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lunes 19 de abril de 2010

El regreso al mundo

Para lograr que la Argentina se reinserte en la economía mundial no alcanza con un canje de deuda: son precisas, además, otras señales políticas.

Presentado el canje de deuda por el ministro de economía resta esperar los niveles de aceptación que la oferta tendrá con los bonistas para saber qué porcentaje del saldo de deuda en default es finalmente renegociada y vuelta a los canales normales de la relación con el mundo, con nuevos papeles que cambien los viejos, caídos en cesación de pagos en 2002.

Allí había más de 20000 millones de dólares que no habían entrado en el canje de 2005 y que por lo tanto seguían colocando al país, técnicamente, en condición de deudor fallido.

El simple hecho de dar una señal en el sentido de que la Argentina paga sus deudas es de por si positivo. Más allá de las argucias financieras que hayan motivado el nacimiento del canje del lado de los bancos y del lado del gobierno, lo cierto es que la regularización de las cuentas exteriores del país es un dato bueno.

La presidente Cristina Fernández ha dicho que si la Argentina sale del default podrá considerarse que ha hecho algo por el país, en el sentido de hacerlo volver al mundo. Está claro que esa también es una expresión positiva, si fuera sincera. Hasta ahora, sin embargo, el gobierno de los Kirchner ha mostrado una marcada introspección y un ensimismamiento notable respecto de la relación del país con el exterior y, al contrario de lo que parecen ser hoy las expresiones de la presidente, se ha aislado de un modo formidable de lo que sucede afuera de sus fronteras.

La Argentina se ha convertido en un país díscolo para las definiciones clásicas del mundo desarrollado y se ha empecinado por sobreactuar un papel transgresor, al asociarse con otros estados que causan urticaria. Su empecinamiento con Chávez es particularmente llamativo en este sentido.

Arreglar unas cuantas cuentas pendientes no conlleva necesariamente la contrapartida que la presidente celebra, esto es, “volver al mundo”. Los acreedores que daban por perdida su inversión pueden manifestar cierto acuerdo a recuperar parte de sus activos, pero si no se hacen otras cosas, eso no significará un regreso al mundo automático.

El país debe modificar muchos modelos de conducta por los que se ha caracterizado en el pasado inmediato para que su intención de volver sea tomada en serio. Por empezar deberá decidir si de ahora en más respetará la ley o si continuará por la senda de las “sorpresas”, produciendo cambios abruptos, no respetando los contratos, sorprendiendo con comportamientos populistas y agresivos hacia el mundo de la inversión, mintiendo en las estadísticas públicas, calificando de mala manera las convicciones y los modelos que el mundo civilizado adopta y por los cuales se maneja desde hace décadas…

Si todas estas posturas continúan, los acreedores podrán recibir con beneplácito que se les pague al menos parte de lo que se le debe, pero eso no hará que quieran mantener una nueva relación con nosotros de aquí en más. Para que eso se dé, no solo hay que arreglar lo que dejamos de pagar en el pasado, sino también dar una fuerte señal en el sentido de que la Argentina no es un país “veleta” que un dia dice una cosa y otro hace otra, sino que se trata de una nación confiable, con la cual se puede disentir o acordar, pero en la que nunca se pretenderá convertir lo que está mal en algo que está bien y lo que está bien en algo que está mal.

Esa es la señal que hacia fuera deberá dar el gobierno de Cristina para que se lo recuerde por “haber hecho algo por el país”, como dijo la presidente. Deberá hacer cosas en el mismo sentido hacia adentro también, pero eso daría motivo a otro comentario.

Por ahora, centrémonos en lo que debe hacerse como señales hacia el exterior. Volver al mundo, para usar las mismas palabras que la Presidenta, requiere algo más que poner en orden los bolsillos. ¿Podría un estafador consuetudinario volver a frecuentar su club de siempre por el simple hecho de devolverles parte de lo que les robó a sus antiguos amigos? ¿O estos le pedirán algunas muestras más en el sentido de haber abandonado su pasión por la delincuencia?

Pagar es una condición necesaria aunque no suficiente para volver al mundo. Refundar la credibilidad en la palabra del país y en las convicciones que lo unen a la libertad y a la defensa del gobierno de la ley por encima del que depende de la voluntad de un hombre, hará por ese regreso –que tanto le preocupa a la señora de Kirchner– mucho más que el cambio de unos bonos por otros. © www.economiaparatodos.com.ar

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