Moreno es CFK
Cristina Kirchner descansa y confía en Guillermo Moreno, porque son intrínsecamente iguales
El secretario de comercio, Guillermo Moreno, es un ejemplo paradigmático del gobierno de Cristina Kirchner. Cuando se lo ve actuar se revela descarnadamente la metódica improvisación, la política de parches momentáneos, y el sistema de imposición de medidas extremas por carencia de pericia para adoptar políticas sustentables en el tiempo.
Pero lo que se advierte con mayor patetismo es la falta absoluta de capacidades políticas de parte de la presidente de la nación. Moreno es, apenas, un disciplinador, y no constituye el verdadero problema de fondo. Que Cristina Kirchner haya dejado en sus manos el rumbo de la economía sí es el problema severo.
Cristina Kirchner descansa y confía en Guillermo Moreno, porque son intrínsecamente iguales; ambos son fanáticos, ambos irrespetan de plano al prójimo mediante imposiciones y patoterismo, ambos se creen iluminados, y comparten la misma soberbia y una visión peligrosamente cerrada de la política. Moreno la representa como, acaso, ningún otro.
Moreno es un vulgar fanático del modelo, y juega de la única forma en que sabe hacerlo. Imponiendo por la fuerza y, cuando la ocasión lo requiere, patoteando. Resultó adecuado para un gobernante como Kirchner, que siempre que pudo seducir, prefirió violar. También resultó adecuado para épocas donde la economía aún no había sido tan severamente dañada, y cuando podía controlar a los siempre timoratos y especulativos empresarios nacionales, a golpe de teléfono o a simple grito.
No crea ud, amigo lector, que la metodología de Moreno es invariable y la misma para con todos; tenemos testimonio de empresarios que han sido atentamente atendidos e invitados a sumarse al proyecto gubernamental sin gritos ni violencia alguna. Por supuesto que les señalaron cuánto y cuándo girar utilidades a sus casas matrices, y les facilitaron la infraestructura para exportar comparativamente a lo importado, intentando compensar el déficit de la balanza comercial.
Ocurre que, en momentos como el actual, donde las variables económicas no pueden ser ajustadas a los deseos de Olivos, Moreno pierde el control y se muestra más combativo que de costumbre. Necesita conseguir metas complejas. Mostrar superávit de la balanza comercial, disminuir la inflación y lograr el ingreso de fondos frescos para la caja del estado, ante el terrible desmadre de las cuentas y el gasto público.
Son verdaderos todos los fracasos que se le adjudican, desde 2007, cuando intervinieron el INDEC para falsificar estadísticas vitales. Pero, reiteramos, que la culpa no es tanto de Moreno, sin de quienes decidieron poner a un cabo a cumplir funciones de general.
Los problemas de la economía argentina no se solucionan con una eventual renuncia de Guillermo Moreno. Habría que además, designar a un ministro de economía.
Cristina Kirchner cayó en la trampa más siniestra, que constituyó creerse el falso modelo de Néstor Kirchner. Está demasiado claro que, con fecha de vencimiento en Diciembre de 2015, es casi imposible que encuentre en algunos meses las medidas que no encontró en 3 años. Si alguna vez se le pide la renuncia a Guillermo Moreno será por incapacidad de sostener sus exabruptos, y apenas como una medida de maquillaje.
Si algo es sencillo de conseguir en Argentina son fanáticos autoritarios que lo reemplacen, para repetir exactamente sus mismos fracasos.
Disciplinadores violentos y fanáticos sobran; lo que hace falta es uno que entienda de economía, y un presidente que entienda algo de política.
Fuente: http://elopinadorporteño.com.ar/