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viernes 12 de julio de 2013

Roca, Evita y la moneda

Roca, Evita y la moneda

Sin duda que este gobierno se siente con autoridad para dirigir la vida de todos los ciudadanos de la Argentina. Nos quiere decir donde debemos veranear, que debemos importar y exportar y también en que moneda debemos ahorrar. La moneda para sorpresa de muchos no es un invento de los gobiernos, es un invento del mercado, la misma nace a partir del trueque

Sin duda que este gobierno se siente con autoridad para dirigir la vida de todos los ciudadanos de la Argentina. Nos quiere decir donde debemos veranear, que debemos importar y exportar y también en que moneda debemos ahorrar. La moneda para sorpresa de muchos no es un invento de los gobiernos, es un invento del mercado, la misma nace a partir del trueque. Antiguamente en las economías primitivas se recurría al trueque como medio de intercambiar bienes y servicios. A medida que el comercio se expandía aparece la moneda, la misma era aceptada por la gente siempre y cuando cumpliera con ciertas condiciones, esta debía ser transportable, divisible, durable, homogéneo, etc. A lo largo del tiempo sobresalieron el oro y la plata como los más eficaces medios de cambio.

Más tarde con la aparición de los bancos, comenzaron a circular los recibos bancarios, esos recibos eran aceptados por que los respaldaba el oro y una institución confiable. A través de los bancos centrales en el siglo XX los estados monopolizaron la emisión monetaria, pero la situación se complica con la salida del patrón oro ya que esto permite emitir sin respaldo, de hecho las hiperinflaciones en la historia económica mundial son del siglo XX, la razón, es que ya no hay límites para los gobiernos a la hora de expandir el gasto. Nuestra moneda, el peso  argentino, como consecuencia de la inestabilidad monetaria agrego 13 ceros a su valor original. El peso actual, que comenzó a regir partir de 1992, equivale a 10.000.000.000.000 Pesos Moneda Nacional de 1881.

En estos tiempos el valor de la moneda se respalda en la confianza que la población tiene en las instituciones jurídicas políticas y económicas del país emisor (la gente demanda el billete también porque cree que al día siguiente seguirá teniendo cierto poder de compra), la moneda no es otra cosa que papel pintado impreso, cuando la desconfianza sobre las instituciones y la moneda se apodera de la gente esta pierde su fundamento, el agilizar transacción y capacidad de transformarse en reserva de valor.

Podemos aspirar a que las figuras de nuestra historia impresas en los billetes sirvan de inspiración para los gobernantes actuales, siguiendo este ejercicio encontramos senderos que se bifurcan. Por un lado tenemos al Gral. Julio A. Roca tal vez el prócer más representativo de la generación del 80 y el que ocupa aun, pero en forma compartida el billete de mayor  denominación de la Argentina. Justamente el periodo que se abre con la llegada del Gral. Julio A. Roca -1880-1914-,  es definido como el de gran crecimiento, es que la tasa de expansión económica de la Argentina tiene pocos antecedentes en la historia de la economía mundial.

El producto bruto per cápita de Argentina entre 1875 y 1914 se incrementó un 245% (3,3% anual), es decir, casi tres veces y media. La Argentina en 1889 absorbió entre un 40% y 50%de las inversiones británicas hechas fuera del Reino Unido. La expansión de nuestras vías férreas fue desde 503 km en el período 1865/69 a 31.104 km en el período 1910/14. Durante el período 1865/69 el ingreso por habitante representaba tan solo el 34% de países como Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá y Australia, mientras que en el período 1910/14 representaba el 82% de los países mencionados. La década del ochenta no transcurrió sin tropiezos,  la crisis de 1890 fue provocada a causa de que el gobierno incurrió en enormes emisiones y déficit fiscales, pero la claridad sobre el rumbo tomado mas las medidas de austeridad hicieron que el país llegara a fin de siglo en condiciones tales que pudo incorporarse al régimen de patrón oro, creando una caja de conversión solida, de esta manera se había demostrado al mundo que el país estaba en orden y el compromiso de no usar la emisión para obtener recursos fiscales.

La otra persona en cuestión es Eva Perón, quien junto a su marido el Gral. Juan Domingo Perón siguen influyendo en muchas de las ideas económicas que imperan en la Argentina de hoy. Si bien el Bco. Central fue creado en 1935 con objetivos limitados fue en  1946 cuando se ampliaron los objetivos del mismo, lo que abrió el camino a la larga y enorme inflación de la segunda mitad del siglo XX. Paradójicamente al igual que en estos tiempos el argumento de la reforma del BCRA de 1946, era que las reservas del Banco Central ya no tendrían la función limitada del pasado, sino que serían el instrumento principal en la política de apoyo crediticio a la promoción de las actividades económica, así se abrió el financiamiento del gasto por medio de la emisión. Las puertas de la hiperinflación tuvieron su génesis aquí, ya que a partir de entonces la inflación promedio anual durante el período 1946-74 fue del 33,2%, saltó al 206% para el período 1975-83 y en el periodo 1980-1989 tuvo un promedio anual de 750.4 %. Con la emisión del Banco Central se pudo financiar la compra de empresas o crear nuevas y además el gobierno utilizo dicho mecanismo para ocultar el déficit del gobierno. También financió a tasas reales negativas a empresarios cercanos a  quienes privilegió.

Estas ideas económicas prevalecerían a lo largo de todo el siglo independientemente del signo político, como consecuencia tendríamos de aquí en más un estado sobredimensionado solo financiable a través emisión monetaria, altos impuestos y la confiscación de ahorros privados. Las nacionalizaciones de depósitos de los años 1943, 1975 y 1989 (Plan Bonex), en el 2001 la confiscación de los fondos de las AFJP por parte del Estado, y finalmente, en el 2008, la estatización de las AFJP, que pasaron a la órbita de la ANSES son una prueba de esto. Nada de esto fue gratis, alejarnos de los principios de 1853 provoco otro milagro, el “milagro del subdesarrollo argentino”.

Ojala estas enseñanzas nos ayuden a retomar el camino del que nunca debimos haber salido. El mundo ha vuelto a demandar nuestros productos, conocer estos caminos ayudara a aprovechar esta nueva chance.

Fuente: www.fundacionprogreso.com.ar