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jueves 27 de marzo de 2008

La cabeza debajo de la tierra

Si bien la violencia en el fútbol forma parte de la inseguridad generalizada que se vive en la Argentina, los dirigentes deportivos no pueden seguir deslindando responsabilidades.

La respuesta de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ante el asesinato de un hincha que se trasladaba hacia la cancha de San Lorenzo fue la emisión de un comunicado lamentando el hecho y establecer que se guarde un minuto de silencio en los partidos del día siguiente… Como el presidente de AFA, Julio Grondona, ha dado de hecho un paso al costado (aunque oficialmente siga ocupando el cargo), quien conduce en la práctica el fútbol argentino, el Secretario Ejecutivo, José Luis Meiszner, se limitó a señalar que la AFA “no es quién debe resolver el problema”. Además, consideró que “suspender la fecha era rendirse frente al crimen” y que la prohibición de la concurrencia de los hinchas visitantes a los estadios "no es una solución".

Por cierto que el problema de la violencia relacionada con el fútbol excede el ámbito de competencia de la AFA y que es un caso particular de la inseguridad generalizada en la que nuestro país se desenvuelve. Pero las declaraciones de Meiszner contienen una carga de desinterés por el problema que resulta inadmisible y censurable. Que, como Meiszner lo dice, la AFA no sea quien debe resolver el problema no significa que la AFA no tenga la obligación de contribuir en lo que pueda para que el problema se resuelva. La AFA, por intermedio de Meiszner, ha resuelto desentenderse del problema.

La AFA tiene a su alcance la posibilidad de tomar una medida que ya ha demostrado ser eficaz para resolver el problema de la violencia en el fútbol. Meiszner ha rechazado la conveniencia de aplicar la medida de prohibir la concurrencia de los hinchas visitantes en los partidos de Primera División. Esa medida se viene aplicando con un rotundo éxito en los torneos de ascenso que, hasta mediados del año pasado eran la “bestia negra” de la violencia en los estadios de fútbol. Según Meiszner, esa medida "no es una solución".

Sin embargo, los hechos demuestran lo contrario de lo que Meiszner afirma. Por eso resulta censurable e inadmisible lo que el Secretario Ejecutivo de la AFA expresa. ¿Cómo un dirigente pretendidamente responsable puede asegurar que "no es una solución" aquella medida que está probadamente demostrado que sí lo es? ¿Qué intereses está defendiendo Meiszner al pronunciarse en esos términos? ¿Qué grado de compromiso con el tema tiene el Secretario Ejecutivo de la AFA, sin perjuicio de que, efectivamente, el problema exceda el ámbito específico del fútbol?

La prohibición de concurrencia de los hinchas visitantes a las canchas ha demostrado ser una solución satisfactoria en los torneos de ascenso y, por lo tanto, su extensión al campeonato de Primera División debe ser cuidadosamente tenida en consideración y no desechada frívolamente como Meiszner lo ha hecho. El argumento de que esta medida “anula el folklore del fútbol”, como se escucha por los pasillos de AFA a modo de explicación de esta posición, es inaceptable cuando se trata de cuestiones literalmente de vida o muerte. ¿Qué es más importante: las banderas y los bombos en las canchas o la vida de las personas? Para la AFA, parecería que las banderas y los bombos son más importantes que la vida de la gente.

Es cierto que se trata de una medida difícil de adoptar para los dirigentes porque se trata de una decisión que tiene un costo político alto para cada uno de ellos en la interna de los respectivos clubes. Pero esto no es un atenuante. Esta cuestión tiene que ver con la responsabilidad institucional de quienes tienen a su cargo la conducción del fútbol y no se puede medir en términos de costo/beneficio político. Pero aún desde este mezquino enfoque la actitud de los dirigentes de fútbol es errónea porque el costo político para ellos será mucho mayor cuando –como es inevitable predecir que sucederá- se produzca el próximo muerto en un estadio o en sus adyacencias. Entonces, aún desde la perspectiva de la conveniencia política ¿qué sentido tiene cerrar los ojos a la realidad? Llegará un momento, probablemente próximo, en el cual la medida de jugar los partidos sin hinchadas visitantes prácticamente les vendrá impuesta por las circunstancias a los dirigentes, que deberán adoptar a la fuerza la decisión que ahora podrían tomar por propia iniciativa.

Pero lo criticable de todo esto es que, para que se tome finalmente una decisión que está comprobado que es eficaz, será necesario que haya otro muerto. Eso es algo que se podría evitar y allí está la responsabilidad de la AFA, en no anticiparse a tomar una medida que, se sabe –porque los hechos así lo han demostrado- produce resultados positivos.

La medida de jugar sin hinchas visitantes en el ascenso fue adoptada a mediados del año pasado cuando “las papas quemaban” y, desde entonces hasta ahora, la temporada de las cuatro categorías del ascenso –que era un tremendo quebradero de cabeza en términos de seguridad en el fútbol- se ha venido desarrollando con una normalidad casi absoluta y las poquísimas excepciones que hubo –exactamente dos, en las canchas de Laferrere y de Berazategui- lo han sido por errores policiales muy burdos y, aún así, no han tenido más que consecuencias menores. Con esta experiencia a la vista, la negativa de la AFA para adoptar la misma medida en el campeonato de Primera División resulta inadmisible y censurable. Lamentablemente, los dirigentes han elegido el camino de “meter la cabeza debajo de la tierra”. ¿Tendremos que esperar a que haya más muertos para que la dirigencia del fútbol se decida a asumir la realidad? ¿No sería mejor que se anticipen? ¿Por qué no lo piensan con anticipación en lugar de reaccionar ante los hechos consumados? Parecería que, hasta tanto no haya más muertos, los dirigentes de fútbol no tomarán conciencia de su responsabilidad. © www.economiaparatodos.com.ar

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