Los Estados Unidos de Barack Obama: ¿1776 o “1984”?
Mientras los diarios “The Washington Post” y “The Guardian” enunciaban hace algunos días que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) accedía a los servidores de las nueve empresas de internet más grandes de EE.UU, tales como Facebook, Apple y Google -al igual que el espionaje de llamadas telefónicas- la Casa Blanca sostenía en modo de defensa que este tipo de programas gubernamentales de registro de las comunicaciones telefónicas cumplía el rol de herramienta fundamental para la denominada “seguridad nacional” –entiéndase, la “lucha contra el terrorismo”.
Según declaraciones de la Casa Blanca, este programa de vigilancia estaba aprobado por un tribunal que “solo recolectaba información de personas fuera de los EEUU”, efectuado para controlar la posibilidad de ataques terroristas. Empero, los diarios reveladores expresaron cómo el gobierno de los EE.UU. ordenó a la empresa telefónica Verizon suministrar a la NSA datos e información telefónica tanto dentro como fuera del país.
Conforme a James Clapper –Director de la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA)- el espionaje de comunicaciones se llevaba a cabo con el “conocimiento de las empresas”. Mientras a la vez, el portavoz de Apple, Steve Dowling, expresó que “la empresa no suministraba ningún acceso directo a agencias gubernamentales, y que cualquier información de ese tipo sobre un cliente debe ser objeto previo de un mandato judicial”.
Por otra parte, el domingo pasado dentro del Congreso norteamericano ciertos legisladores –tanto del Partido Demócrata como del Partido Republicano- exigieron mayor transparencia para que el público tenga entendimiento de quiénes son las caras que operan estos programas de espionaje que fueron filtrados la semana pasada. Fue de esta forma que, el senador del Partido Republicano, Rand Paul, criticó la intromisión gubernamental expresando que denunciaría ante el Tribunal Supremo el programa de control telefónico, ya que “invade la privacidad de los ciudadanos norteamericanos y no respeta la Cuarta Enmienda”, siendo esta última la que protege a los ciudadanos de investigaciones por parte del Estado: “El derecho de los habitantes de que sus personas, domicilios, papeles y efectos se hallen a salvo de pesquisas y aprehensiones arbitrarias, será inviolable…”.
No siendo dato menor que -hace no más de un mes- el Servicio de Impuestos Internos (IRS) haya reconocido que determinados funcionarios efectuaron una investigación especial a individuos vinculados al “Tea Party” –parte de la rama opositora al actual gobierno demócrata de Barack Obama.
¿Serán estos escándalos un peligro para la credibilidad e imagen del Presidente Barack Obama? ¿Comenzará a ser visto como un sucesor de las políticas de seguridad que tanto criticó a otros gobiernos? Esto se responderá con el tiempo, empero, lo que sí es claro hoy día es que este tipo de medidas refleja el Estado que George Orwell exterioriza en “1984”, donde los derechos y las libertades individuales dependen y se delegan constantemente a las agencias de inteligencia. Allí nos advertía sobre los peligros del avance del Estado, delineando una visión de una vida exenta de libertad, allí donde el individuo era sometido a la supervisión constante del “Gran Hermano” –entiéndase, el Estado.
Ciertamente, fueron los “Founding Fathers” quienes establecieron en Estados Unidos una sociedad verdaderamente libre, donde la libertad individual fue la piedra angular de este gran país –principios claramente resaltados y resucitados durante la Administración del ex Presidente Ronald Reagan (1981-1989), quien combatió al comunismo mediante ideas y “sin tirar una sola bala”. Sin embargo, desde hace ya algunos años el país parece haber tomado otro sendero.
Hoy es momento de advertir que desde hace décadas el “Gran Hermano” nos está observando, mientras debería ser lo opuesto: los ciudadanos deberíamos vigilar al Estado. Así sucede que ante tales gobiernos de gran tamaño, -tal como lo expresaba George Orwell en su famoso escrito- “nada termina siendo del individuo, a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su cráneo”.
Fuente: http://independent.typepad.com/