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lunes 7 de octubre de 2013

INSTITUCIONES Y CORTO PLAZO EN EL DEBATE POLÍTICO

INSTITUCIONES Y CORTO PLAZO EN EL DEBATE POLÍTICO

El Editorial I del domingo en La Nación hace una interesante comparación entre Argentina y el modelo Bolivariano, argumentando que el primero se encuentra cada vez más cerca del segundo.

Las similitudes en las regulaciones y problemas entre ambos países son llamativas en varios puntos, más allá de obvias diferencias en algunos puntos. En la Venezuela Bolivariana, por ejemplo, todavía se publica un índice de inflación creíble. Ante las semejanzas entre ambos modelos, no es raro escuchar argumentos como “pero Argentina no es Venezuela, tenemos más infraestructura, recursos, etc.” Los cambios institucionales, sin embargo, definen el destino de largo plazo de una nación, no su fortuna de corto plazo.

Imaginemos que de la noche a la mañana Cuba o Corea del Norte se vuelven los dos países más libres y con gobierno limitado del planeta. De la noche a la mañana estos países han ganado libertades civiles e individuales, pero aún tienen que acumular riqueza y desarrollo. El cambio de instituciones cambia el rumbo del país, pero el país aún debe transitar el nuevo camino. El caso de China ilustra este efecto. A medida que China fue abriendo partes de su economía al comercio internacional, el país comenzó a crecer, por más que aún le falte un largo camino por recorrer si miramos toda China y no sólo la “China libre.” No preocuparse por tomar las instituciones Bolivarianas hoy porque los efectos son de largo plazo es como si China hubiese desistido de cambiar sus instituciones porque los efectos no son inmediatos.

Lo mismo sucede si uno de los países más ricos y desarrollados del mundo adopta las instituciones de Cuba o Corea del Norte de la noche a la mañana. La riqueza y capital acumulado no desaparecen en un lapso de 24hs. El país entra en un proceso de consumo de capital que puede llevar varios años, o incluso décadas. Mientras tanto, el gobierno de turno se puede dar el gusto de ser Bolivariano pero mantener un nivel de riqueza y desarrollo que es fruto de las instituciones pasadas, no de las actuales. Los ciudadanos pueden seguir usando las mismas carreteras, el tendido eléctrico, de comunicaciones, etc. Eventualmente las carreteras comienzan deteriorarse dada la falta de mantenimiento (o los trenes chocan), el sector energético comienza a flaquear debiendo importar energía y la infraestructura de comunicaciones queda obsoleta. En otras palabras, el populismo se financia con los recursos acumulados por instituciones no populistas.

Hay un desfasaje temporal entre los cambios instituciones y los efectos económicos. Esto genera la ilusión de que la performance económica depende más de la gestión y políticas públicas que de los incentivos formados por las instituciones. De este modo, los llamados opositores al gobierno están más preocupados por un cambio de gestión que por un cambio institucional. ¿A qué opositor se le escucha plantear una reforma institucional, política e impositiva que genera un marco institucional más virtuoso para el crecimiento a largo plazo? Las distintas políticas económicas y errores de gestión pueden generar oscilaciones en la tendencia de largo plazo, pero no definen la tendencia de largo plazo, esta depende del marco institucional. Ni Cuba ni Corea del Norte van a pasar a ser Alemania o Suiza con una mejor gestión pero sin modificar sus instituciones; ni Alemania ni Suiza se van a volver una Cuba o Corea del Norte si tiene problemas de gestión o errores de política económica pero mantienen sus instituciones.

De acuerdo al Economic Freedom of the World del Fraser Institute, Argentina rankeaba en el puesto 34 en el año 2000. De no haber sido por el desinterés en el equilibrio fiscal del gobierno peronista de turno la crisis del 2001 no hubiese sucedido. Al año 2011 Argentina rankeaba en el puesto 137, por debajo de países como Ecuador, Mali, China y Nepal. De acuerdo a este índice, Argentina rankea junto a países como Costa de Marfil, Gabon y Mozambique. Ciertamente, Argentina posee un nivel de desarrollo y riqueza superior al de estos países hoy día. Pero, ¿podemos afirmar que esta sería dentro de 20 años? Tomar instituciones como las de Costa de Marfil o Mozambique llevan a que Argentina converja a la situación de estos países en el largo plazo. Es inconsistente querer ser Suiza o Alemania con las instituciones Bolivarianas. Las instituciones Bolivarianas llevan a la situación de Venezuela, donde el papel higiénico puede ser un bien de lujo. La receta para ser como Suiza o Alemania es muy simple, hay que aceptar instituciones como las Suizas o Alemanas.

Mientras el oficialismo y la oposición permanezcan bajo la ilusión óptica que genera el desfasaje temporal entre la velocidad de los cambios institucionales y sus efectos económicos, el debate político va a oscilar sobre temas que pueden afectar la performance de corto plazo del país, pero no su desarrollo y crecimiento a largo plazo.

 

Nicolás Cachanosky | Assistant Professor |Department of Economics