección. Pero acá no lo hay antes, no lo hay después, entonces lo que estamos viendo no tiene gollete.

– Esta semana el presidente dijo: “el hecho de resultar electo no es condición suficiente para ocupar una banca”. La verdad es que suena, cuando menos, bastante autoritario esto. Salvo que uno haya sido electo diputado y que, en el medio, antes de asumir, se vuelva un violador, un traficante de drogas. Ahí sí, pero no es éste el caso.

– O que hayan fallado los controles previos y que, por ejemplo, como le decía antes, el candidato electo no tenga la edad correspondiente, o no resida donde deba residir, de acuerdo al requisito constitucional.
La justicia general es la que chequea si la persona que está propuesta por un partido reúne los requisitos que la Constitución exige. ¿Por qué es importante entender este mecanismo? Porque permite las objeciones. Se pueden hacer impugnaciones, pero no se hicieron. Habilitan, oficializan la lista de Patti y la ofrecen a la ciudadanía.
Insisto, a mí me parece muy peligroso que el presidente de la Nación, o una mayoría de la Cámara o la totalidad de la Cámara diga quién, después de electo, puede o no asumir ese cargo por el que ha sido electo. Me recuerda a otros lugares, a otros sistemas.
En Irán, por ejemplo, cuando organizan una elección, se pueden presentar todos los candidatos y se oficializan y demás, pero después hay un grupo de sacerdotes que dice: “este sí, este no”. Ahora bien, recordemos que se trata de una teocracia. Es claro que este sistema no es coincidente con los lineamientos, criterios y características de una República. En una República, y parece que hay que recordarlo, el soberano es el pueblo.
Hoy, pareciera que de pronto el pueblo no decide más, tenemos otro soberano o una mayoría en el Parlamento que así lo cree. Porque pensar que ellos pueden enmendar lo que los ciudadanos votamos, está significando eso. O tal vez, el presidente cree que no es un presidente sino un rey de una monarquía absoluta. Porque ni siquiera en una monarquía parlamentaria, un monarca se animaría a decir semejante cosa.

– Esto no implica, en sí mismo, una defensa de Luis Patti. Sino, en realidad, una discusión respecto a la libertad a futuro, las instituciones y los derechos civiles.

– Ni más ni menos que eso, y no es poco.

– La acusación no tiene ningún fundamento, eso es claro. ¿Quiere decir que el resto de los diputados, por ejemplo, los del Pro, podrían haber rechazado la moción. ¿Por qué, entonces, todos votaron así?

– Yo preparé algunos dictámenes e informes sobre la situación, tanto del diputado Patti como del diputado Borocotó, y expliqué esto. Expliqué cuáles son los aspectos que se pueden utilizar para impugnar, que se remiten a estos que hablamos, solamente. Y en este caso no se dan, por lo que se debería proceder a tomar el juramento. No hay mucho para debatir, en realidad.
Y cuando yo planteé esto, alguna de las respuestas que me daban algunos diputados de varios bloques eran: “sí, estamos de acuerdo con que constitucionalmente es así y el reglamento dice eso, pero no queremos quedar pegados a Patti”. Entonces, es una cuestión de imagen política y de falta de coraje cívico. Porque si hay una ley que dice una cosa, yo la tengo que cumplir y no hay discusión. Si hay barras que nadie y me gritan, me gritarán; si el presidente no hace lo que tiene que hacer, hasta tirarán cosas. Pero acá los señores diputados piensan A y votan B porque le tiene miedo a las barras, porque tienen miedo a quedar pegados o porque le tienen miedo al presidente de la República. Entonces, esto no es una República.

– Al final, pareciera ser que aquellos que piensan distinto que los progresistas no tienen ningún tipo de derecho.

– En el caso anterior que se usó de antecedente, que fue el de Antonio Bussi, él recurrió con un amparo a la Justicia. La Corte, en una sentencia muy importante, tomó un caso de los Estados Unidos en donde se dice: “señores, en una República, el soberano es el pueblo”. Y cita textualmente el fallo de la corte americana donde dice: “el pueblo tiene derecho a elegir para que lo gobierne a quien le plazca”. Obviamente, dentro del marco de la ley.
Una cosa es discutir si el gobierno tiene facultad constitucional para juzgar la validez de una elección y los títulos de los diputados. El Congreso sí tiene esa facultad. Lo que aquí estamos planteando es que la ha usado erróneamente. Pero que el presidente no tiene esa facultad, eso es así ciento por ciento. Eso no entra en discusión. Que el presidente de la Nación, una vez más, avasalle el Congreso de esta manera es muy grave para la República.
Fíjese usted, y acá entra la obediencia debida, que hace unos días el presidente del bloque oficialista en la Cámara, defendiendo a Borocotó, dijo: “hay que cumplir la ley y en la ley no hay ninguna norma que establezca que los tránsfugas son no idóneos desde el punto de vista moral, por lo tanto, voy a cumplir la ley y el reglamento”. Ahora bien, ese mismo señor que cumple la ley en un caso y después no la cumple en otro, cuando le preguntan qué va a hacer, dice: “estoy esperando la orden del Poder Ejecutivo”. Lo grave es que no está mintiendo.

– ¿Sobre qué tema?

– Sobre cualquiera. Está esperando la orden del Ejecutivo. Sobre cómo van a votar en el Consejo de la Magistratura, con el presupuesto, con los impuestos, lo que sea. Él cumple órdenes. © www.economiaparatodos.com.ar




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