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jueves 21 de mayo de 2009

Ensalada mixta con aderezo bolivariano

Un repaso de la actualidad en materia de política internacional en Argentina, Brasil, Bolivia y las tierras de Hugo Chávez.

Sorpresas en la Argentina

Para quienes venimos sosteniendo que detrás del aparente “extravío” de la política exterior argentina durante la era de los Kirchner hay “segundas intenciones”, en las últimas semanas se han acumulado hechos que -por contundentes- nos dan la razón.

Escondidos detrás de un biombo que pretendía trasmitir una actitud “aislacionista”, los Kirchner impulsaron una política exterior “bolivariana” que ahora empieza a aparecer mostrando una “doble personalidad” que no engañó ni a propios, ni a ajenos.

Siempre sostuvimos que en la política exterior de los Kirchner había complicidad disimulada con la izquierda radical de nuestra región. Esto es con Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa, para ser explícito. Efectivamente fue así.

La primera revelación de la verdad estuvo a cargo del bravucón oficial: Luis D’Elía, cuando se refirió a la participación personal que le cupo en la “preparación” de la desastrosa “IV Cumbre de las Américas” realizada en Mar del Plata entre el 4 y el 5 de noviembre de 2005. Luis D’Elía reveló que, enviado por Néstor Kirchner, estuvo en La Habana donde con Fidel Castro programó los distintos “eventos” que luego ocurrieron en Mar del Plata. La revelación tuvo que ver con presión de Luis D’Elía a Néstor Kirchner cuando el primero pugnaba por integrar las listas de diputados del oficialismo, esfuerzo que tuvo éxito desde que su mujer resultó candidata del Frente para la Victoria, o sea del Kirchnerismo.

Parece mentira que los argentinos no supiéramos con transparencia, cuál era la verdad detrás de los insultos, agravios a visitantes oficiales y disturbios generados -con el aval oficial- en el transcurso de la mencionada “Cumbre de las Américas”.

Todo -resulta ahora- fue simultánea y prolijamente planeado en Buenos Aires, Caracas y La Habana por responsables cuyo denominador común es ideológico.

Después de esas revelaciones, los hechos continuaron sucediéndose, desnudando la verdad. Dos actores centrales, al pronunciarse, confirmaron las manifestaciones de Luis D’Elía.

El primero de ellos fue el subsecretario de Asuntos Hemisféricos del gobierno de los Estados Unidos, Tom Shannon. En una conferencia del Consejo de las Américas (el 39° Foro) el funcionario reveló que a partir de lo sucedido en la Cumbre de Mar del Plata, surgieron “serias dudas” sobre el futuro del “diálogo integrador” con nuestra región. Las mismas generaron confusión respecto de si América Latina estaba, o no, preparada para avanzar en la agenda de integración y globalización. Es obvio que esas dudas impactaron adversamente en la relación bilateral de la Argentina con los Estados Unidos. Más allá de las constantes “manifestaciones oficiales” argentinas en el sentido que la relación bilateral era óptima, la verdad es que estaba preñada de desconfianza, por razones comprensibles.

Las segundas revelaciones fueron hechas por nuestra propia Presidente, Cristina Fernández de Kirchner. Ella se refirió -arrogante- en Trinidad Tobago, ante Barack Obama (a quien le había pedido, sin éxito, una reunión privada) a los hechos lamentables de Mar del Plata como habiendo generado “un momento de inflexión” histórica en la relación de América Latina con los Estados Unidos.

Para la Presidente argentina, “en aquella Cumbre le dijimos no al ALCA. Pero hubo más que eso. Aquella reunión de Mar del Plata simbolizó -dijo- el nacimiento de una nueva forma de razonamiento de nuestras naciones”. “En Mar del Plata nos plantamos en nuestras ideas y experiencias y dimos una respuesta a lo que durante muchas décadas fue una relación traumática”, agregó. En rigor, el “no” fue a la apertura económica. El “sí” -en cambio- al aislamiento, a la postergación, al atraso.

Lo que no dijo Cristina Fernández de Kirchner es que la Argentina, como anfitrión, había coordinado con Fidel Castro, Luis D’Elía, Hugo Chávez y Diego Maradona, las protestas y desmanes que ensombrecieron la imagen del país desde la conferencia de Mar del Plata hasta hoy.

Es obvio que la Argentina, desde hace rato, tiene intimidad con los “bolivarianos”, esto es con el marxismo regional. Y opera cual acólito.

No olvidemos que Evo Morales acaba de proclamarse “marxista-leninista”, pretendiendo sacarse una “careta” que nunca disimuló su realidad. La proclama, por lo demás, procura ayudar a Insulza quien, desde la Secretaría General de la OEA, se esfuerza por reingresar a Cuba a la organización regional. El argumento es simple: en 1962 Cuba fue expulsada por “marxista-leninista” y esa razón ha perdido significación desde que hoy hay, dentro de la OEA, Estados Miembros cuyas administraciones nacionales profesan públicamente su pertenencia al “marxismo-leninismo”. Mientras tanto, Fidel Castro se hace el disimulado y dice no tener “el menor interés” en regresar a la OEA.

