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lunes 7 de abril de 2008

No es con nuevos aviones que se vuela más alto

El contraste del rumbo que lleva la Argentina con el elegido por otros países de la región, como Perú, provoca vergüenza y preocupación.

“Los ejemplos corrigen mejor que las reprimendas.”
Voltaire

Mientras la Argentina se divide en clases sociales; habla de la oligarquía, de los blancos y negros, de los golpistas y setentistas, de los unitarios y los federales; en síntesis, mientras sigue debatiéndose entre civilización y barbarie, haciendo mérito para hacer de la segunda un modelo de sociedad política, el mundo sigue su curso sin pausa, pero con prisa. La región misma, que no se caracteriza por ser una panacea, tiene, sin embargo, ejemplos concretos de que no es la ubicación geográfica la que condena. Hay otras opciones que exceden el marco de las protestas, las marchas y contramarchas, los piquetes oficiales y los marginales –depende de quién los ataque o quién los defienda–, las pulseadas por cantidad de manifestantes espontáneos o alquilados, genuinos o rapaces. Es decir, hay naciones que –dentro de sus posibilidades– buscan mirar para adelante y apuntar al progreso. Tal es el caso de Perú.

No es el país de las legendarias ruinas una sociedad homogénea, sin diferencias. Por el contrario, las desigualdades afloran a simple vista y hace poco hemos observado como un terremoto marca la frontera entre la pobreza extrema y la buena calidad de vida. Tampoco sobresalen grandes figuras entre su dirigencia. Las alternativas que el pueblo tuvo en la última elección no generaban grandes expectativas: Oyanta Humala era un enigma y Alan García acarreaba un pasado complicado, si bien ofrecía una nueva perspectiva.

La distinción esencial que marcó el regreso de García a la escena política peruana estuvo dada por una inteligente utilización de las experiencias, en lugar de recurrir al resentimiento y rencor que dejan los fracasos. No buscó adversarios y enemigos en el ayer, sino que de éste rescató lo aprendido y, con ello, embanderó su nueva gestión. No perseveró en los errores cometidos en su primera presidencia, ni se cegó en la soberbia de creer que su administración tendría que ser continuidad de lo ya actuado. En cambio, desandó caminos sin buscar victimarios y víctimas en otras alternativas políticas y encaró la construcción del futuro peruano sin valerse de la comodidad ventajista que le proporcionaban sus vecinos. Pese a la cercanía geográfica, ni Venezuela, ni Bolivia ni Ecuador fueron los modelos elegidos ni los cómplices para minimizar riesgos o sacar ventajas efímeras. García apuntó más alto y logró que su país tuviera el mismo privilegio que Chile y México: así, la agencia calificadora de riesgo crediticio Fitch Ratings, una de las tres más importantes en el mundo junto con Standard & Poor’s y Moody’s, le otorgó al Perú la calificación de grado de inversión. Esto significa que el país cuenta con solvencia para asegurar el 100% de probabilidades de cumplir con sus deudas. Parecido, aunque distinto de lo que ocurre en la Argentina…

Mientras nosotros seguimos sin dar señales de seriedad y mostramos al mundo una sociedad dividida y una dirigencia política que avanza sobre las libertades individuales amenazando a la ciudadanía con fuerzas de choque que enfrentan, finalmente, pobres contra pobres, otras realidades son posibles. Y no sólo en Europa, que tiene ventajas quizás significativas por su historia y ubicación en el mapa, sino en la mismísima América latina.

Jactarse de que se ha crecido un período completo en materia económica cuando los índices están sometidos al arbitrio de una Secretaría de Comercio que estipula precios con métodos coercitivos no es un gran mérito, aun cuando la historia argentina dé cuenta de lo cíclico de las caídas más que de las recuperaciones. Sin tanta propaganda, la economía peruana creció, por noveno año consecutivo, un 9% en 2007 y ya ha crecido un 10% en el primer bimestre de este año.

Tras el acuerdo con Estados Unidos, en Davos, Perú y Canadá firmaron un nuevo tratado de libre comercio. En lugar de negociar con Venezuela, Alan García eligió hacerlo con una de las siete economías más grandes del mundo, lo que le abre las puertas no a problemas de guerrillas que nada tienen de “idealistas” y mandatarios “rescatistas” camuflados en la selva, sino a los grandes mercados del norte que garantizan inversiones y nuevas alternativas.

Es así que el primer mandatario peruano intenta ahora ir por un acuerdo de libre comercio con la Comunidad Económica Europea, independientemente de la Comunidad Andina de Naciones. El obstáculo para que eso suceda está, precisamente, en el progresismo retrógrado de países vecinos que provocan el estancamiento de las conversaciones. García sostuvo, por ejemplo, que “Bolivia y Ecuador no creen en el libre comercio, razón por la cual con estos socios es imposible firmar un acuerdo”. Simultáneamente, Cristina Fernández de Kirchner ponderaba las virtudes de Evo Morales, Rafael Correa y Hugo Chávez en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno.

Y hablamos de Perú, una nación que ha tenido también sus grandes crisis económicas y un pasado signado por enfrentamientos más que complejos. A pesar de ello, Alan García no echa culpas de los conflictos que se le presentan a Sendero Luminoso o a los Túpac Amarú (MRTA), tampoco a las Fuerzas Armadas o a la policía, pese a que los combates que produjo el terrorismo dejaron un saldo de 70 mil muertos entre combatientes y campesinos. No hay allí muertos buenos y muertos malos, es más, no hay mirada vengativa hacia atrás, el futuro les depara mucho más. En consecuencia, en vez de convocar plazas y pasar del silencio autista a la oratoria diaria como sucede en estas latitudes, la meta está puesta fuera de las fronteras, lejos de las “democracias” con tufillo a dictaduras encubiertas.

Puede que en Perú no logren todos los éxitos deseados. Pero, al menos, tienen la certeza de estar bien encaminados. En la Argentina, más que encaminados, estamos estancados en la porfía de las divisiones entre ciudadanos y en el avance de un Gobierno que, cada día, tiene menos de federalista y republicano. © www.economiaparatodos.com.ar

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