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lunes 6 de octubre de 2014

¿Qué hacer con AEROLÍNEAS ARGENTINAS?

¿Qué hacer con AEROLÍNEAS ARGENTINAS?

El estado, es decir “todas y todos” aportamos a AEROLÍNEAS ARGENTINAS durante el año 2013 poco mas de u$s cuatrocientos millones de dólares y según algunas estimaciones desde 2008 el total llegaría a los u$s cuatro mil millones, suma que según expone Sebastian Campanario en LA NACION (Economía y Negocios pag 3) del pasado 28 de septiembre hubiera permitido construir 3000 Km de autopistas o, agregamos nosotros, renovar cuatro mil Km de vías férreas

Llama la atención ya en vísperas de elecciones que ningún partido político ni los candidatos que se están postulando para la presidencia de la nación se ocupen de AEROLÍNEAS ARGENTINAS y AUSTRAL.

En esta nota nos ocuparemos solo de AEROLÍNEAS ARGENTINAS y en posibles alternativas a su cierre y liquidación.

Partiremos de su facturación perteneciente al año 2013, que fue de u$s 1.265.081.216,00.

Tengamos en cuenta que el estado aportó durante ese año (u$s 408.923.295,00).

Al pasar digamos que en el proyecto de presupuesto para 2015 se han incluido U$s 360 millones para compra de aviones, algo que suena como imprudente en momentos que terminará un gobierno y una gestión empresarial que no se ha caracterizado precisamente por su idoneidad, va de suyo además que previamente se debió haber explicado a qué tipo de rutas se destinarían las nuevas aeronaves. Típica improvisación “k”

Aerolíneas Argentinas habría necesitado para funcionar durante el ejercicio 2013, la suma de u$s 1.674.004.511 lo que significaría que su facturación cubrió el 76 % de sus gastos totales. Esa suma total surge de sumar a su facturación, los aportes del estado.

Es obvio que sería necesario un incremento de ingresos y una disminución de gastos, sin perjuicio de un redimensionamiento de sus rutas y en su caso de su flota.

El incremento de ingresos debería darse por más ventas y probablemente incremento de tarifas, teniendo en cuenta que en el cabotaje las tarifas son fijadas por el estado, sería importante que esa atribución sea retomada por las empresas, lo que implicaría que el estado libere el sistema tarifario.

Es imprescindible tomar esta decisión porque con tarifas fijadas por el estado, salvo un lapso de la década del 90 , hemos visto que desde 1960 todo intento de hacer transporte aéreo fracasó estrepitosamente, porque además el estado redireccionaba las tarifas para tornar competitiva a Aerolíneas Argentinas, a la cual además subsidiaba, directa o indirectamente.

Por ejemplo frente a AUSTRAL cuando era privada, la competencia era groseramente desleal no obstante fue esa empresa privada la que marcó nuevos y modernos rumbos al transporte aéreo, merced a la excepcional gestión de Willy Reynal. No todo es cuestión de dinero.

Personalmente, durante el año 1984 época de alta inflación y en la que me toco gerenciar a la empresa, padecí la demora del estado en autorizar ajustes tarifarios los que ya por su demora ocasionaban quebrantos, que no se podrían imputar a la gestión de la empresa.

Pareciera que una de las primeras cuestiones que deberán resolverse en Aerolíneas Argentinas tiene que ver con su productividad y en este punto se comenzaremos por el exceso de personal, un nivel salarial muy alejado de su eficiencia económica y una rigidez laboral que deberá ser flexibilizada para incrementar la productividad del trabajo.

Estimamos que la plantilla de personal debería reducirse en un 40%, para lo cual debería diseñarse un programa de retiros muy cuidadoso para evitar que opten por esa posibilidad los mejores pero al mismo tiempo habría que readaptar la masa salarial a las posibilidades reales de Aerolíneas Argentinas. Es obvio que este programa deberá financiarse con créditos, en lo posible de largo plazo. Una reducción de personal de esa magnitud podría tener un costo de alrededor de u$s 280.000.000 en números muy redondos.

Creo que resulta agraviante a elementales principios éticos los actuales niveles salariales de la empresa que nada tienen que ver con sus resultados económicos.

Debe tenerse presente que los salarios se pagan por los aportes que hace el estado, es decir los salarios se financian con los impuestos que pagamos “todas y todos” soportando una presión fiscal ya abusiva.

Sin esos aportes obviamente la empresa no existiría.

Por último siempre dentro de la cuestión laboral deberían negociarse nuevos convenios colectivos de trabajo que permitan una multifuncionalidad laboral según las necesidades que vaya planteando la actividad.

En esta negociación se podrá verdaderamente a prueba si en verdad los gremios aeronáuticos tienen puesta la “camiseta de la empresa” porque obviamente deberá resignar privilegios que pagamos “todas y todos” o seguirán buscando sus propios beneficios al costo del pueblo argentino.

En síntesis los gremios deben comprender que la retribución salarial debe ser consecuencia de la rentabilidad empresaria, lo que obviamente exige una conducción profesional de la que carece hoy día y que cumplir con esa premisa significará demostrar una real vocación por la responsabilidad social.

La alternativa al cierre es una profunda restructuración gerenciada con profesionales idóneos, cualidad de la que carecen sus actuales administradores que incluso estarían favoreciendo un pago salarial a su personal eludiendo la ley de impuesto a las ganancias, sin advertir que la empresa perdura gracias a los impuestos que pagamos “todas y todos”.

Se daría el extraño oximorón que una empresa que necesitando de los impuestos para su sustento, se transforma en cómplice de su personal para eludir su pago.

A la ilegalidad de la maniobra se suma su inmoralidad, otro ejemplo “k” de cómo se concibe el gobierno de un país.

¿Puede ser Mariano Recalde con lo que por ahora parece una tentativa de elusión continuar en la empresa o aspirar a un cargo de mayor importancia política….?

Les dejo la respuesta…