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viernes 8 de noviembre de 2013

Para salir del cepo sin perder imagen ni reservas

Para salir del cepo sin perder imagen ni reservas

En mi nota de hace dos días propuse crear un mercado libre, sin intervención alguna del estado, para todos los rubros turísticos, compras y retiros con tarjetas en el exterior. Con ese esquema, cesan todas las restricciones sobre esos conceptos, y también cesa de inmediato la pérdida de reservas.

Recibí muchos comentarios que puedo resumir en este puntuado:

  • Quienes expresaron que este gobierno nunca lo haría.
  • Quienes dijeron que era poco menos que una estupidez.
  • Quienes dijeron que no era una solución de fondo.
  • Quienes no alcanzaron a entender que en ese mercado el estado NO intervendría.

Ni un solo comentario analizó la viabilidad de implantar ese mercado, ni los aspectos legales, económicos o técnicos de mi propuesta.

Mi respuesta a esas observaciones se resume así:

  • Si el gobierno lo hace o no, o tiene ganas de hacerlo o no, no era el tema de mi artículo. No hago un análisis político, ni una recomendación política. Digo que podría ser un parche, pero mejor que los parches que están poniendo.
  • Tal vez porque di por sobreentendido que quienes me leían no necesitaban demasiadas explicaciones, no fundamenté detalladamente las medidas. Ni lo haré, porque un mercado libre es un mercado libre y no hace falta más explicación.
  • Seguramente no es una solución de fondo. Aunque tampoco he escuchado de ningún economista ni de ningún civil una propuesta de plan integral para salir de ese lío. Mi propuesta es muy modesta y tiene sólo la intención de parar la salida de reservas sólo por estos conceptos de modo contundente.
  • Tantos años sin mercado libre verdadero, (80) hacen que muchos argentinos ni siquiera conciban un mercado sin intervención del estado, y otros deseen que el estado intervenga para subsidiarlos.

Ahora, luego de revisar todos los comentarios, y aún mi propia propuesta, se me ocurre que mi idea tiene ventajas adicionales. Aquí van.

  • De crearse este mercado, el gobierno no tendría que aceptar ni establecer un tipo de cambio concreto, que sería variable y determinado por ese mercadito y para ese mercadito, evitando así que si fija un tipo de cambio diferencial oficial, éste sea la base de una nueva escalada cambiaria.
  • Además de levantar todas las restricciones y trabajosos controles al turismo al exterior y a las compras en el exterior, con las críticas y la bronca diaria, tendría un justificativo perfecto para no intervenir con sus reservas en ese mercadito, relativamente superfluo.
  • Solucionaría también el problema gravísimo del turismo receptivo, que hoy tiende a cero, y que sería un fuerte vendedor en este mercadito.
  • Sería una medida difícil de objetar, ya que abre mercados en vez de cerrarlos.
  • Obviamente, al no vender, pararía la fuga de reservas en este sector.
  • Este mercadito tendría un tipo de cambio seguramente inferior al blue, como es fácil concluir pensando que si bien el dólar «negro» seguirá siendo negro, hay muchos dólares «blancos» en el mercado, que hoy sólo se pueden vender a 5.70 y que ahora se venderían en un mercado libre. Ese tipo de cambio libre y menor, sería una buena manera de inducir a la baja al blue, lo que se ha intentado hacer de la peor manera hasta ahora.
  • El gobierno «correría por la ortodoxia» a sus críticos, y hasta podría más adelante agregar otros rubros a este mercadito, sobre todo si el tipo de cambio es menor que el blue, como pienso que será.
  • Podría así tenderse a la salida del cepo, con lentitud, pero dando una señal de racionalidad que no se ha dado hasta ahora, ni poca, ni mucha, ni suficiente ni insuficiente.

Dejo para pensadores más lúcidos el plan integral para salir de este desastre, que no intento solucionar con esta idea que, insisto, apenas es un parche algo más sensato.

Nuevamente dejo el tema abierto a las  criticas, pero me gustaría que fueran concretas sobre el efecto de estas medidas o su viabilidad práctica, operativa o funcional. Esto es porque expresiones como «con los burros que son jamás harán esto», o «este país no admite un mercado libre» son para evitar pensar, y porque no es mi propósito mejorar a los argentinos, enseñar al gobierno, ni salvar a la humanidad.