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domingo 25 de mayo de 2014

El ejemplo puede ser bueno o malo

El ejemplo puede ser bueno o malo

El “Kirchnerismo” es el  prototipo de una vulgaridad exasperante

Decía Ortega que lo que acarrea la decadencia social es que las clases próceres han degenerado y se han convertido casi íntegramente en masa vulgar.

El vulgo es el conocimiento superficial de las cosas, me animaría a decir que es el opuesto de la cultura.

En toda sociedad hay una relación entre el común de la gente y ciertas minorías y esa relación teje esa trama que nos lleva al bien o al mal.

Dicho de otro modo, la ejemplaridad de las minorías influyentes se refleja en el resto de la sociedad.

El ejemplo puede ser bueno o malo.

En el caso de la Argentina, en general las minorías han dado malos ejemplos y en ese sentido la puntada final la ha dado el “Kirchnerismo” prototipo además de una vulgaridad exasperante.

Creo que “exasperar” es el verbo adecuado ya que toda la “elite K” se especializa en irritar, enfurecer, dar motivo de enojo grande a alguien o a casi “…todas y todos…” diría ampliando la acepción de la RAE.

Esta ejemplaridad “K” ha convertido al fragmento o facción en un todo selectivo ya que solo hay una sola forma legítima de ser, pensar y vivir que es la “exasperación” que se materializa en descalificaciones único argumento intelectual de Kiciloff, en agresiones o insultos como lo hacen  varios funcionarios y voceros del oficialismo o en ese tipo de aseveraciones de tono fundamentalista que impide toda controversia, como ocurrió en esa secreta entrevista entre MACRI y KRISTINA, divulgada con clara intencionalidad descalificatoria por la propia Kristina, en la que se habría desechado una propuesta económica sin siquiera haber tenido el decoro de discutirla.

Eduardo Fidanza escribió en el diario “LA NACIÓN” que “…La fragmentación de las fuerzas políticas, el mal manejo de la economía y una sociedad segmentada, que oscila entre la agresividad, el consumo y la pobreza, acaso puedan explicar este presente, que confunde y desencanta al hombre de la calle.”

Los insultos cruzados entre Duhalde, ex presidente de la nación y Reutemann, senador nacional o limites; personales impuestos por políticos respecto a otros es una muestra cabal de cómo se ha trasmitido a la sociedad la “ejemplaridad K”.

Otra muestra es el comportamiento de nuestras “minorías” que navegan entre la obsecuencia y el mendrugo confiando que lo peor es mejor que nada que nos hace acordar a las “patéticas miserabilidades” de las que habló Hipólito Yrigoyen invocando una supuesta nobleza de intenciones para “salvar lo que se pueda” expresión sinónimo de aquella otra “…por algo será…” con la que se justifica la legitimidad del peor obrar en nombre de cualquier sofisma elevado a la categoría de “verdad absoluta”.

Como vemos la sociedad solo conoce un tipo de “liderazgo” asociado con la mezquindad, con la carencia o falta de la nobleza de ideales por eso volviendo a la fase de Malraux quizás el “kirchnerismo” es lo que mejor nos refleja porque ha sabido explotar lo peor de cada uno de los que somos llamados “…todas y todos…” o 40  millones de argentinos cuando debemos soportar la cadena oficial, preferiría que dijeran 39.999.999 y me excluyeran de esa cursi generalidad “K”.

La sociedad necesita otro tipo de liderazgo que tenga que ver con la “autoridad”, como símbolo de sabiduría, certeza y buena ejemplaridad.

La dirigencia que necesitamos debe ser “convocante” para lo difícil, para superar los más duros obstáculos y para desarrollar las virtudes de todo ser humano.

En este reino de miserias en el que está sumergida la Argentina poco sentido tiene hablar de la falta de seguridad, del trabajo en negro, de la marginalidad, de la inflación o del dólar “blue”, porque esa es nuestra realidad, estos son nuestros usos, la coima o dádiva, la “transa”, la prebenda cuya acepción coloquial la define como “oficio, empleo o ministerio lucrativo y poco trabajoso” o el énfasis puesto en afirmaciones altisonantes para hacernos creer que se respetan algunos valores.

“Todas y todos” somos poco trabajosos, a Menem le bastó con el “dame dos” para no solo ganar elecciones sino también ser elevado a la categoría de prócer por los propios “Él y ella”, con la misma facilidad que luego fue denostado y posteriormente requerirle sus favores como senador.

A los “K” les sobró con el “voto cuota” llegando a confundir “consumismo” con productividad o la crisis energética con crecimiento desmesurado a tasas chinas.

Ahora deben cubrir su retirada sembrando la administración pública y el Poder Judicial con “soldados” que le cubran su retirada y todos guardan prudente silencio como con las “efectividades conducentes·” de Kiciloff que confirmó 7500 esbirros o los conjueces que en algún momento suplantarán a los jueces de verdad…

En fin muchos de “…todas y todos…” creemos que en 2015 todo cambiará, pero como siempre dentro del facilismo y la magia populista, hasta ahora nadie se interesa en proponer un liderazgo diferente, mejor dicho cabria preguntarse ¿Realmente queremos un genuino liderazgo…?

Porque el liderazgo verdadero es aquel que es capaz de convocar a lo mejor de cada uno de nosotros para que algo cambie para que cambien todo, o bien para generar nuevos usos…

¿Quedará gente que SEPA MANDAR?