Al mismo tiempo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos acaba de condenar a Cuba y Venezuela por sus permanentes y sistemáticas violaciones a los derechos humanos de sus ciudadanos. Como toda respuesta, Hugo Chávez y Fidel Castro se refirieron a los informes regionales calificándolos de “basura”.

Nuestra política exterior no era -ni es- incolora. Oculto, el color real de la misma ha sido con frecuencia el de los “bolivarianos”: el que predomina en su liturgia y hasta en su vestimenta, el que predomina en su liturgia y hasta en su vestimenta, el rojo.

En Brasil, el ex terrorista Cesare Battisti dice “tener miedo”

El 19 de mayo pasado, Italia tuvo su “Día de la Memoria”. A diferencia de lo que ocurre entre nosotros, los italianos recordaron ese día -con el recogimiento del caso- a las casi 400 víctimas inocentes de los terroristas “setentistas”. Sus nombres fueron publicados, a página entera, en los diarios del día, sin que nadie pretendiera lucrar políticamente con ello.

En Italia las víctimas del terrorismo tienen derecho a la justicia, a la verdad y desde la sanción de la ley 466, del 13 de agosto de 1980, a ser indemnizados por el Estado. A nadie se le ocurrió que, desde el poder los fiscales actuantes pudieran haber recibido instrucciones de no activar las causas penales, como en la Argentina. Por el contrario, Italia no solo las activó, sino que presiona abiertamente por obtener la extradición de los terroristas que se fugaron al exterior de los países en los que circunstancialmente se encuentran.

Con suerte variada, desde que hay casos de vergüenza, como la denegatoria francesa de entregar a Marina Petrella por presuntas razones humanitarias, por las que influenciara personalmente la italiana Carla Bruni, ahora esposa del Presidente de Francia, cuya hermana, que vive en Italia, tiene abierta simpatía por las ideas “políticas” de la Petrella.

Uno de los pedidos pendientes de extradición tiene que ver con Cesare Battisti, un ex terrorista italiano que alguna vez fuera el líder de un grupo violento auto-denominado “Proletarios Armados para el Comunismo”, designación que ciertamente no predica la paz, ni el entendimiento entre hermanos. Sólo la violencia. Sus integrantes han sido responsables de diversos asesinatos en Italia.

Battisti, apresado, juzgado y condenado por algunos de ellos, se fugó primero de la cárcel en la que estaba y escapó luego a Francia y posteriormente al Brasil.

El gobierno de “Lula” sorpresivamente (tratándose de un país que aspira abiertamente, como objetivo nacional, a poder alguna vez sentarse en un asiento permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y debiera, por ello, extraditara Battisti, dando el ejemplo de cómo tratar a los terroristas de conformidad con las normas explícitas emanadas de esa institución) denegó el pedido italiano de extradición, razón por la cual Italia llevó la cuestión al Supremo Tribunal Federal del país que debe, en definitiva, zanjar el tema.

Se espera que la sentencia del más alto tribunal del Brasil sea dictada antes de fin del mes de mayo en curso. Mientras tanto, Battisti corta clavos en la prisión de Papuda, cercana a Brasilia. Desde allí organiza su defensa. Sus aliados (entre los que incluye nada menos que al ex dirigente comunista Tarso Genro, actual Ministro de Justicia y responsable administrativo de haber dictado la resolución denegatoria de la extradición alegando insólitamente que el sistema judicial italiano no garantiza el “debido proceso legal” a Battisti y la candidata presidencial de “Lula”, Dilma Russeff, que fuera -ella misma- alguna vez guerrillera en su propio país, por lo que en su momento fuera encarcelada durante tres años, activan una jornada parlamentaria en su defensa, para así tratar de influenciar a los jueces. Ocurre que la Rousseff fue miembro de la “Vanguardia Armada Brasileña”, movimiento violento que fuera responsable de algunos secuestros en la década de los 70.

Desde Italia el Canciller, Franco Frattini dijo “Italia no acepta señales de indulgencia o de amnistía en el caso particular de Battisti”, a lo que el diputado Giampiero D’Alia agregó: “Si el Brasil no restituye a Battisti a Italia no habrá otra solución que interrumpir todo tipo de relación entre los dos Estados”. Más claro, el agua.

¿Qué dice Battisti, mientras espera el veredicto judicial? Increíblemente, que la mera posibilidad de ser poder ser finalmente extraditado a Italia, para cumplir el resto de la condena que pesa sobre sus hombros “le da miedo” y que, en ese caso, “prefiere suicidarse”. Vaya coraje.

Cuando de su libertad se trata esa es su preferencia, cuando de la responsabilidad por asesinar a víctimas civiles inocentes otra era obviamente su actitud. En nuestro campo dirían, seguramente: “Tarde piaste, Battisti”.

