¿Precios cuidados o precios dibujados?
Si los precios son más bajos de lo que el mercado pide, la gente obviamente consumirá más expandiendo la demanda pero retrayendo la oferta, ya que a medida que más vende, más pierde
Como muchos sabrán, desde hace ya un tiempo en la Argentina se está implementando una arbitraria medida por parte del Gobierno Nacional que consiste simplemente en que ellos son los que determinan el “precio justo” para los productos que ellos consideran esenciales para la gente. Me adelanto a decir que este se suma a la inmensa mochila de descomunales errores en materia económica que viene cargando el kirchnerismo, pero hay que dejar en claro el porqué.
El precio surge de una combinación intersubjetiva de valoraciones, contempla el significado de determinada cosa, para determinada persona, en determinada circunstancia. La cosa puede ser útil o no, la persona puede desearla mucho o poco y las circunstancias pueden ser tanto de escasez como de abundancia. Así es el precio el que nos dice –como nos ejemplificó Alberto Benegas Lynch (h) en una de sus clases a sus alumnos- ¡Cubran las calles de asfalto y no de oro!
Los precios están repletos de información, en el caso de escasez de un producto valorado por la gente como sumamente necesario, éste se encarga tanto de cuidarlo para que no se acabe como de incentivar a los productores para que aumenten su oferta ¿cómo? Simplemente mediante un precio elevado que haga que la gente piense dos veces antes de comprarlo preservándolo, mientras al mismo tiempo está cumpliendo con otra función esencial: se le da a este bien un margen de ganancia alto, de manera tal que se convierte en algo muy atractivo para los productores expandiendo así la oferta. De este modo la escasez cae como los precios del mismo saciando a la deseosa demanda.
Como se puede ver en los precios se refleja toda una coordinación de conocimientos dispersos en la sociedad, conocimientos que son imposibles de tener siendo tan solo una persona o entidad –como lo es el gobierno-. Es el mercado el que lo interpreta perfectamente reflejando simplemente las interacciones y preferencias de millones de personas, dándole así a la economía esa estabilidad ya fundamentada.
¿Pero qué ocurre ahora que el gobierno ha intervenido en los precios poniéndoles un techo del cual no pueden subir? Al quitar la información que estos brindan, inevitablemente habrá una mala utilización de recursos, así como si el marcador de gasolina en nuestros vehículos nos marca lleno cuando en realidad está casi vacío nosotros emprenderemos un viaje que nos dejará a la deriva en plena ruta, si los precios son más bajos de lo que el mercado pide, la gente obviamente consumirá más expandiendo la demanda pero retrayendo la oferta, ya que a medida que más vende, más pierde. Las empresas grandes con grandes márgenes operativos podrán seguir en el mercado, pero no las pequeñas que no puedan absorber esa pérdida ya que su margen de ganancia era menor. Como antes era el mercado el que le decía a los empresarios que produzcan determinado bien ya que les dará grandes ganancias, lo contrario les grita ahora, esta vez el mensaje es ¡corran o entrarán en quebrantos!
Por supuesto que con tan elevada demanda buscando un bien a un precio artificialmente bajo y con oferta mínima, prontamente habrá una inevitable faltante.
El Gobierno Nacional ni siquiera necesitaba leer algo de esto para evitar este garrafal disparate, tan solo con mirar a su desastroso aliado, el Gobierno Venezolano, pudo haber visto que dibujar números en el lugar de los precios lleva a que el mismísimo papel higiénico valga más que los Bolívares.
Fuente: www.libertadyresponsabilidad.org