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jueves 2 de diciembre de 2004

Kenneth Thompson: “Abrir las ventanas al mundo ha sido el primer paso a nuestra prosperidad”

En los últimos 25 años, Irlanda ha llevado a cabo un proceso de transformación extraordinario que le ha permitido cambiar su situación económica y las condiciones de vida de sus habitantes. Hoy, el “Tigre Celta” es, sin duda, uno de los países más exitosos del mundo. El embajador irlandés en la Argentina explica en esta entrevista cómo hicieron para superar la profunda crisis en la que vivían. Un modelo para copiar.

– Hace 30 años Irlanda estaba en una situación complicada. ¿Era una situación comparable a la de la Argentina de hoy en día o era peor?

– Irlanda tuvo una situación catastrófica, no sólo hace 30 años, sino que todavía la tenía hace 15. Lo que pasaba era que Irlanda, desde su independencia de Gran Bretaña en el año 1922, había intentado superarse y bogar por sus propios intereses. Eso parecía un sueño imposible. Hemos perseguido ese sueño durante muchos años. Hemos luchado por un sistema de autarquía y fue un fracaso rotundo una y otra vez. Finalmente, en los años 50, el gobierno irlandés decidió abrir las ventanas al mundo, tratando de atraer a la inversión extranjera al país. Ese ha sido el primer paso a nuestra prosperidad.

– Quiere decir que, hace 50 años, ustedes dieron el primer paso hacia una apertura económica…

– Sí. Pero fueron necesarios varios pasos previos para poder lograrla. Primero, se firmó con Gran Bretaña un acuerdo de libre comercio. Y luego, en el año 1973, ingresamos a la Comunidad Económica Europea (CEE).

– Y, por haber ingresado a la CEE, aceptaron, en 1983, las pautas del tratado de Maastrich. ¿Correcto?

– Sí, es así.

– ¿Y es ahí donde deben iniciar políticas económicas más fuertes y cambios más serios?

– Exacto.

– ¿Entonces es a partir del 83 cuando uno puede decir que comienza acelerarse el crecimiento de Irlanda?

– Yo creo que Irlanda necesitaba el chaleco de fuerza y de contención que le dio la Unión Europea. De hecho, con los criterios que han existido y con los que se ha acordado dentro de la Unión Europea, hemos tenido un marco para desarrollarnos como país. En 1983 tuvimos un mercado único, luego una moneda única y, después, en el 2000, el euro. O sea, hubo una serie de pasos que tuvimos que seguir y que han ayudado mucho a la política irlandesa. Porque, en realidad, en los años 80 la situación en el país era insostenible. Hemos tenido una tasa de desempleo del 17%. Tuvimos un nivel de endeudamiento de 228% de nuestro PBI. El gobierno tuvo que hacer un ajuste muy dramático y cortar todos los gastos del Estado, incluyendo los costos hospitalarios.

– He leído un informe en el que se decía que tuvieron que hacer reducciones nominales. Tuvieron que decir “11% menos en infraestructura”, por ejemplo. Es decir que debieron hacer recortes en todos lados para poder equilibrar las cuentas fiscales.

– Sí. El gobierno ha hecho muchos ajustes, pero siempre ha tratado de privilegiar la educación. En algún momento, incluso, ha tenido que optar y colocó como más importante la educación que la salud. Es una decisión muy fría, en cierta manera, pero también muy acertada. De hecho, no fue una medida popular. Pero a largo plazo hemos visto los buenos resultados de aquella decisión.

– Lo que yo veo es que hubo una clara decisión de incorporarse al mundo: tratados de libre comercio, integración a la Unión Europea y, además, una política de impuestos a las empresas que es muy baja.

– Sí, es del 10% de las utilidades.

– Las medidas económicas fueron alcanzar el equilibrio fiscal, flexibilizar los mercados laborales, incentivar la educación y tener un sistema tributario amigable para las empresas. Todo esto es lo que nosotros, los argentinos, deberíamos hacer. La gran pregunta es: ¿cómo se logra políticamente eso?, ¿cómo se logra el consenso político para poder llevar esto adelante?

– Y… no es fácil, le voy a decir.

