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martes 21 de agosto de 2012

Lo que el Gobierno ve y lo que no ve

Inflación acelerada y fuga de capitales; apreciación cambiaria; déficit fiscal creciente y tasa de crecimiento negativa; suba del dólar blue y aumento de informalidad; presiones sindicales en cada rincón del país. Qué visión tiene el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner sobre estos aspectos económicos y políticos actuales.

Seguir a @AdrianRavier En mi última columna señalaba que si bien América Latina está mostrando una performance macroeconómica aceptable, los países siguen modelos económicos diferentes. Por un lado, países como Perú, Chile y Colombia muestran un modelo abierto, que intenta seducir al capital extranjero liberando los mercados. Por otro lado, países como Argentina, Bolivia, Venezuela o Ecuador, siguen un modelo cerrado, alejando al capital con subsidios, privilegios y regulaciones. Al cierre de la columna anunciaba que –a mi modo de ver- el futuro será mucho más exitoso en el primer grupo que en el segundo, aunque habrá que esperar a que se plasme en las estadísticas, para que la opinión pública lo acepte.

Lo cierto es que Argentina desaceleró su crecimiento y –siendo generosos- cerraría el 2012 con sólo un 1,5 % de crecimiento del PIB, además de  numerosos problemas de cara el futuro: inflación acelerada, fuga de capitales, apreciación cambiaria, déficit fiscal creciente, tasa de crecimiento negativa, suba del dólar blue, aumento de la informalidad, presiones sindicales en cada rincón del país, por enumerar las más importantes. (Todo esto seguramente atentará contra la posible re-elección, aun si una reforma constitucional hace posible la candidatura).

Como contracara, los otros tres países de la región –el primer grupo- acaban de hacer públicas sus tasas de crecimiento para el primer semestre de 2012 en torno al 5 %, el doble de la tasa que muestra la Argentina en el mismo período. Lamentablemente, los límites del modelo cerrado empiezan a hacerse visibles, y la novena caída consecutiva de las expectativas que mide la UCA y TNS Gallup en el mes de julio, confirman una sensación que ya es generalizada: ¡El mundo no cayó sobre todos los latinoamericanos, ¡sino sobre algunos!

¿Qué es entonces lo que viene?

Veamos los siguientes puntos y la postura del Gobierno con respecto a estos:

Inflación acelerada y fuga de capitales

Lo que el gobierno ve: Argentina necesita evitar una caída del consumo, lo que sólo puede ocurrir si se evita el atesoramiento y el ahorro. Qué mejor entonces que insistir con la inflación acelerada y las regulaciones sobre el mercado cambiario. Ya es generalizado el comportamiento de los argentinos que explican que cambian el auto, se van de vacaciones, compran un terreno o electrodomésticos, porque no quieren ver caer el poder adquisitivo de su dinero, siendo imposible hacerse de divisas en el mercado cambiario formal. De este modo, los controles cambiarios resultan en un estímulo al consumo, al mismo tiempo que permiten detener la fuga de capitales.

Lo que el gobierno no ve: El INDEC puede crear estadísticas falsas, pero no puede evitar la sensación de la gente de que los aumentos salariales nunca cubren los aumentos de los precios. La inflación acelerada aumenta día a día la pobreza y la indigencia en la Argentina, lo cual incrementa la sensación de inseguridad. Por el lado de los controles cambiarios, además del problema que implica esto en la libertad individual de los ahorristas, está generando un impacto negativo sobre la actividad económica, especialmente en aquellos que demandan insumos importados para la producción.

Apreciación cambiaria

Lo que el gobierno ve: Las empresas han perdido hace tiempo la competitividad del dólar devaluado de los primeros años del modelo (2003-2007). El gobierno se ha propuesto revertir esta situación acelerando el programa gradual de devaluación. El objetivo es reducir los salarios en términos de dólares para ganar competitividad respecto del mundo.

Lo que el gobierno no ve: Precisamente, la devaluación y la inflación sólo pueden empobrecer a los asalariados en términos reales. Las empresas necesitan ganar competitividad, para lo cual se requiere eliminar la burocracia y los controles del mercado cambiario, además de abandonar por completo el modelo hacia adentro, basado en subsidios y regulaciones.

Déficit fiscal creciente y tasa de crecimiento negativa

Lo que el gobierno ve: El Indec ha reconocido la caída en el Estimador Mensual Industrial del mes de junio, pero las proyecciones de la actividad económica general preocupan incluso a la Presidente. Es por ello, que ya se practica una nueva inyección de dinero conocida como “shock de pesos”, que además de financiar la brecha entre ingresos y gastos (los ingresos tributarios crecen al 25 %, mientras el gasto lo hace al 30 %), permitirá generar un impacto positivo de corto plazo sobre el consumo y la inversión.

Lo que el gobierno no ve: La mayor preocupación del gobierno en este momento debiera ser detener la inflación. Esta política precisamente agrava este problema y acelera la debacle. La inflación sólo se puede resolver si previamente se equilibran los ingresos y gastos.

Suba del dólar blue y aumento de informalidad

Lo que el gobierno ve: La razón por la cual aumenta la brecha es la especulación de unos pocos en el mercado cambiario, lo que implica que serán necesarios más controles, más regulaciones y mayores penas para las operaciones que tomen al dólar blue como referencia.

Lo que el gobierno no ve: Las políticas mencionadas como 1, 2 y 3, irán generando una mayor brecha entre el tipo de cambio formal y el blue. La AFIP seguirá extendiendo las penas y persiguiendo la informalidad, pero dada la hiper-regulación de la economía, será difícil que tales políticas tengan éxito.

Presiones sindicales en cada rincón del país

Lo que el gobierno ve: Los sindicatos están aprovechando la situación inflacionaria para reclamar aumentos salariales, sin comprender que el gobierno no puede continuar convalidando este tipo de aumentos.

Lo que el gobierno no ve: Es que la propia política inflacionaria alimenta la demanda de ajustes por parte de los sindicatos y de los trabajadores, que reclaman la recuperación o sostenimiento del salario real como algo justo.

Reflexión final

Frédéric Bastiat escribía en 1850:

En la esfera económica, un acto, una costumbre, una institución, una ley no engendran un solo efecto, sino una serie de ellos. De estos efectos, el primero es sólo el más inmediato; se manifiesta simultáneamente con la causa, se ve. Los otros aparecen sucesivamente, no se ven; bastante es si los prevemos.

Toda la diferencia entre un mal y un buen economista es ésta: uno se limita al efecto visible; el otro tiene en cuenta el efecto que se ve y los que hay que prever.
Cristina Fernández de Kirchner ha sabido construir poder, pero no entiende las limitaciones de la economía. No tiene por qué conocerlas. Pero lo lamentable del caso es que se ha rodeado de malos economistas, quienes con buenas o malas intenciones, eso importa poco, sólo hunden la economía en una nueva crisis.

Adrián Ravier es Editor del blog Punto de Vista Económico