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jueves 18 de agosto de 2005

Pobre Caperucita

El humor puede ser una buena manera de reflexionar, desde la ironía y el ridículo, acerca de los extremos a los que nos puede llevar una Justicia mal llamada garantista que hace prevalecer los derechos de los victimarios en desmedro de los de las víctimas.

Los jueces progres han demostrado una fenomenal capacidad para dar vuelta los hechos y terminar diciendo que la víctima de un delito es la culpable y el victimario, la víctima. A tal punto llega la tergiversación de los hechos que, poco tiempo atrás, un juez dictó una sentencia por la cual si un hombre viola a una mujer a punta de pistola, el hecho de utilizar el arma de fuego es un atenuante porque, de esa manera, la mujer violada no corre riesgos de ser lastimada. En el mencionado caso, el juez llegó al extremo de considerar que, finalmente, el violador no hacía nada tan diferente a lo que ocurre a diario en el mundo.

Bajo un falso garantismo, la gente decente es víctima de los delincuentes que sistemáticamente son amparados por la Justicia mal llamada garantista.

¿Qué le hubiese ocurrido a Caperucita Roja si su caso hubiese sido juzgado bajo el “garantismo” que impera en nuestro país? El siguiente fallo lo ilustrará al respecto.

Llega a la Corte Suprema el caso “Caperucita vs. Lobo Feroz”.

He aquí el voto de uno de los miembros más garantistas de la Corte:

1. Caperucita sabía bien que podía encontrarse con el Lobo Feroz.
2. No era ajena al hambre del Lobo.
3. Si le hubiera ofrecido la cesta de la merienda de su abuela, no habría ocurrido lo que ocurrió.
4. El Lobo no ataca de inmediato a Caperucita sino que primero conversa con ella.
5. Es Caperucita quien da pistas al Lobo y le señala el camino de la casa de la abuelita.
6. La abuela es idiota al confundir a su nieta con el Lobo.
7. Cuando Caperucita llega y el Lobo está en la cama con la ropa de la abuela, ella no se alarma.
8. El hecho de que Caperucita confunda al Lobo con la abuelita demuestra que iba poquísimo a visitarla.
9. El Lobo, con preguntas tontas y directas, quiere alertar a Caperucita.
10. Cuando el Lobo, que ya no sabe qué más hacer para alertarla, se come a Caperucita, es porque ya no le quedaba otra solución.
11. Es posible que antes Caperucita hiciera el amor con el Lobo.
12. La versión de que Caperucita cuando oye la pregunta del Lobo “¿a dónde vas?” haya respondido “a bañarme desnuda en el río”, cobra cada día más fuerza.
13. Es Caperucita la que provoca los instintos de la pobre fiera (sexuales y depredadores).
14. La madre de Caperucita tuvo gran parte de culpa al no acompañar a su hija.

Se revoca, por tanto, el fallo de Cámara y se absuelve al Lobo.
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