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lunes 15 de marzo de 2010

Si no hay opciones, gana Kirchner

La falta de alternativas mejores podría dar lugar a que el kirchnerismo aproveche la oportunidad y logre conservar el poder en 2011. Sin embargo, aún hay margen como para que se consoliden candidaturas que impidan la continuidad del actual gobierno.

El encumbramiento político del kirchnerismo se explica, esencialmente, por la falta de alternativas. En 2003, Eduardo Duhalde debió recurrir a Kirchner después de que, por distintos motivos, le fracasaran todas sus opciones anteriores. En 2007, ante la dispersión de la oposición, Cristina Kirchner ganó las elecciones con comodidad. Existe el riesgo de que en 2011 pase lo mismo.

El kirchnerismo no es un movimiento que suscite la adhesión emocional del pueblo pero, por el momento, es la única corriente organizada en condiciones de ejercer el gobierno del país. Por supuesto que su gestión es desastrosa. Pero si no hay alternativas mejores, existe la posibilidad de que el kirchnerismo vuelva a ganar. Y, debemos admitirlo sin eufemismos, por el momento no se observan alternativas viables.

El problema, de todos modos, no es irreversible. Aún hay tiempo de que surjan alternativas en condiciones de desplazar al kirchnerismo del poder. Pero en 2007 también hubo mucho tiempo y no se lo aprovechó. Si desde ahora hasta el momento de la definición de las candidaturas con vistas a las elecciones del año próximo el problema no se resuelve, tendremos cuatro años más de kirchnerismo por la sencilla razón de que, ante la ausencia de oportunidades, el pueblo se aferrará a la precaria perspectiva de protección que el kirchnerismo le propone.

Las elecciones legislativas del año pasado arrojaron como ganadores a un buen número de dirigentes de distintas extracciones políticas con perfil crítico hacia el kirchnerismo: Reutemann, Cobos, De Narvaez, Sanz, Solanas, Macri, Juez, Aguad, etc. A estos podríamos agregar a Carrió, que ya estaba instalada desde antes. Estos nombres tienen en común que, sin perjuicio de sus diferencias, ninguno tiene inclinaciones totalitarias como las que exhibe el gobierno.

Pero ninguno de estos políticos está emergiendo como un líder nítido. Es bastante probable que los dos con mayor proyección sean Reutemann y Cobos porque ambos cuentan con el respaldo potencial de estructuras políticas consolidadas y una profunda inserción personal en el electorado. A los demás –quizá con la excepción de Macri, que está retrasado en esta carrera porque su gestión en Capital ha tenido algunos tropiezos- la gente los conoce menos y, además, están muy lejos de contar con una organización de carácter nacional que los respalde. Reutemann y Cobos son las dos figuras que se perfilan como los grandes candidatos a ganar las elecciones de 2011 si sus respectivos liderazgos pasan de ser potenciales a efectivos. El problema es que eso aún no ocurrió y si no ocurre dentro de un plazo prudencial bien podría suceder que, ante la ausencia de alternativas, resurja la imagen, ahora muy golpeada, del kirchnerismo.

Este es, en rigor, el principal problema político del momento. Que el Senado reúna o no los votos necesarios para bloquear las iniciativas del gobierno puede ser un hecho de cierta significación simbólica pero difícilmente cambie el curso general de la política del país hasta el final del mandato de la Señora. La “madre de todas las batallas” se librará en 2011 donde, naturalmente, el kirchnerismo intentará hacer todo tipo de trampas para obtener un resultado que le sea favorable.

Pero si la oposición presenta buenas propuestas, las trampas de Kirchner son inoperantes, como quedó demostrado en las elecciones legislativas del año pasado donde, a pesar de todas las “matufias”, el gobierno perdió claramente en todos los principales distritos electorales. En Argentina nadie, ni siquiera los militares, pudo sostenerse en el poder en contra de la voluntad del pueblo. Por lo tanto, si se le ofrece al pueblo buenas propuestas electorales, el pueblo responde positivamente y así será posible ¡por fin! expulsar del poder a la camarilla kirchnerista.

Sería positivo que la opción electoral de 2011 sea Reutemann-Cobos. Aunque ninguno de los dos es un liberal convencido, ambos son moderados y más bien pragmáticos que doctrinarios. Ese pragmatismo bien puede llevar a cualquiera de los dos a entender que, sin seguridad jurídica, solidez institucional, garantización del derecho de propiedad, moderación en el gasto público, apertura de la economía y estabilidad monetaria, no habrá crecimiento, desarrollo ni bienestar para el país en su conjunto ni para sus habitantes en particular.

El interrogante que se plantea es si, cuando llegue “la hora de la verdad” habrá propuestas verdaderamente atractivas para desalojar del poder al kirchnerismo. Porque si estas propuestas no aparecen, el kirchnerismo seguirá ocupando el espacio vacío que viene llenando desde 2003. Hay margen como para tener una visión, si no definidamente optimista, al menos esperanzada de que, para las elecciones de 2011, aparecerán alternativas viables mejores que el kirchnerismo. Sería falsa la afirmación de que las fuerzas de oposición no han avanzado en su propósito de poner límites a los abusos del gobierno. Algunos logros importantes han tenido y en otros casos no han tenido éxito. Pero la tarea aún no está finalizada y el kirchnerismo, aunque golpeado, aún tiene margen para reaccionar. Es necesario redoblar los esfuerzos para seguir desgastando a la maquinaria kirchnerista y un argumento determinante para que eso suceda es que surjan opciones que puedan reemplazar al actual gobierno. Por eso Kirchner y sus laderos, en cuanto surge un potencial competidor, despliegan toda su artillería para “voltearlo” políticamente. Kirchner tiene muy claro que, si hubiera buenos candidatos, en la comparación él saldría perdidoso. Si de algo Kirchner no tiene un átomo, es de tonto.

Los próximos seis u ocho meses serán cruciales. ¿Aparecerán y se consolidarán candidatos presidenciales en condiciones de competir con el kirchnerismo? Que Argentina sea una república democrática (con todos los defectos que se quiera, pero eso, una república democrática) o una dictadura totalitaria al estilo chavista depende de esa cuestión.© www.economiaparatodos.com.ar

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