Los recuerdos, las convicciones y el pensamiento actual de ambas mujeres son disímiles, sobre todo en materia monetaria, de gasto público, de endeudamiento, de garantías a la propiedad privada, de respeto a la libre iniciativa y de respaldo a la libertad de elegir con reglas sensatas, sin controles ni trabas.   A simple vista hay algo que une a la presidente de Argentina con la canciller de Alemania.  Y es el origen germano del apellido que ambas portan por sus esposos. En Angela no hay ninguna duda acerca del linaje alemán  del físico Ulrich Merkel. En Cristina, el apellido Kirchner  es compartido además con un famoso pintor  Ernst Ludwig Kirchner, expresionista alemán  muerto en 1938 y con Friedrich Kirchner  general alemán que comandó una división panzer en la invasión a Polonia y luego Francia, donde ganó la cruz de hierro con hojas de roble y espadas. Pero a partir de allí, las vidas, los pensamientos y las convicciones de Cristina Kirchner y Angela Merkel no coinciden en lo más mínimo.
 
Angela Merkel está formada en la dura disciplina intelectual de la física cuántica,  tesis con la cual se doctoró “cum laude”. Cristina en cambio frecuentó el derecho, una disciplina bastante más liviana.  Angela Merkel, hija de un pastor luterano, tuvo que vivir 32 años  bajo la opresión ideológica de Alemania oriental, el régimen comunista que espiaba y controlaba la vida privada de los ciudadanos con la Stasi, el servicio de inteligencia y espionaje policial más tenebroso del mundo. Cristina por su parte  durante los 10 años de dictadura, tuvo la fortuna de una  militancia light sin haber sido nunca detenida, torturada ni desaparecida.
Los recuerdos, las convicciones y el pensamiento actual de ambas mujeres son disímiles, sobre todo en materia monetaria, de gasto público, de endeudamiento, de garantías a la propiedad privada, de respeto a la libre iniciativa y de respaldo a la libertad de elegir con reglas sensatas, sin controles ni trabas.   

Angela Merkel es partidaria de un gobierno austero, que en lugar de
saquear a los contribuyentes se esmera en dejar dinero en el bolsillo de la gente para que financien su propio proyecto de vida. Ella recuerda de manera muy vívida el ejemplo histórico de la hiperinflación alemana de 1922-29 durante la república de Weimar, cuando el Banco Central alemán añadió 9 ceros a la moneda  y condujo el país al desastre de la anarquía, luego a la desocupación y el hambre, después a los piketes, la violencia urbana y la miseria, y finalmente, dio lugar a la terrible tiranía que provocó el holocausto y la muerte de 12 millones de alemanes en una insensata guerra mundial, con ciudades destruídas, la industria arrasada y sus fábricas convertidas en campos para sembrar patatas.  Angela Merkel recuerda claramente que la hiperinflación de 1923 dinamitó la moneda alemana,  el marco (papiermark)  y  no quiere abrir nuevamente la puerta al demonio de la inflación, el control de cambios, el desempleo y la miseria.
 
En cambio Cristina Kirchner no recuerda claramente la demoledora experiencia monetaria argentina, quizás porque su centro de interés no sea la economía sino la obtención de poder político.
Nosotros fuimos más vivos que los alemanes, porque quitamos 13 ceros en lugar de los 9 ceros de la república de Weimar,  pero no lo hicimos  de golpe como ellos,  sino en veintidós años (1970-1992). Para que el pueblo no se diera cuenta,  nuestros  gobernantes de derecha o  de izquierda, militares o civiles, peronistas o radicales, progresistas o conservadores,  fueron   destruyendo y reemplazando de a poco siete sucesivas monedas.  Esa es la diferencia entre la rigidez germana que encarna  Angela Merkel  y la  picaresca criolla que Cristina Kirchner no registra. Por eso, los alemanes siguen recordando hasta el día de hoy las consecuencias nefastas de la emisión monetaria para financiar el gasto del Estado y nosotros persistimos en el mismo error, pensando que ahora podemos evitar las mismas consecuencias.

MATRIZ DE MONEDAS ARGENTINAS