Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

jueves 15 de febrero de 2007

Energía nuclear y pedidos a los dioses

Mientras Irán y otros países árabes avanzan rápidamente en el desarrollo de programas de energía nuclear que podrían, en realidad, esconder otras intenciones menos pacíficas, el presidente de Bolivia, Evo Morales, espera que el dios de la abundancia aymara le cumpla sus deseos.

1. La peligrosa sombra de armamentismo que proyecta Irán, se extiende

El avance –aparentemente imparable– del programa nuclear iraní y el fortalecimiento de su posición geopolítica regional, fruto de la invasión norteamericana a Irak que depuso al régimen tiránico de Saaddam Hussein a costa de alterar significativamente el balance de poder regional en favor de los shiítas, tienen sus consecuencias, en el plano de la proliferación. Las que no eran ciertamente imprevisibles.

Los líderes de los países árabes de la zona del Golfo están considerando un programa para desarrollar, en común, energía nuclear con fines pacíficos. Toda una notoria ironía, desde que los participantes del mismo son obviamente algunos de los países exportadores de petróleo crudo más importantes del mundo, razón por la cual sus “urgencias energéticas” lucen relativas, por decirlo de alguna manera.

Sin embargo, así lo decidió el “Consejo de Cooperación del Golfo” en Bahrein en diciembre del año pasado. El nuevo programa reunirá los esfuerzos científicos de Arabia Saudita, Kuwait, Bahrein, Omán, los Emiratos Árabes Unidos y Qatar.

Como justificativo se mencionó (como es frecuente) que Israel está ya universalmente considerada como una potencia nuclear regional, aunque lo cierto es que ese país nunca confirmó –directamente– que ello es efectivamente así.

La realidad es que la gran preocupación pareciera ser la de Irán, presumiblemente la principal causa directa real de esta nueva iniciativa que, pese a ser una reacción, no deja de tener –ella también– un lamentable perfil proliferador.

También Egipto ha expresado interés en desarrollar ahora su programa nuclear, en lo que comienza a aparecer como una típica carrera armamentista más o menos disfrazada de actividad civil pacífica.

Con la guerra sectaria entre sunnitas y shiítas, de un nivel de violencia e irracionalidad pocas veces visto, las circunstancias apuntadas generan una preocupación que excede a la región y tiene que ver con el fracaso, cada vez más evidente, de los esfuerzos de la comunidad internacional por contener la proliferación de armas de destrucción masiva.

Lo grave de todo esto es que cada vez hay más señales que sugieren que Irán es el problema más serio, en materia de paz y seguridad, que tiene la comunidad internacional. Lo que obliga a seguirlo de cerca, porque la posibilidad de un conflicto grave es cada vez más grande.

2. Evo y los dioses

Hay un buen número de países en los que las autoridades informan periódicamente a sus ciudadanos sobre el estado de la nación a través de sus Parlamentos. Hay otros en los que esto se hace, en cambio, a través de los medios de comunicación masiva, aunque no sin alguna mínima liturgia política, destinada a conferir alguna seriedad al mensaje. Los hay también –no muchos, sin embargo– en los que las autoridades prefieren elegir un camino indirecto: el del diálogo con extrañas criaturas –para algunos simbólicas, para otros una suerte de dioses de la fortuna– a las que confían la situación general del país. Uno de estos últimos es la nueva Bolivia, cuyo timón está en manos de Evo Morales.

En efecto, allí el primer mandatario local aprovecha el llamado día de “Alasitas” (que quiere decir “comprame”, en idioma aymara), que se celebra en enero en medio de una fiesta tradicional conocida como la de las miniaturas y las esperanzas. El rey de esa fiesta es el “Dios de la Abundancia”, al que los bolivianos denominan “Ekeko”. A este personaje es a quien los bolivianos le piden satisfacción para sus deseos más íntimos.

Allí llegó Evo Morales, como tantos, para anunciar, en pleno predio ferial, que no solamente venía a peticionar por sí mismo, sino que lo haría también por cuenta y orden de su compañero, el vicepresidente Álvaro García Linera. García Linera, el cerebro pensante de cuanta revancha pueda concebirse contra los enemigos políticos y es, de hecho, el intelectual que define los rumbos de la actual administración boliviana.

Quizás por todo esto, Morales manifestó públicamente que venía a pedirle al “Ekeko” una compañera para su coequiper. Ocurre que García Linera está divorciado e intentando “pescar”, sin mayor éxito. Quizás el pequeño dios aymara de la abundancia le facilite ahora su tarea.

Morales aprovechó para pedirle otros favores al “Ekeko”, a saber: (i) que la Asamblea Constituyente apruebe una nueva Carta Magna para Bolivia, plagada de las extrañas concepciones que seguramente anidarán en ella; (ii) que a Bolivia le pueda seguir “sobrando platita”, de modo de continuar en la abundancia. No es un chiste, fue así.

Curiosamente, hace algunos años, en la misma feria, Evo Morales había comprado una sillita, a la que entonces consideró como símbolo del sillón presidencial que pretendía y en el que hoy está sentado, después de haber ganado las elecciones de diciembre de 2005. Con este antecedente, su pedido de “platita” a lo mejor se concreta. “Ekeko” mediante, por supuesto. © www.economiaparatodos.com.ar

Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

\"\"
Se autoriza la reproducción y difusión de todos los artículos siempre y cuando se cite la fuente de los mismos: Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar)