Las inundaciones de Argentina desnudan la falta de diálogo de la presidenta
El Gobierno eludió la tragedia, y cargó contra las autoridades locales, hasta que el aumento de víctimas le obligó a viajar a La Plata
Jorge Mario Bergoglio consiguió ser atendido por la presidenta después de que lo nombraran Papa, pero no mientras fue el arzobispo de Buenos Aires. El problema es que papa solo puede haber uno en ejercicio. Tras el nombramiento, el papa Francisco invitó al diálogo y predicó con el ejemplo invitando a Fernández a un almuerzo y dialogando con ellaantes que con cualquier jefe de Estado. Las calles porteñas se llenaron de carteles donde se veían las manos de Fernández y el Papa alrededor de un recipiente de mate y Fernández impregnó su discurso de pacifismo y amor. Pero los periodistas que solicitan entrevistas y conferencias de prensa de la presidenta, el alcalde conservador de la capital argentina, Mauricio Macri, y hasta el gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, –perteneciente al mismo partido que la presidenta- continuaron estrellándose contra la falta de diálogo por parte de la presidenta.
El martes 2 de abril al mediodía la presidenta conmemoró el 31º aniversario de la guerra de Las Malvinas con un discurso conciliador en el que comenzó afirmando que hoy en día la paz y la diplomacia son los únicos caminos. Mencionó cinco veces la palabra amor y terminó explicando que para ella el ideal deber ser el amor al próximo.
Pero ese mismo martes al mediodía en la capital de Buenos Aires ya había caído una precipitación insólita de unos 155 milímetros, ya se sabía que habían muerto al menos unas seis personas, y la presidenta no hizo ni una sola mención ni a las lluvias ni a las víctimas.
Al temporal le había dado por cebarse, hasta entonces, en el municipio que gestiona el conservador Mauricio Macri. Y aunque la presidenta optó por ni siquiera mencionar la desgracia, ese mismo martes, su equipo aprovechó la circunstancia para atacar a Macri. El ministro de Planificación, Julio de Vido, el que ejercía también como ministro de Transporte cuando murieron 51 personas el año pasado en el accidente ferroviario de Once, dijo: “El temporal fue anunciado 20 horas antes por el Servicio Meteorológico Nacional, a pesar de lo cual no existió ningún tipo de revisión de los sumideros ni se desplegó personal de forma preventiva. Lo que pasa es que Macri estaba de vacaciones”, señaló.
Y desde el Gobierno de Macri acusaron al de Fernández que incumplía sus compromisos a la hora de aportar dinero para acometer las obras necesarias. La discusión política entre la capital y la Casa Rosada continuaba mientras el temporal seguía haciendo de las suyas, sin distinguir entre opositores y peronistas del Gobierno.
El mismo martes, unas horas más tarde de que se anegaran varios barrios de la capital, cayó el doble de agua, más de 300 milímetros en la ciudad de La Plata, donde había nacido la presidenta. Media ciudad quedó anegada y cientos de personas pasaron la noche en sus autos y en el techo de sus casas. El problema de esa localidad de unos 740.000 habitantes es que se encuentra en la provincia de Buenos Aires, a una hora en coche desde la capital si no hay atascos, y el gobernador de la provincia es Daniel Scioli. Y ahí también había un problema grave de diálogo.
La cuestión es que hace casi un año a Scioli le dio por declarar lo que todo el mundo sabía: que quería ser presidente en caso, quiso despejar las dudas, de que la presidenta decidiera no presentarse a una tercera reelección, cosa que la Constitución no permite. Desde entonces, el equipo de Scioli no deja de quejarse casi siempre bajo el anonimato, de que Cristina Fernández trata de asfixiar económicamente a la provincia, o sea, políticamente a Scioli. Aseguran que desde la Casa Rosada se espolea y dirige a los sindicatos de docentes para que hagan huelga. Si se escribe en Google docentes y Scioli se encontrarán decenas de artículos en los que se viene a decir que continúa el conflicto entre ellos. Scioli solo –es un decir- está dispuesto a subirles el salario en un 22% y los maestros piden un 30%. Después de ocho días de huelga, los docentes anunciaron otros tres para el 8, el 9 y el 10 de abril. Y en estas llegaron las lluvias a La Plata.
Y Cristina Fernández, que tardó seis días en comparecer ante las Cámaras tras la tragedia ferroviaria del 22 de febrero del año pasado, y que aún no se había pronunciado sobre las ocho muertes de la capital, seguía sin dar la cara en La Plata. De pronto, el miércoles al mediodía se supo que, cómo mínimo, los muertos ascendían a 25. Y en lugar de acudir a La Plata, la presidenta anunció un acto en la Casa Rosada para presentar varios proyectos de reforma judicial. Las cifras de muertos seguían aumentando. A la una y media de la tarde se sabía que eran por lo menos 35.
Y entonces, de forma sorpresiva y muy discreta, la Casa Rosada comenzó a preparar el viaje de Fernández a La Plata. En concreto, al barrio de Tolosa, donde vive su madre, Ofelia Wilheim. Fernández recorrió otros tres barrios. Visitó incluso el de Mitre, uno de los más afectados en la capital. Esta vez no hubo sonrisas y aplausos, como en todas sus intervenciones públicas ante cientos de militantes, sino la indignación lógica de los vecinos desasistidos por el Estado. Pero Fernández, esta vez, dio la cara. En un año electoral, con las elecciones legislativas previstas para el próximo octubre, su escamoteo podría haberle costado caro. Después, por sopresa, se reunió con Scioli en la Casa de Gobierno.
A esas alturas del día, en varias emisoras de radio y televisión muchos vecinos ya venían denunciando la inasistencia del Estado. Y se quejaban de las luchas políticas que dejaban siempre como víctimas en el camino a los más débiles. Solo el tiempo dirá si esta vez la tragedia puede servir para que el mensaje papista del diálogo y la cooperación cale en Cristina Fernández. De momento, Mauricio Macri sigue sin recibir ninguna llamada. Y aún quedan muchas obras importantes por hacer en la capital de Argentina para evitar las próximas inundaciones y las próximas muertes.
Fuente: http://internacional.elpais.com/