Hace algunos meses, en un artículo publicado en el diario La Nación, Lucio García del Solar argumentaba que la Argentina debía acercarse al Movimiento de Países No Alineados en carácter de “observador”.

Esto, nos decía, para no vernos comprometidos “en posiciones extremas en perjuicio de países amigos” y para beneficiarnos de su apoyo en cuestiones de nuestro interés que los miembros plenos del movimiento apoyarían como propios. Por razones, entonces, de interés nacional.

Deslumbrado –quizás– por la “resonancia internacional” que atribuía a la décimo cuarta cumbre de la organización que se había realizado en La Habana, el veterano diplomático -pese a reconocer que “siempre existieron en las cumbres tendencias a la radicalización de la retórica y de las posiciones políticas”– aconsejaba acercarnos nuevamente al movimiento de los no alineados. Particularmente, luego de que se nos invitara a la referida reunión en la capital cubana, a la que concurrieron –en representación de nuestro país– el embajador en La Habana, Darío Alessandro, y el indultado ex integrante de movimientos subversivos, hoy diputado nacional muy cercano al kirchnerismo, Miguel Bonasso.

No obstante el entusiasmo desplegado como eco de los resultados exultantes atribuidos a la reunión de La Habana, parecería que ahora el brillo del Movimiento de Países No Alineados se está desdibujando nuevamente, quizás como tantas cosas en nuestro propio país.

La reunión ministerial de la organización sobre derechos humanos y diversidad cultural, que acaba de finalizar en Teherán presidida por el canciller cubano Felipe Pérez Roque, pasó casi inadvertida. Porque es simplemente ridículo que países como Cuba e Irán prediquen algo al mundo en materia de derechos humanos. Mejor dicho, increíble.

Un nuevo centro

Digo casi inadvertida, sin embargo, porque las decisiones tomadas por el Movimiento de Países No Alineados no pueden quedar sin comentarios. En efecto, se decidió crear un Centro de Derechos Humanos, que tendrá sede en Teherán.

Esto pese a que la trayectoria iraní en esta materia en particular es realmente una de las peores del mundo. Tan es así que, al día siguiente mismo de cerrarse la reunión, esto es el 4 de septiembre, las autoridades iraníes ejecutaron (en una acción que es sólo una repetición más de otras idénticas materializadas en los meses pasados, si bien fue la mayor ejecución masiva en la historia reciente de la teocracia islámica) a 21 personas acusadas de tráfico de drogas y otras acciones criminales como adulterio, homosexualidad, chantaje, violaciones y riñas callejeras.

Desde finales de julio, solamente, más de medio centenar de personas fueron ahorcadas en público –frente a asombrados o asqueados mujeres y niños– por haber, presuntamente, cometido esos delitos.

Según el fiscal de Shiraz, el duro ayatollah Yaber Banaeshi, “la aplicación de las sentencias de muerte en público servirá de lección para aquellos malvados que intentan perjudicar la seguridad y la paz de la sociedad”.

En esto Irán no es muy distinto de Arabia Saudita, que aplica también la “sharia”, esto es la ley religiosa, y ejecuta a sus reos por idénticas razones. La diferencia es que no los ahorca en público, sino que suele, en cambio, cortarles la cabeza, o sea decapitarlos con un sable, en actos que suelen ser privados.

Bolivia se acerca a Irán

Aprovechando la reunión y sellando la intimidad que deriva de la pertenencia al Movimiento, los cancilleres de Irán y Bolivia, Manuchehr Mottaki y David Choquehuanca, respectivamente, suscribieron en Teherán un acuerdo de “entendimiento mutuo para el establecimiento de relaciones políticas y económicas entre ambos países”. Un tratado marco, entonces.

Con esto tendremos a los iraníes cada vez más cerca de nuestras fronteras. En este caso en Bolivia, donde operarán con la bendición de Evo Morales y su mentor, Hugo Chávez, que es el “aliado estratégico” regional de Irán.

Preocupante, como para abrir bien los ojos. Los de todos, pero particularmente los de nuestros hermanos de la comunidad judía argentina, que han sido (por dos veces) blanco del terror y los resentimientos que aparentemente llegaron desde Irán.

El no muy viajado Choquehuanca, que seguramente no asistió a las crueles ejecuciones capitales que se realizaron el mismo día en que suscribió el tratado con Irán, dijo: “Yo hoy he visto el nivel de progreso al que ha llegado este país (Irán) y esto tiene mucha importancia para nosotros. Nos hemos dado cuenta de cómo los medios de información de todo el mundo difunden capciosamente noticias contra Irán que son muy diferentes de la realidad que se vive en este país. Hemos visto un Irán que posee muchas capacidades y consideramos que unas relaciones con él son estratégicas”. A lo que agregó: “Tenemos en Bolivia ricos recursos mineros y de agua dulce y en esto podemos mantener una muy buena cooperación con los iraníes”. ¿Cómo pensará el inefable Choquehuanca llevar el agua a Irán?

Más allá de la ironía, lo cierto es que una nueva relación estratégica iraní tan cerca de nuestras fronteras es, por lo menos, una novedad inquietante que debiera ponernos sobre alerta. Hamas y Hezbollah son instrumentos violentos, vinculados íntimamente con Irán, con capacidad de actuar más allá de Medio Oriente, ciertamente.

Si, como pareciera, se acerca la hora de un masivo rechazo electoral a los Kirchner, la cuestión quedará para el próximo gobierno, pero el tema no puede dejarse en el tintero del olvido, desde que es lo suficientemente grave como para seguirlo, y bien de cerca. © www.economiaparatodos.com.ar

Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).