Bolivia: un “estado plurinacional”

Bolivia es, hasta 2010, uno de los 47 miembros del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En la página web de ese organismo se describe concretamente al país como un “estado plurinacional”. Esto es, por lo demás, lo que en líneas generales surge del insólito y caótico texto la nueva Constitución del país, a la que, desde las columnas de La Nación acaba de referirse el colorido Carlos Escudé como un auténtico (y preocupante) “Viva la Pepa”. Tiene razón. Es así. Y, como veremos a continuación, lo cierto es que desgraciadamente cada vez hay más episodios concretos que lamentar, que así lo acreditan.

El más reciente, que describiremos, es realmente de terror. Le puede pasar a cualquiera. Incluyendo a los visitantes. Este es el caso de un indígena del Beni: Marcial Fabriciano, que acaba de ser flagelado impune y salvajemente.

Esto es lo que pasa cuando ex profeso se atrasan (varios siglos) las agujas del reloj y todos los calendarios. Inevitablemente. Vamos a ver más de estas cosas, presumiblemente. Con todo lo que significan como desprecio a la dignidad humana.

Fabriciano es un hombre mayor, ex dirigente indígena de la llamada Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB). Fue azotado por personeros de la llamada “justicia comunitaria”, que es, según queda visto, inhumana, atávica y salvaje. Como consecuencia de la agresión sufrida, fue trasladado de urgencia para ser atendido primero a la clínica de Trinidad y de allí a la de Sucre, en muy mal estado.

El 6 de mayo pasado pobladores indígenas de la reserva forestal Isidoro Sécure (en el Beni) que militan en el partido de gobierno (el MAS) decidieron “retener” (eufemismo utilizado para referirse al crimen conocido como “secuestro”) a Fabriciano para aplicarle una “sanción” presuntamente aplicada -meses antes- por una asamblea (“ampliado”) campesina, por “traición” a su raza.

El castigo aplicado fue de una “arroba” (50) de inhumanos azotes o latigazos en la espalda. La víctima estaba en el lugar de visita como funcionario público, representando al Prefecto del Departamento. Ese fue su error. Carísimo.

Consumado que fuera el horroroso atropello, el nuevo presidente de la CIDOB (del MAS), un tal Adolfo Chávez, quien primero había aplaudido el hecho, reconoció luego que la dura flagelación realmente fue “un exceso”.

Fabriciano fue azotado por una turba, con saña sin par, hasta que quedó tendido en el suelo, en la más profunda inconsciencia.

Pero Chávez “no pudo con su genio” y acotó (tratando de excusar a los partícipes del delito) que la “traición” de Fabriciano tiene que ver con pensar distinto. Porque ella, dijo, se remonta a una década, cuando Fabriciano cometiera el “error” imperdonable de trabajar para el gobierno de Jorge (“Tuto”) Quiroga, entre el 2001 y el 2002, del cual fuera Viceministro de Asuntos Campesinos.

Pese a lo cual, según Chávez, la aplicación del “chicotazo” (pena aprobada por la justicia comunitaria) fue exagerada. La intolerancia llevada a su máxima expresión, con mente criminal por cierto.

El presidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, Jorge Sueiro, condenó el episodio; también el representante del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Dennis Racicot; y la Iglesia Católica, así como la Human Rights Foundation.

Hasta la belicosa Ministra de Justicia, Celima Torrico, aseguró a los medios que la justicia comunitaria nada tenía que ver con el episodio, recordando que la Constitución garantiza la “integridad física” de las personas. “Tarde piaste”, Celima. De horror, por cierto.

Como si el castigo inhumano propinado a Fabriciano fuera poco, los indígenas decidieron (motu propio) “desterrar a Fabriciano. En paralelo, la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano emplazó (también motu propio) a la justicia ordinaria a abstenerse de investigar el hecho. Increíble, pero ésta es la realidad boliviana en la “era” de Evo Morales. Una que ha detenido primero y retrasado después la marcha de la civilización.

Hugo Chávez va por todo

La radicalización de Venezuela todo es un hecho. Chávez “nacionaliza” (se apodera) de todo lo que se mueve. Sin pausa. Con prisa.

Sus “legisladores” lo acompañan cual sellos de goma. Ahora se disponen a eliminar el derecho de propiedad, lo que a esta altura de las cosas ya no es sorprendente. Para ello empujan un proyecto de ley sobre la “Propiedad Social”.

Según el mismo, la propiedad privada solo será reconocida sobre los bienes de uso, consumo, goce y disposición y medios de producción “legítimamente adquiridos”.

Además, si los bienes no son “utilizados”, pasarán a manos del Estado, único árbitro de la situación. Sin revisión judicial.

De este modo el caribeño reedita lo que –en materia de propiedad– integraba la propuesta de reforma constitucional rechazada por la gente en el referendo de 2007. Lo que piensa su pueblo, en rigor le importa un pito. Así es Chávez. © www.economiaparatodos.com.ar

Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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