Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image

EPT | March 28, 2024

Scroll to top

Top

domingo 6 de julio de 2014

Fin de ciclo: ¿qué le conviene al país y a la gente?

Fin de ciclo: ¿qué le conviene al país y a la gente?

No veo ninguna razón por la cual un gobierno inepto no pueda terminar antes su mandato

Quienes por cuestiones electorales o, a mi entender, falsa corrección  política, dicen que el gobierno de CFK tiene que terminar su mandato en diciembre de 2015, parecen preferir que la gente siga sufriendo un creciente deterioro de su nivel de vida por una cuestión de fechas  y no de fondo.

No veo ninguna razón por la cual un gobierno inepto no pueda terminar antes su mandato, es decir, no veo ningún motivo por el cual el kirchnerismo tenga que llegar hasta el final de su gestión aún a costas de más sufrimiento de la población y mayor sufrimiento posterior al 2015 por la herencia que van a dejar. Los plazos constitucionales no son intocables, pueden modificarse por diferentes razones que están previstos en la Constitución Nacional, el juicio político, por diferentes razones, es una causal para acortar el mandato presidencial. De manera que hacer una cuestión de dogma de fe las fechas no se atiene ni a la Constitución ni a la realidad, y mucho menos para un gobierno que ha utilizado el monopolio de la fuerza para perseguir a quienes piensan diferente, destruir la riqueza de millones de personas, avasallar las instituciones, ser sospechado de los casos de corrupción más escandalosos de los que se tenga memoria y aplicar una política económica de sistemática destrucción de amplios sectores de la clase media y empobrecimiento de los sectores más humildes. Es casi delirante pedir piedad para un gobierno que no ha tenido la más mínima piedad con su población, usando a los pobres para hacerles vivir una fiesta artificial de consumo, castigando a los sectores productivos al punto de esquilmarlos impositivamente hasta casi transformarnos en esclavos de los funcionarios de turnos que se apropian del fruto de nuestro trabajo para financiar el populismo. El Estado no has ha transformado en máquinas de generar rentas para sus políticas populistas, violando los derechos humanos al convertirnos en cuasi esclavos que trabajamos para mantener al “amo” y sus políticas populistas en nombre de la “solidaridad social”. Creo no equivocarme si afirmo que aquí hubo un plan sistemático de explotación de seres humanos por parte de quienes detentaron el poder con el objeto de sostenerse en el poder esquilmando impositivamente a la población productiva. En vez de confiscar las propiedades como en los sistemas comunistas, se confiscaron los ingresos de la gente. Nos dejaron los campos, las fábricas, las empresas, los consultorios profesionales y se apropiaron del fruto de nuestro trabajo. Si esto no es esclavitud, le pega en el poste.

A pesar de esta brutal explotación de la población por parte del gobierno kirchnerista, todavía hay dirigentes políticos y analistas que quieren jugar a hacerse los políticamente correctos y afirman que el kirchnerismo tiene que seguir explotando a la gente hasta el final de su mandato. Como si someter a la población a esta impiadosa explotación fuese un principio democrático y republicano.

Pareciera ser que la oposición todavía no es consciente de que cuanto más dure el kirchnerismo en el poder más dura va a ser la herencia que va a recibir e inmanejable el gobierno. Solo pensar en el gran sobredimensionamiento del gasto público que ha generado el kirchnerismo, el lío que hay con las tarifas de los servicios públicos, la legión de gente que el kirchnerismo ha acostumbrado a vivir sin trabajar otorgándoles todo tipo de planes “sociales”, la destrucción patrimonial del BCRA y de la infraestructura de país, son solo algunos de los puntos a considerar al momento de pensar la herencia que le tocará al próximo gobierno.

Hoy al gobierno le cuesta cada vez más esfuerzo sostener su política populista porque se le acabaron los recursos. Lo que está haciendo es estirar la mecha de la bomba para que le explote todo al próximo gobierno. Mientras tanto la oposición no quiere hacerse cargo del lío actual y espera que la bomba le explote al gobierno. Si argumentar que el kirchnerismo tiene que terminar su mandato a fines del 2015 es solo un discurso para que en el transcurso la bomba le explote al gobierno, se entiende la posición. Ahora, si lo hacen por una cuestión de falsa formalidad de fechas, es un tremendo disparate. ¿Qué es lo que más le conviene al país y a su gente? Que sea el propio kirchnerismo el que tenga que hacerse cargo del estallido de todas las variables que han distorsionado. Y digo que es lo que más le conviene al país porque sería perjudicial para el futuro de la democracia republicana que este populismo y autoritarismo evite hacerse cargo de tanto destrozo. Puesto en otras palabras, lo que más le conviene al futuro de la democracia republicana argentina es que sea el kirchnerismo el que tenga que pagar el costo de tanto destrozo económico e institucional. Si ese costo político se lleva puesto al gobierno por el descontento popular y estallido social, que el kirchnerismo se haga cargo y ponga la cara frente a la gente por todo el daño que en forma deliberada le ha hecho a la población argentina y al país.

En definitiva, no encuentro ninguna razón por la cual la oposición tiene que salvar a un gobierno que ha hecho y hace de su forma de actuar tabla rasa de las instituciones democráticas y republicanas, al tiempo que destruye la economía en forma deliberada para estirar sus tiempos en el poder. Nada le importa al kirchnerismo sobre cómo termine el país cuando ellos lo entreguen al próximo gobierno, solo les interesa llegar al 2015 sin que explote todo antes para poder irse como los héroes del relato.

Y así estamos, entre un gobierno autocrático que intenta estirar la mecha de la bomba para legar al 2015 y una oposición que, si el kirchnerismo se sale con las suyas, se va a encontrar con una de las peores herencias económicas, sociales e institucionales de toda la historia argentina.

Más perversidad imposible de imaginar.