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lunes 15 de marzo de 2010

¿Pueden dejar de confundir a la gente, por favor?

Cada semana, el Gobierno presenta nuevas falacias económicas y errores de concepto que, de tan groseros, levantan la sospecha de que no son errores sino claros intentos de manipulación.

El inefable ministro del interior Florencio Randazzo salió a hablar de economía y, como era de esperar, siguió repitiendo como un loro los groseros errores de concepto que caracterizan a la administración; errores que por ser tan obtusos, uno duda de si son realmente “errores”.

Por empezar, el ministro dijo que el Gobierno propone "utilizar parte de las reservas (por las) que nos están pagando al 0,3 o 0,4 por ciento para honrar estas deudas en lugar de salir al sistema financiero a pedir plata al 14 o 15 por ciento".

Son dos las alternativas para este razonamiento: o el ministro sabe cómo son las cosas realmente y miente, o directamente ignora el funcionamiento de los mecanismos financieros que originaron los dólares del BCRA. Solo Dios sabe cuál de las dos es más grave.

El BCRA compró gran parte de los dólares a los que hoy bautiza con el nombre de “reservas de libre disponibilidad” emitiendo pesos. Para neutralizar parte de esos pesos (siempre hay “fugas” que en parte explican la explosión inflacionaria) vendió distintos bonos y letras del gobierno que pagan un interés cercano al 15%. De modo que sería bueno dejar de repetir insensateces sin el debido respaldo técnico porque el esparcir esas explicaciones falsas confunde a la gente y le trasmite un horizonte que no es cierto. Aproximadamente la mitad de las “reservas” se hallan en ese estado. Son reservas que en realidad “se deben” porque la consecuencia de su adquisición fue la emisión de títulos por las que el gobierno se comprometió a pagar un interés, además de devolver el capital. Salvo que estemos pensando en no pagar esos títulos, la política de usar reservas no del todo “propias” (porque fueron adquiridas con endeudamiento caro) no parece estar alineado con la política económica más sana.

A esto se agrega la razonable sospecha de que las reservas no se utilizarán para pagar deudas sino para atender gastos corrientes. Una vez más, como esos dólares se adquierieron tomándo créditos, una política que use esos fondos para cubrir gastos ordinarios, sería igual a la del individuo que pide un crédito para ir al supermercado.

En otras de sus consideraciones, el ministro dijo: “Cuando se habla de modificar el Presupuesto, de lo que se habla es de ajuste, es parar el plan de inversión, bajar salarios, jubilaciones. Esto que parece una locura se hizo en el país durante algunos años y terminó en un enorme fracaso”.

Seguramente Randazzo se apoya en la artera convicción de saber cuál es el efecto que en la Argentina causa la mención de la palabra “ajuste”. Pero esos golpes bajos no alcanzan para tapar la verdad. En realidad la inversión en el país está efectivamente parada por la política económica aplicada por el gobierno al que Randazzo pertenece. Por eso nos estamos quedando sin productos, empezando por la nafta. Una economía apestada por la insinceridad de los precios repele la inversión, porque nadie viene a inmovilizar dinero para producir a un sitio en donde le niegan la posibilidad de recuperar lo invertido, donde corre el riesgo de ser expropiado, donde no tiene las más mínimas libertades económicas para disponer de su propiedad. Eso es parar la inversión, Randazzo; no modificar el presupuesto.

La propia presidente del BCRA confesó un “agujero” presupuestario de $ 55.000 millones de pesos, ¿no hay razones suficientes allí para intentar adecuar una ley que no tiene ningún contacto verídico con la realidad?

El presupuesto aprobado establece un nivel de aumento del gasto respecto del PBI del 12%. Ese ítem crece a más del 30%. ¿No cree Randazzo que habría que hacer algo con eso? Por supuesto que lo mejor que podrían hacer, precisamente en este punto, es cumplir lo que dice el presupuesto. Pero me temo que, justamente en eso, ése no es el plan del gobierno.

Por lo demás, un gobierno que permite y estimula una inflación del 30% anual (y que si acumulamos desde que asumió Néstor Kirchner nos asustaríamos) no puede hablar con autoridad de “no bajar los salarios y las jubilaciones” porque son ellos los principales provocadores de ese desquicio. Cuando Néstor Kirchner asumió, solo un tercio de jubilados cobraba “la mínima” hoy más de 7 de cada 10 lo hacen. ¿Quién es el que baja realmente las jubilaciones, Randazzo?

El ministro advirtió, por otra parte, que la Argentina debe pagar tasas más altas de interés, por encima de la que pagan países como Brasil o Uruguay, porque “está pagando las consecuencias del default” que declaró durante la crisis de 2001. Otra falacia. El país paga las estrafalarias tasas que paga (que por otra parte nunca protestó cuando quien las cobraba era Chávez) porque está fuera de la órbita de la Tierra. Con sus políticas de ahuyentamiento a la iniciativa privada y el insulto sistemático a la comunidad financiera internacional, el gobierno ha perfeccionado una monumental tarea de aislamiento y desconfianza. Por allí debe buscar Randazzo las razones de las diferentes tasas que pagan Argentina, Chile, Brasil y Uruguay.

El ministro subrayó que uno de los principales objetivos de la presidente Cristina Fernández de Kirchner cuando asumió en 2008 fue "dejar a Argentina fuera de esa situación (el default) y dar garantía a nuestros acreedores de que este año van a poder cobrar sin ningún tipo de problema". Muy bien. Si realmente ese es uno de los objetivos de la presidente, lo que podrían hacer es, justamente, cumplir el presupuesto: hacer crecer el gasto al 12% como está previsto (y no a más del 30%) y con ello sobrarán los recursos (que por otra parte el presupuesto prevé y aprueba) para pagar a los acreedores…

Pero la realidad es que es el gobierno el primer violador de las leyes que él mismo envía al Congreso: su pasión por los dibujos hace que pinte acuarelas de mentira, no las cumpla, y cuando alguien sugiera adecuarlas a la realidad, se enoje. © www.economiaparatodos.com.ar

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