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jueves 19 de octubre de 2006

Incoherencias sociales

Educar para la democracia desde las aulas es importante, pero se vuelve una tarea vana si el Estado no respeta la ley ni la hace cumplir.

Desde hace unos meses, el Ministerio de Educación de la Nación trabaja en la redacción de lo que será la ley que regirá a La Argentina en el ámbito de lo educativo. Dentro de esta nueva ley, se destacan la “educación para la democracia” y para ser “buenos ciudadanos”.

Como nací materialmente en el siglo pasado, quizá estoy muy viejo y tengo conceptos equivocados, como que la democracia implica, entre otras cosas, el respeto por el otro y el cumplimiento de las leyes.

¿A qué viene esto? Todos pudimos contemplar ayer por televisión (o escuchar los relatos en vivo de las radios) cómo en la Quinta de San Vicente, donde finalmente fueron trasladados los restos del general Perón, se molían a pedradas y palazos grupos antagónicos, y también pudimos observar la imagen de un sujeto disparando contra la multitud.

Pensar que todos somos buenos es un tanto ingenuo. Por algún motivo que ignoro, la violencia y la irracionalidad siempre serán parte de la humana condición. Pero el Estado debe estar allí para que las leyes se cumplan y defender a los ciudadanos. Y no estaba. Ese mismo gobierno que quiere mejorar la educación democrática de los jóvenes, les muestra que no le importa si alguien le dispara a la población (confieso que, inocentemente, esperaba ver también por televisión cómo detenían al agresor), ni la seguridad de la población. ¡A ver si de una vez por todas nos damos cuenta de que esas imágenes educan mucho más que todo lo que pueda decir un docente sobre las bondades de confiar en la justicia!

Y por si esto fuera poco, un senador de la Nación Argentina, al ser consultado sobre la violencia que se vivió en el lugar, preguntó: “¿Hubo algún muerto…? Entonces no pasó nada”. Ese mismo senador: ¿votará a favor de ley de educación que sustenta valores democráticos?, ¿le dirá que “no pasó nada” a la persona que perdió un ojo?, ¿o justificará que un docente le pegue a un alumno, ya que “no hubo muertos”?

Una ley no educa a nadie. No existen los “milagros legislativos” (cambios que se producen por el solo hecho de legislar al respecto). Lo que precisamente educa es lo que los chicos ven a su alrededor y la actitud de los adultos ante los diversos sucesos. Si seguimos mostrándoles a los jóvenes que no importa infringir las leyes (delincuentes siempre habrá, lo que no puede seguir habiendo es impunidad), tendremos una generación que no entenderá de qué se trata la vida democrática, por muchas leyes que hagamos al respecto. La única forma que tienen los jóvenes de “entender” que al que no cumple las leyes la sociedad democrática lo juzga es precisamente “viendo” cómo el Estado hace esto y no “escuchando” al profesor que se lo dice, que además pierde autoridad pues a todas luces se ve que “miente”.

Si queremos que la educación mejore, al menos tengamos un poquito de coherencia. Eduquemos para la democracia en las aulas, pero también mostremos que eso que declamamos es cierto y hagamos cumplir la ley. © www.economiaparatodos.com.ar

Federico Johansen es licenciado en Ciencias de la Educación (UBA) y miembro del equipo de profesionales de la Fundación Proyecto Padres.

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