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sábado 14 de diciembre de 2013

El orden: «para Cristina que lo mira por TV»

El orden: «para Cristina que lo mira por TV»

Lea a Benedetto Croce y descubrirá sus advertencias sobre el “corsi e ricorsi” de los hechos históricos

Sostenía Aristóteles que el orden es una forma de “medida”, y ésta constituye límites sobre el que se construye para el bien común.

Dicha “forma”, por consecuencia, supone la relación equilibrada de unas partes con otras, así como ocurre con el primer orden que aparece en el universo, constituido por el movimiento armónico de los astros en el cielo.

Para que exista orden es necesario ejercitar una dinámica de PREVENCIÓN GENERAL POSITIVA, que es la que afirma la confianza del individuo en un sistema equitativo que genera castigos para quienes infringen el “deber ser”.

¿Entendió señora Presidente? ¿O necesita mayores aclaraciones para su mente, que parece no “ver” en estos tiempos más allá de candombes y carteras Ferragamo?

En el pensamiento griego clásico (perdone Ud. que no usemos como referencia a los egipcios con quienes cursó su carrera de arquitecta en algún pasado remoto, según nos ha dicho), el orden NO DEPENDÍA DEL AZAR, sino de una ley natural que evidenciaba su existencia conforme a una “razón de ser”.

Para explicárselo mejor señora Presidente, esa razón de ser es la que obliga a que aprobemos entre todos los habitantes de una comunidad la existencia de un incremento constante de la “utilidad del bienestar público”, como sostenía Hume.

Ese bienestar público que proviene de recrear en la sociedad un sentimiento espontáneo de acciones que consideramos tienen “valor moral”, desarrollando principios comunes que sustenten el verdadero “orden del ser” en sí mismo.

En una palabra señora –y por dar un ejemplo trivial-, ese orden que Ud. necesita en alguna medida hasta para que su equipo de gobierno le organice los micrófonos frente al atril donde nos fatiga con sus monsergas que nos llevan desde los jardines de Alejandría hasta “su lugar en el mundo”, sin solución de continuidad.

¿Le resulta claro?

Orden es lo que se opone al caos. Ese caos que Ud. ha debido presenciar -como nosotros-, en Córdoba, Tucumán, Salta, Chaco y otras provincias, donde algunos servidores “del orden” (perdón por la redundancia), se rebelaron contra la manifiesta injusticia que significa pretender que nos protejan (a Ud. también señora), cobrando mensualmente un salario de hambre, mientras SU gobierno da muestras diarias de dispendio sin límites.

El orden siempre se sostiene sobre la coerción o amenaza de sanción para quien infrinja una ley.

Esa amenaza, fue totalmente diluida durante su gobierno y el de su marido, que pretendió imponer la idea de que la “prevención activa” que ello supone, activaría una presunta “injusticia social” para quienes fuesen eventualmente sancionados, afectando severamente unos derechos humanos que Uds. decidieron “clasificar” de acuerdo a extraños standards de arbitrariedad.

Hoy, señora, los desposeídos que Ud. dijo “proteger”, se han dado cuenta que la inflación provocada por su gobierno es mucho peor para ellos que las eventuales “reivindicaciones” que les fueran ofrecidas engañosamente mientras había “con qué”.

Su gobierno, plagado de impericias y giros retóricos, ha querido tapar el cielo con un harnero y ahora pareciera que “vienen por Uds.”, por lo que sería conveniente que reaccionaran -aunque fuera a destiempo-, abriéndose a quienes saben cómo hacer las cosas, ANTES QUE SEA DEMASIADO TARDE.

Deje Ud. que los imberbes deLa Cámporasigan practicando cómo resolver algún juego-ciencia que los pudiera introducir algún día en el mundo real (si llegara el caso). Abandone su pasión por el séquito de esa “juventud maravillosa”, no sea que le ocurra lo mismo que al General Perón cuando debió echarlos dela Plazade Mayo porque proponían algo así como una “revolución permanente” que amenazaba con “llevárselo puesto” a él mismo.

¿Sabe Ud. de qué se trata esto? Pues de aquellas ideologías que desde el nacimiento hasta su muerte son solo UN LUGAR DE TRÁNSITO, sin que jamás lleguen a ninguna parte.

Esa misma “ninguna parte” que hace algunos años forzó a algunos engañados más lúcidos a tomar pico y pala para demolerla Cortinade Hierro en Europa dándose cuenta que el régimen soviético los había engañado durante más de cuarenta años asegurándoles un bienestar que nunca llegó.

Y ni se le ocurra decirnos que “eran otros tiempos”. Lea a Benedetto Croce y descubrirá sus advertencias sobre el “corsi e ricorsi” de los hechos históricos.

Todo vuelve, señora. No lo olvide nunca.