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viernes 12 de septiembre de 2014

La faraona y sus ‘tortillas’ conceptuales

La faraona y sus ‘tortillas’ conceptuales

Dice Ortega y Gasset que es falso decir que en la vida deciden las circunstancias. Al contrario, las circunstancias son el dilema siempre nuevo, ante el cual tenemos que decidirnos. PERO EL QUE DECIDE ES NUESTRO CARÁCTER.

Es una muy buena reflexión para detenernos en el último discurso de la Presidente al defender sus propuestas legislativas para eludir pagos pactados con acreedores del exterior, haciendo un puré conceptual con el nuevo y faraónico “polo audiovisual” (sin concurso de proyectos ni de precios, bien al estilo Kirchner), todo en un mismo envase y en un discurso en que se iba a anunciar una nueva moratoria previsional que terminó siendo un “pastiche” discursivo insoportable.

En el caso del gobierno, queda absolutamente claro que es falso que las circunstancias lo hayan forzado a enfrentarse al dilema actual. Por el contrario, ES SU INCOMPETENCIA MANIFIESTA LA QUE CREÓ DICHAS CIRCUNSTANCIAS.

Es también falso de toda falsedad sostener que esta historia era absolutamente imprevisible. El porvenir siempre ofrece un flanco para la profecía. Y la profecía en política es saber hacia donde apunta una estrategia.

Cuando un gobierno se pasa improvisando todo el tiempo, prendiendo una vela a los santos gauchos o la madre Teresa para que no se le caigan encima las consecuencias de lo que no supo ver o administrar correctamente, comete un acto de felonía sin igual al querer responsabilizar a los demás por su torpeza.

En el tortuoso camino de la deuda externa, preguntamos intrigados ¿era necesario que Néstor Kirchner se encargara de reestructurarla haciéndolo “como la mona”? ¿No se habrá dejado ganar por el costado imperial de prepotente “sabelotodo” que siempre adornó su vida personal y la de su esposa? ¿Las cláusulas que hoy se invocan como atentatorias contra nuestra soberanía (¿) no fueron pactadas libremente?

¿Qué hizo su “heredera” al respecto? ¿No se quedó mirando para otro lado cuando el agua se le vino encima considerando válida alguna teoría atrabiliaria que le soplaron, haciéndole creer que algún gnomo milagroso saldría de su escondite y pondría en orden lo que habían empastelado imprudentemente con su marido?

Y seguimos recordando a Ortega: “conforme se avanza por la existencia va uno hartándose de advertir que la mayor parte de los hombres –y de las mujeres-, son incapaces de otro esfuerzo que EL ESTRICTAMENTE IMPUESTO COMO REACCIÓN A UNA NECESIDAD EXTREMA”.

¿Qué pretende Cristina? ¿Que la oposición la acompañe ahora en sus “patriadas” falsas y declamatorias? ¿Que aprobemos los desaguisados mezcla de inadvertencia y soberbia que permitió que un agua fétida nos llegara a los tobillos?

Que nos deje de embromar con el voto de las Naciones Unidas para estudiar el tema de la reestructuración de deudas. Miremos bien quiénes votaron “qué y para cuando”. De un lado, se vio la negativa de países que no suelen mendigar a los demás como Estados unidos, Japón, Canadá, Inglaterra y otros. En el lote masivo, aquellos que practican la holgazanería y andan habitualmente por el mundo con la mano tendida para ver si alguien les pone en ella alguna moneda, que inmediatamente despilfarran en negocios oscuros y corruptos. Además, ¡cuántas cosas se votan allí que no pasan de meras declaraciones de buenos propósitos!

¿De qué diablos tenemos que sentirnos orgullosos entonces como nos urge la Presidente enojada?

Observando atentamente el comportamiento de los funcionarios kirchneristas, recordamos con Ortega a Anatole France cuando decía que “un necio es mucho más funesto que un malvado. Porque el malvado descansa algunas veces. El necio JAMÁS”.

Suena duro, pero estamos en manos de necios petulantes e ineficientes que destruyen todo lo que tocan. Han llenado el país de regulaciones arbitrarias, subsidios inexplicables y discursos deshilachados, sin ocuparse jamás de mantener a salvo el prestigio que nuestro país se había ganado ante el resto del mundo durante décadas de confiabilidad en sus políticas públicas.

A la Argentina, como a los Estados Unidos, llegaba la gente en una época a “hacerse un futuro” y sospechamos que de seguir las cosas como van, muy pronto las colas de los que huyen de aquí rodearán varias veces al Aeropuerto de Ezeyza.

Basta de “tortillas” y mentiras. Si no saben qué deben hacer, que no sigan avanzando hacia delante como una manada de búfalos desbocados, dejándole las tareas incumplidas a otros, antes que terminemos comiendo un día sí y dos no, sin papel higiénico y recitando como sonámbulos el padre nuestro hereje de la república “bolivariana” dedicado al demagogo Hugo Chávez, que hundió a Venezuela con sus delirios.