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miércoles 21 de enero de 2015

La república está desnuda

La república está desnuda

Llega el día de la gran fiesta y el rey aparece en público desnudo. Nadie quiere ser necio y todos le aplauden hasta que destaca la voz de un niño que grita ¡pero si el rey va desnudo! El rey pierde la compostura e intenta taparse. A partir de aquí todos se dan cuenta de la superchería. “El rey desnudo”

Como en el cuento que se le atribuye a Hans Andersen la “república va desnuda”.

Todos hablamos de democracia, de elecciones del funcionamiento de los tres poderes, de libertad, de derechos humanos, de garantismo y al mismo tiempo de una fatal imposibilidad de descubrir no solo a los autores de los atentados de la embajada de Israel y de la AMIA sino de encontrar a personas desaparecidas o a los responsables de crímenes que han quedado en la nada, afirmamos que en estos años se hicieron cosas bien y cosas mal y con la infantil lógica de los cuentos de hadas repetimos a coro “hay que modificar lo malo y seguir con lo bueno” y todos felices porque comieron perdices…

Pero de repente, en medio de una indisimulable corrupción, sumergidos en una mediocridad alucinante, la muerte de un fiscal de la República nos pone en evidencia una obviedad “La república está desnuda”.

Esta vez no fue la voz de la inocencia de un niño la que nos puso en evidencia la desnudez de nuestra República y la hipocresía de un gobierno carroño, fue un hecho trágico que ya ha generado una convicción generalizada en la gente, en “…todas y todos…” de que nunca sabremos la causa de esta muerte de Alberto Nisman.

Como dijo Nelson Castro esta desnudez aparece hasta celebrada por la propia kristina en una carta publicada en su “facebook” que solo sirve para poner de manifiesto su “síndrome de hubris”, la enfermedad del poder.

Kristina se ubica como el niño del cuento de Andersen, sin advertir que lo hace frente a su propio espejo, cuando termina su carta diciendo: “Creo que los argentinos nos merecemos no ser tan subestimados en nuestra inteligencia y mucho menos cuando 85 víctimas y sus familiares todavía esperan justicia después de 21 años”.

Es ella quien nos subestima ya que usa su propia medida para valorar conductas ajenas. Es sabido el verticalismo que impera entre los “k” y lo demuestran los funcionarios que cuando hablan solo intentan complacerla para no aparecer como estúpidos o ineptos y así alaban y repiten cualquier zoncera con la suficiencia y orgullo propio de los eunucos que por su castración se tornan inofensivos lo que no quita que mañana pudieran convertirse en traidores.

A “ella” solo le interesa demostrar que Nisman servía a algún señor de la S.I. del mismo modo que sus funcionarios la sirven a ella y en esa carta pone en evidencia sus devaneos para que “todas y todos” creamos que su muerte fue inducida por su presunto jefe para que mañana no se arrepienta y lo señale con el dedo acusador.

En otro párrafo kristina dice: “Pero creo que los más importantes advertir que se intenta hacer con el Juicio de encubrimiento lo que se hizo con el juicio principal 21 años atrás: desviar, mentir, tapar, confundir. Si en aquel juicio ¨desaparecían¨ los cassettes que probarían que la SIDE estaba al tanto de que se estaba preparando un atentado, ahora ¨aparecen¨ cassettes de personajes públicamente simpatizantes de Irán a los que ni siquiera es necesario intervenir un teléfono para saber lo que hacen o lo que piensan. Basta con encender la radio y escucharlos, o mirar televisión y leer los diarios”

Lo cierto es que conscientemente kristina esta ratificando que “…los personajes públicamente simpatizantes de Irán…” que individualizó Alberto Nisman en su denuncia efectivamente realizaron las tareas que le fueron imputadas para lograr la impunidad de los presuntos sospechosos del atentado a la AMIA que causó la muerte de 86 argentinos. Implícitamente estaría reconociendo su participación en esa tarea ya que es fácil saber que hacen, y entre las cosas que hacen era obedecer y ejecutar sus propias órdenes. Los abogados solemos decir “…a confesión de parte, relevo de pruebas…”

Paradójicamente en esa carta kristina se desnudó a pedido de nadie, con la diferencia que su lujoso vestuario y trabajados maquillajes, nos hace creer que esta vestida, perfectamente Andersen podría hacerle decir al niño de su cuento “…miren kristina esta vestida…”

La verdad sea dicha, “La república esta desnuda”, el gobierno impúdicamente se desnudó y Alberto Nisman está muerto y probablemente nunca sabremos ni porqué ni por quienes.

Lo cierto es que todos creeremos lo opuesto a los que nos diga este gobierno que se ha desnudado, pero lo ha hecho al modo de esas pobres grelas que se desvestían al final de sus carreras en aquellos piringundines cercanos al puerto de Buenos Aires que con la complicidad de la noche servían de burdo y barato esparcimiento a los sufridos marineros que al día siguiente vaya uno a saber a qué puerto les tocaría navegar.

El gobierno se desnudó por unos barriles de petróleo que nunca llegaron…