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domingo 27 de enero de 2013

Economía: bocharlos a perpetuidad es poco

Economía: bocharlos a perpetuidad es poco

El viernes pasado se produjo una suerte de tsunami de declaraciones económicas por parte del secretario Kicillof y de la presidente tan insólitas, que bocharlos a perpetuidad es poco

El viernes pasado se produjo una suerte de tsunami de declaraciones insólitas por parte del secretario Kicillof y de la presidente Cristina Fernández que confirman la gravedad de la situación económica, no solo por los indicadores que así lo muestran, sino por el grado de desconexión con la realidad que tiene el gobierno y la escasa consistencia de sus argumentos.

Kicillof afirmó que «el empresario que suspende inversiones atemorizado por el panorama mundial, termina cavándose su propia fosa» porque contribuye a que se genere «una espiral de pesimismo que termina perjudicándolo». En primer lugar, dudo que los empresarios no estén invirtiendo en Argentina por la crisis internacional, al contrario, la liquidez que hoy impera en el mercado exterior es tan grande que Argentina está desaprovechando una oportunidad única para captar inversiones directas en el sector real de la economía. En segundo lugar, la crisis internacional no afecta tanto a las exportaciones, como sí lo hacen la caída del tipo de cambio real y la baja productividad de la economía argentina generada por las políticas del gobierno (nivel de gasto público e ineficiencia del mismo, carga tributaria, prohibiciones, regulaciones, controles, falta de infraestructura, inflación, etc.).

En tercer lugar, el empresariado no le tiene tanto miedo al contexto internacional como a las arbitrarias y absurdas medidas que toma el gobierno. ¿Qué inversiones pretende conseguir Kicillof si se prohíbe el giro de utilidades y dividendos, no se respetan los derechos de propiedad, los precios relativos están distorsionados y la inflación no permite hacer cálculo económico, entre otros factores? Un economista mínimamente bien formado no puede desconocer que la inversión no es una cuestión de voluntarismo, sino de seguridad jurídica, previsibilidad en las reglas de juego y, además, del negocio en sí mismo a nivel micro.

Los funcionarios del gobierno siguen hablando para la tribuna de La Cámpora y los aplaudidores del staff permanente, desconociendo la realidad y los elementos básicos de la economía. Es como cuando Néstor Kirchner y, si mal no recuerdo, también Cristina Fernández decían que así como en el pasado las empresas habían ganado mucho, ahora tenían que invertir. ¡Una burrada económica fenomenal! porque nadie invierte por lo que ganó en el pasado en un negocio, sino que invierte por lo que espera ganar en el futuro con ese mismo negocio. ¿Expandiría hoy su inmobiliaria porque unos años atrás le fue muy bien?

Es más, el gobierno apostó todas las fichas a estimular artificialmente el consumo interno, por lo tanto, ahora que se viene la noche en esa fiesta de consumo, la racionalidad indica que invertir es mal negocio porque la demanda interna caerá y las exportaciones están jaqueadas, no solo por el contexto internacional sino, como decía antes, también por la caída del tipo de cambio real.

Más patético resultó el pedido del secretario a los bancos cuando dijo: «Hago un llamamiento encarecido a las entidades privadas para que aporten algo al mercado de créditos hipotecarios en la Argentina, para que faciliten ese tipo de préstamos. Los privados deben entender que eso es un muy buen negocio». La verdad que escuchar hablar de buen negocio a quién impulsó la estatización de YPF y ahora no saben qué hacer con la empresa es patético, y ni que hablar de los militantes de La Cámpora con lo que están haciendo con Aerolíneas Argentinas. Pero, ¿cómo otorgar préstamos hipotecarios, que por definición son a largo plazo, si la inflación, uno de los componentes de la tasa de interés, tiende a descontrolarse? ¿En qué mercado secundario van a descargar los bancos las carteras de créditos hipotecarios y a qué tasa si el gobierno ha destruido el mercado de capitales? ¿Quién puede ser tan irresponsable de tomar un crédito a tasa variable con la inflación que se viene? O Kicillof se salteó varias materias en la universidad o vive en una nube tóxica que lo marea hasta el punto de decir cosas que implicarían bochar casi a perpetuidad a un alumno de economía.

Obviamente, la presidente tampoco estuvo muy lúcida en sus comentarios económicos del viernes. Primero habló con algún funcionario de Mar del Plata, creo que era el intendente, que dijo que la temporada había sido un éxito gracias al modelo. Todos aplaudían como es de rigor. Se sabe que la temporada en la costa fue un fracaso, pero lo curioso es que la misma presidente desdijo al funcionario marplatense cuando afirmó: «Todo el mundo se puso a tono en la Costa con los precios porque se dieron cuenta que como habían subido mucho la gente no iba”. Es decir, primero aplaudieron y cantaron loas al modelo por el éxito de la temporada por la gente que había ido a Mar del Plata y acto seguido CFK dijo que la gente no iba porque se habían disparado con los precios. En un mismo renglón dos afirmaciones totalmente contradictorias.

Y luego, sorprendentemente, la presidente pasó a hacer un discurso promercado. Dijo CFK: “Es lo que hay que hacer, hay que comenzar a manejar nuestro poder de usuarios y consumidores». Agregando: «Si no te defendés vos, no te defiende nadie, y está demostrado que no sirve de nada obligar a pagar algo. Es el propio usuario el que tiene que hacer valer sus derechos». ¿Qué habrá pensado Moreno que estaba sentado en primera fila aplaudiendo a su presidente, siendo que él cree que la economía se maneja a las trompadas, amenazas y presiones? ¿Habrá pensado: por dignidad me voy del cargo dado que la presidente descalifica mi tarea?

Pero CFK siguió arremetiendo contra los aumentos de precios y dijo: «¿Me querés vender esto?, guárdatelo que yo no te lo compro». Comparto plenamente la afirmación de CFK, por eso le agregaría: me querés forzar a tener pesos que deprecia día a día el Central, guardátelos, prefiero los dólares. Y, arriesgándome, también podría decir: me querés matar con impuestos para no darme nada a cambio. No compro.

Y para rematar el tema de Mar del Plata con la buena temporada y las alabanzas al modelo dijo Cristina Fernández: «Para que aprendan los de la Costa que muchas veces se quieren hacer los vivos, pero ahora parece que tomaron contacto con la tierra y bajaron un poco los precios”. ¡¡¡Realmente descomunal!!! Primero video conferencia con funcionario de la Mar del Plata hablando loas al modelo y el éxito de la temporada y luego criticando a comerciantes, hoteleros y demás de la costa por querer cobrar caro y poca gente yendo. Obviamente que el elenco de aplaudidores festejó tanto el “éxito” de la temporada como el reto de CFK por “el fracaso por abusar con los precios”.

Por supuesto, nada dijo la presidente sobre la fenomenal expansión monetaria que viene haciendo el BCRA y la inflación que genera. La culpa siempre tiene que ser de los otros. La suba de precios es solo avaricia, no depreciación de la moneda generada por el BCRA.

En definitiva, terminamos la semana pasada con todo un show de discursos dirigidos a los aplaudidores de rigor, con argumentos inconsistentes, contradictorios y totalmente alejados de la realidad. Lo cual nos lleva a la triste preocupación de saber que no solo estamos metidos en serios problemas económicos, sino que, lo que es más grave: se empecinan en negarlos pintando una realidad de ficción.