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jueves 23 de enero de 2014

Un discurso y un mensaje: no me importa nada de Uds.

Un discurso y un mensaje: no me importa nada de Uds.

Ya los usé y ahora los descarto. No me sirven más

El discurso de hoy de la presidente consistió en lo mismo de siempre. Describir un país irreal. Afirmar que no hubo ningún gobierno mejor que el de ella y el de Kirchner, cuando insistió con la década ganada y las estampillas del correo. Negar la pobreza. Ignorar la crisis energética que padecen miles de personas, la inflación que está haciendo destrozos en los presupuestos familiares, una corrida cambiaria monumental con una devaluación del 10% en un mes del tipo de cambio oficial, el papelón que hizo Kicillof en París y mil problemas más no fueron ni por casualidad rozados en su breve discurso.

Cristina Fernández de Kirchner ignoró todos esos problemas como diciendo: no me importa nada de lo que le pase a Uds. Mi relato es éste y no esperen nada más de mí para solucionar los problemas que nosotros mismos creamos, porque nunca se los voy a reconocer.

Es posible que su salud ya no la ayude para enfrentar la crítica situación a la que han llevado al país. Es más probable que tampoco tenga idea de cómo salir de la crisis que ella misma generó. Y también es posible que sepa que no tiene colaboradores en quién delegar funciones porque, siempre recordando a Hayek, los gobiernos autocráticos tienden a rodearse de los peores elementos de la sociedad.

Su ego la llevó a comenzar el acto auto citándose pero,  esta vez,  con algunos videos de sus discursos y sus gestión. Como diciendo: esto lo hice yo y no me vengan a reclamar mucho más porque con Néstor transformamos el país.

Lo cierto es que, luego de su discurso, que supera cualquier novela de ciencia ficción cuando describe la situación económica actual, el dato que quedó en claro es que no piensa hacerse cargo del problema que generó el kirchnerismo en esta década infame en que se destruyó la economía y las instituciones. Es como si, en su subconsciente, estuviera pensando: ya los usé y gocé del poder. Ahora que no hay más caja y la fiesta de consumo no puede seguir, a mí no me importa.

Por lo tanto hay que tomar nota. No piensan hacerse cargo de nada, ni solucionar ningún problema. Todo su proyecto parece centrarse en un solo objetivo: aguantar hasta dónde pueda y, si lo logra, que la bomba le explote al que viene.

Los argentinos estamos avisados. No le interesa lo que nos pase. Y, todo este desastre que tenemos que soportar será culpa, en todo caso, de algún grupo conspirativo.

En síntesis, su discurso totalmente fantasioso parece esconder el mensaje de: a mí no me importa nada de lo que les pase. Y van a tener que aguantarse hasta dónde yo  pueda aguantar. Ya los usé y ahora los descarto. No me sirven más.