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jueves 22 de septiembre de 2005

Gustavo Lázzari: “Hoy las PyMEs se están muriendo en los juzgados laborales”

Todos los gobiernos dicen querer apoyar a la PyMEs. Sin embargo, en la práctica, esto no sucede. Gustavo Lázzari, economista, director de Políticas Públicas de la Fundación Atlas 1853 y empresario, cuenta en esta entrevista cuáles son algunos de los problemas a los que se enfrentan diariamente empresas pequeñas y medianas como la que él administra.

– El Gobierno dice querer ayudar a las PyMEs. ¿Es bueno que las ayude o lo que necesitan es que mejor las deje tranquilas y no les ponga más la mano encima?

– En realidad, siempre que el Gobierno intenta ayudar a las PyMEs da la sensación de que les pone una suerte de salvavidas de plomo. Cuando asumió Duhalde, lo primero que dijo es que cambiaba el modelo productivo y que iba a apoyar a las PyMEs. Pero eso no fue así.

– ¿Cuáles son los problemas que tienen las PyMEs hoy?

– Cuando uno va a la realidad, a lo que realmente sucede, se encuentra, por ejemplo, con que las pequeñas y medianas empresas del sector alimentario todos los días se enfrentan con algo así como 2.200 aduanas interiores, que son las tasas de abasto que cobran los municipios.

– ¿Cómo es eso de las aduanas internas?

– En Capital Federal o en cualquier otro partido del Gran Buenos Aires hay que ir a la oficina sanitaria, pagar la tasa de abasto, que en algunos casos puede parecer poco pero -en general, en términos porcentuales- es bastante alta y, además, genera un problema logístico.
Para que tenga una idea, transportar un alimento desde Madrid a Alemania requiere de muchos menos trámites que trasladar ese mismo alimento desde la ciudad de Buenos Airea a La Matanza. A mí me cuesta más cruzar la General Paz que a un empresario madrileño ir hasta Alemania, Francia o cualquier otro país de la Comunidad Europea. Con el agravante de que estas cosas generan también cuestiones de seguridad muy complicadas.
Por ejemplo, hoy en el gremio en las industrias se habla de lo que es la “salidera de abasto”, como en lo cotidiano se habla de la “salidera de banco”. Porque uno va a la oficina del municipio y manifiesta todo lo que hay en la camioneta. Y el ladrón lo espera a la vuelta de la esquina y dice “dame tal producto y tal otro” porque ya tiene la información que uno le dio al municipio. Ya hay muchas denuncias a la Policía por esto. Denuncias que, obviamente, quedan en nada.
Entonces, hay municipios a los que no se puede ir y hay industrias que han planteado directamente que a determinados lugares no van. Es el caso de Malvinas Argentinas, porque los robos que se dan en las cercanías de las oficinas municipales son terribles.

– ¿Qué otras trabas encuentran las PyMEs?

– Por ejemplo, si uno pone dentro de un negocio una publicidad de su empresa “Tome tal bebida” o “Consuma tal producto”, el municipio cobra un impuesto por esa publicidad. Aun cuando no dé a la calle y esté adentro del local. ¡Cobran hasta por un calco que esté sobre la heladera! El otro día salió un informe, justamente, que hablaba de que en la Argentina hay cerca de 7.000 impuestos y que estos impuestos impactan muchísimo más sobre las PyMEs que sobre las empresas grandes.

– ¿Por qué?

– Porque las empresas grandes tienen la ventaja de que con el lobby puede tratar de hacerse una ley a favor que, de alguna manera, compensa los costos de la estructura impositiva. Las empresas grandes hacen juicio en el CIADI, pero la PyME es seguro que no hace un juicio ante ese organismo.

– ¿Entonces cómo hacen las PyMEs para sobrevivir?

– Las PyMEs ajustan evadiendo, no hay otra. La presión impositiva se ajusta donde se cobra en negro. No se la puede ajustar preguntándole a un diputado porque no te contestan, no se tiene ningún tipo de respuesta.
Entonces, si a los impuestos provinciales y municipales se le suma la presión impositiva nacional y, a todo eso, la legislación laboral, el resultado es un mix imposible. Hoy, las PyMEs se están muriendo en los juzgados laborales. Esta Corte Suprema que puso el Gobierno le dio todo el aval a los sindicatos y a los trabajadores para hacer juicios desoyendo todo lo que hagan y digan las ART, por ejemplo. Y eso ha provocado una tasa de 1.000 juicios mensuales. Este año va a terminar con 12.000 juicios de gente que ya cobró su indemnización por riesgo de trabajo y le pide ahora a la empresa más dinero.

– Cuando una empresa grande pierde un juicio como ese, en el peor de los casos, el costo de indemnización lo manda a pérdida, pero lo puede pagar. Ahora, en una PyME, el dueño tiene que vender la casa, el auto o directamente la fábrica para pagar, ¿no es cierto?

– Sí, es así. A una PyME un juicio laboral la funde. Hoy por hoy, dada la legislación laboral, las empresas no son de los empresarios PyME sino de los obreros, por el eventual juicio por indemnización. Y esto le genera problemas a todos, no sólo a las empresas. La ley laboral está matando a los pobres. La gente no consigue trabajo por la ley laboral.

– Una cuestión de la que se habla mucho es del apoyo a través del crédito a las PyMEs. ¿Cómo ha sido su experiencia en los bancos oficiales con esto?

– Las PyMEs, por lo general, vamos a las sucursales. Yo soy cliente de dos bancos oficiales y las líneas de créditos que se anuncian no llegan a las sucursales. Y no estoy hablando de una sucursal en una ciudad perdida del interior, con todo el respeto por esa ciudad. Yo le estoy hablando de que no llegan en plena Capital Federal. O piden garantías ridículas. Por ejemplo, me ha sucedido que cuando fui a solicitar un crédito para realizar una importación me pidieron una garantía líquida. Líquida significa dinero en efectivo. La verdad es que si yo tuviera una garantía líquida no estaría pidiendo el crédito. Porque, además, con la plata en mano puedo conseguir un descuento grande.

– Sí, es ridículo.

– Y otra cuestión es que los montos que se anuncian, sinceramente, pueden satisfacer a 4 o 5 PyMEs más o menos ligadas al banco, pero hoy las PyMEs mueven el 70% de la economía y los créditos para esas empresas no existen.

– Entonces, un primer problema serían los impuestos. Segundo, en el caso del rubro de alimentos, están las aduanas interiores y su tasa de abasto…

– En el caso de la leche, para que se dé una idea, la tasa de abasto es del 5% sobre el valor del producto. Es decir, no estamos hablando de un impuestito. Cincuenta centavos para un producto de un peso es mucho. Aparte, la idea de este impuesto es una aduana interior que algunos explican que está para proteger la industria local del municipio, lo cual es casi esquizofrénico. © www.economiaparatodos.com.ar




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