– Porque no alcanza con que un primer ministro tenga esos objetivos. Si el resto de los partidos políticos no acompañan, no hay éxito. ¿Cómo se logra el cambio de mentalidad política?

– En realidad, en Irlanda la situación era tan dramática que todos los actores políticos y sociales vieron la necesidad de hacer un pacto social. En el año 87 hemos firmado el primer pacto social y luego vinieron otros.

– ¿En qué consistió ese pacto?

– Participaron tres actores: el gobierno, los empresarios y los sindicatos de trabajadores. Los empresarios garantizaron una suba mínima en los salarios. Los sindicatos garantizaron que no realizarían huelgas que rompieran la paz social. Y el gobierno, por su parte, se comprometió a bajar los impuestos personales para que la suba de sueldo no se viera anulada por los impuestos.

– Claro, para no quitarle poder de compra y demanda al contribuyente…

– Exacto. Y este grupo de tres actores, hasta hoy, se sigue reuniendo todo el tiempo.

– ¿Con qué asiduidad?

– Varias veces al año. Durante los últimos 17 años hemos tenido este pacto social que nos ha salvado porque de esta manera hemos logrado involucrar a toda la sociedad.

– No es exactamente igual, pero sería algo parecido a los Pactos de la Moncloa en España.

– Sí. Algo similar.

– Llevan 17 años con este pacto social. ¿Cómo lograron que los distintos gobiernos respetaran lo que habían hecho los anteriores? Porque acá eso no lo hemos podido conseguir nunca…

– Es simple. Porque todos han visto las ventajas. Porque es tan evidente que Irlanda -que era un país que, en 1987, por ejemplo, tenía una tasa de desempleo del 17%, algo trágico- ha mejorado. Ahora todo mundo ve como, año a año, la tasa de desempleo va bajando cada vez más. Y no sólo eso: además, se han generado nuevos tipos de empleo creados por el gobierno y hoy en día tenemos sólo el 4,5% de desempleo.

– Es claro que, para alcanzar esos resultados, habrán ido modificando algunas cosas, pero todos, básicamente, han mantenido el mismo rumbo…

– Es que sin eso no se puede. Si no hay un pacto social que incluya a todos los sectores no se logra sacar adelante a un país.

– Es cierto. Pero, ¿no cree usted que la clave también estuvo en esa apertura e inclusión al mundo?

– Sí, evidentemente. Irlanda había estado viviendo dentro de sí misma y para sí misma durante mucho tiempo. Hemos vivido como un caracol y eso no le funcionó. A finales de los años 50 comenzamos a abrirnos a la inversión extranjera. Y 20 años después, ayudados por el hecho de haber ingresado a la Unión Europea, poco a poco Irlanda se fue convirtiendo en un país exportador. Para darle una idea, somos el primer país exportador de software en el mundo y tenemos sólo 4 millones de personas. Irlanda es más chico que la provincia de Entre Ríos.

– Es que han logrado desarrollar trabajo “cerebro-intensivo” en vez de trabajo de “mano de obra intensiva”. Y eso sólo se obtiene en base a un buen sistema educativo.

– Sí. Porque, en realidad, Irlanda tiene un mercado interno muy pequeño y tampoco contamos con grandes recursos físicos. Entonces, tenemos que estar pensando continuamente en el valor agregado que le podemos dar a nuestros productos en base a la capacidad humana que tengamos. Que, de hecho, es muy alta. Hoy por hoy el 48% de la población irlandesa de entre 25 y 49 años tiene títulos universitarios. Éste es uno de los niveles de educación más altos del mundo.

– ¿Cuál es el ingreso per cápita de Irlanda hoy?

– El ingreso per cápita es de 36.000 dólares anuales.

– Es más alto que el de Gran Bretaña.

– Cuando ingresamos en la Unión Europea en el 73, teníamos el 66% del PBI y ahora es del 136%. Este nivel es mucho más alto que en otros países.

– Creo que el caso de Irlanda y todo lo que usted ha explicado sirve, si no para copiar, por lo menos para entender que, en realidad, no fue un milagro lo que les ocurrió, sino la lógica de un duro trabajo. © www.economiaparatodos.com.ar




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