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viernes 21 de junio de 2013

La “justa” derrota de Cristina Kirchner

La “justa” derrota de Cristina Kirchner

Lo de Cristina Kirchner, al final, es simple, como lo era Bush: O estás conmigo o estás contra mí

Corren malos tiempos para el poder “K”. La Corte Suprema argentina le dio un portazo en toda regla al intento de Cristina Fernández de Kirchner de afiliar la justicia a un partido político. La presidenta, una vez más, perdió una apuesta de la que es responsable exclusiva.

El hecho no es menor. El virtual asalto al Poder Judicial le habría permitido tener el control total de los jueces, decidir quienes entran, los que se quedan y los se van. Cumplido ese cometido, el Estado de Derecho –aunque imperfecto y a la argentina- habría pasado a ser un recuerdo para la historia.

El límite al furor ilimitado de poder que padece la Jefa del Estado fue la Constitución. La reacción del Gobierno y de una persona que presume de ser “abogada exitosa”, aunque no se le conozca un solo caso en el que haya intervenido como tal, resulta, cuando menos, improcedente. La burla, las ironías y la mordacidad contra el más alto tribunal llegaron al límite de atribuirle intenciones de anular elecciones generales si los candidatos no eran de su gusto. Los magistrados, pese a la embestida, guardaron silencio.

La actual Corte Suprema, hasta el fallo que le puso freno a la viuda de Kirchner y a su mayoría en ambas Cámaras, era uno de los orgullos del matrimonio que mayor poder ha concentrado en Argentina después del formado por Juan Domingo y Eva Perón.

La conducta rabiosa de la presidenta (“quiero ser jueza en el 2015″ dijo irónica) no hace honor a la investidura. Las comparaciones suelen ser odiosas pero acostumbran a ilustrar con justicia. Dilma Rousseff se ha visto sorprendida, en diez días, por un movimiento de “indignados” que hizo recordar el principio del fin de Collor de Melho. Su reacción fue reunir un Gabinete de emergencia, dar marcha atrás con algunas medidas y ponerse a trabajar sobre lo que le espera. Todo, sin descalificar ni ofender a los miles de brasileños que, en un abrir y cerrar de ojos, le han puesto patas arriba el país.

Los que en Argentina salían con las cacerolas jamás recibieron un trato similar. Por el contrario, se les llegó a mandar grupos de choque con “Willy” Moreno, secretario de Comercio al frente, piqueteros con cargos oficiales y hasta un luchador de ring que resultó tener un casino clandestino. Las movilizaciones del último año que desempolvaron las cacerolas solo recibieron el desprecio y la indiferencia del Gobierno y de su presidenta. Pensar que la Corte iba a tener otro trato, en el fondo, era una ingenuidad. Lo de Cristina Kirchner, al final, es simple, como lo era Bush: O estás conmigo o estás contra mí.

Fuente: http://abcblogs.abc.es/