No sé muy bien dónde, ni cuándo, ni quiénes fueron, pero, en algún momento y en algún lugar, se produjo un acuerdo que estableció que, cuando la luz roja está prendida, el conductor que viene por la calle que el semáforo enfrenta debe detenerse hasta tanto se prenda la luz verde. La verdad es que no me consultaron, y aunque es probable que yo no hubiese nacido, hoy en día no estoy de acuerdo con el hecho que el rojo, un color que representa energía y movimiento, esté unido al concepto de detenerse.

Y, como no me consultaron, no estoy de acuerdo. Y como creo en el valor de la libertad y defiendo el color rojo voy a empezar a pasar los semáforos en rojo.

Ya sé que muchos lectores estarán pensando que me volví loco y que no me queda mucha vida, que seguramente me mataré en alguna esquina. Aquellos más amigos de escribir cartas y e-mails estarán ya pensando los argumentos sobre convenciones, seguridad, etc para convencerme de desistir de mi actitud, déjenme decirles que solo quiero demostrar mi punto por reducción al absurdo.

Fácilmente se comprende que una vez aprobada la ley que establece que debe uno detenerse ante el semáforo en rojo y avanzar solo cuando este en verde, esta norma debe cumplirse. Y que debe acatarse no importa cuál fuese nuestra opinión antes de su aprobación o incluso posterior. Quién no cumpla dicha ley se expondrá a accidentes y causara accidentes por lo tanto cualquiera en su sano juicio cumplirá la ley. Pero muchas veces nos negamos a cumplir las leyes porque no estamos de acuerdo con lo que dispone.

Algo así pasa, en el contexto de las protestas del campo, con los cortes de rutas y calles. Ya he escuchado a varios decir apoyan la protesta del campo pero que objetan la metodología de cortes.

De nuevo, no se muy bien dónde, ni cuando ni quienes pero nuestra sociedad aceptó como metodología válida la de los cortes. Hace años que sindicatos, organizaciones sociales, adolescentes, jubilados, piqueteros, y cuanto grupo tiene algo que manifestar corta una calle o una ruta.

Las autoridades no solo no evitan esos cortes sino que, por lo general, le dan apoyatura logística. Los jueces y fiscales jamás plantearon alguna sanción penal. La sociedad tampoco; las organizaciones y las personas que han cortado calles permanecieron igual o más respetados que antes. Los ciudadanos con su poder directo del voto no han castigado esta actitud. Y lo que es más, el país, la nación como un todo se ha expresado en defensa de los ambientalistas de Entre Ríos a través de la Cancillería en los distintos tribunales internacionales dónde Uruguay fue a quejarse. Los ideólogos de siempre acuñaron la frase: “no hay que criminalizar la protesta social”.

Por todo esto yo digo que el corte de rutas y calles no sólo está permitido, sino que está considerado como bueno por nuestra sociedad. Es verdad que algunos en minoría hemos sostenido lo contrario. Pero esto no cambia el hecho de que la ley hoy en Argentina dice que el piquete es el camino para protestar, yo diría es el único camino para protestar.

Y digo más, si aquellos que tienen algo porque protestar no usan el piquete hacen exactamente lo mismo que yo cuando quiero cruzar el semáforo en rojo.

Insistiré en mi posición minoritaria, procuraré convencer a la gente, y en un futuro espero que el congreso por ley limite los cortes de ruta, toma de puentes e interrupciones de tránsito. Que los poderes ejecutivos envíen a los policías a abrir paso y los ciudadanos aplaudan al policía.

Ya convencí a los primeros dos: Néstor y Cristina Kirchner; pero lamentablemente recurren al grito desde la tribuna en vez de proponer una ley que cambie las cosas y mandan patotas en vez de policías. Así que mientras sigo convenciendo al resto y busco mejores alumnos, no me queda otro remedio que aceptar los cortes, y cruzar los semáforos en verde. © www.economiaparatodos.com.ar