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jueves 1 de diciembre de 2005

Diversidad de simpatía latinoamericana por los EE.UU.

Según una reciente encuesta de Latinbarómetro, los Estados Unidos tienen un serio problema de imagen en América Latina: solamente el 61% de los latinoamericanos tiene una buena opinión de ese país.

Una encuesta de Latinbarómetro, divulgada el pasado 29 de octubre, en vísperas de la reciente Cumbre de Mar del Plata, demuestra que los Estados Unidos tienen un serio problema de imagen en América Latina. No hace mucho, en el 2000, el 68% de los latinoamericanos tenía “buena opinión” de los Estados Unidos. Hoy, solamente el 61% de ellos se manifiesta en esa posición. Y apenas la mitad de éstos, no obstante, agrega a ello que también “tiene confianza en ese país”.

Los centroamericanos

Los porcentajes de aprobación más alta están entre los centroamericanos, que tienen entre un 70% y un 87% de “buena opinión” de los norteamericanos.

Por dos razones, por lo menos. En primer lugar, porque muchísimos de ellos han emigrado -o siguen queriendo emigrar- al país del norte, donde hacen -como tantos- “su América” y progresan positivamente en lo personal mientras son capaces de mantener a los familiares suyos que quedaron atrás, en su lugar de origen, hasta que puedan reunirse, todos, en los Estados Unidos.

Segundo, porque las economías centroamericanas están ahora progresando sustancialmente, obviamente favorecidas por un creciente grado de integración comercial con EE.UU.

Entre los seis países con más alta aprobación se cuentan Honduras (87%), Panamá (83%), El Salvador (81%), Guatemala (77%), Costa Rica (75%) y República Dominicana (74%). Detrás de ellos, Perú (con 71% de imagen norteamericana positiva) y Colombia (con el 70%). Enseguida, Nicaragua (que, increíblemente, después de haber sido pauperizada y azotada por el comunismo local, también llamado “sandinismo”, todavía tiene entre su gente un 30% de simpatizantes de los sandinistas) con el 68%.

Los normales

Luego están los países que tiene más de la mitad de su gente que opina favorablemente acerca de los Estados Unidos: Ecuador, con el 66%; Chile, con el 57%; Brasil, con el 53%; y hasta Bolivia, con los muchos partidarios de Evo Morales, con el 50% de su gente que tiene una opinión favorable.

Los resentidos

Con menos de la mitad de aprobación de su gente aparecen, en cambio: Paraguay (con el 48%); la rarísima “bolivariana” Venezuela (con un 41%); Uruguay, que acaba de suscribir un tratado de protección de inversiones con los Estados Unidos (con sólo el 38% de aprobación); y nuestra golpeada Argentina que, con menos de un tercio de opinión favorable a los Estados Unidos (32%), es -lejos- el país que menos “simpatía” siente por los Estados Unidos. Su margen de aprobación es, en los hechos, nada menos que tan sólo la mitad del promedio regional del 61%, lo que pareciera sugerir que algo puede estar bastante mal dentro de los corazones y las mentes de la mayor parte de su gente.

¿Por qué esto último?

Seguramente por la dramática influencia -adversa- de muchos años acumulados de constante retórica izquierdista, que ha inundado a la mayoría de nuestros medios de comunicación masiva. Incluyendo hasta a sus noticieros televisivos y, en particular, al conjunto de medios de todo tipo que son propiedad del grupo monopólico Clarín, que (después de haber impulsado abiertamente la devaluación de 2001/2002, que otros sufrieron cual tsunami, pero que sacara al grupo Clarín de una quiebra comercial de otra manera casi inevitable en su “familia”) hoy comprende -cabe recordar- hasta al diario que es abierto vocero oficial de la izquierda y, por ende, del gobierno de los Kirchner. Me refiero a la consecuente “criatura” que responde al “dictat” del asesor principal del presidente, Horacio Vervisky. O sea, a Página/12, que es propiedad de uno de los accionistas de Clarín, según dichos del “historiador” Jorge Lanata.

Esta nefasta influencia nos ha llenado de odio y resentimiento hacia los exitosos, dentro y fuera de la Argentina, como manera de tratar de “escapar” a nuestras propias frustraciones. Lo que es grave, por sus consecuencias. © www.economiaparatodos.com.ar




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