Violencia e impunidad
El “Kirchnerismo” nos deja un legado de violencia porque siempre concibió el poder como elemento de lucha, su objetivo es dañar o intimidar al prójimo
Esta es la herencia que ya nos ha legado el “KIRCHNERISMO” constituyendo dos “cuestiones” que deberán resolverse en el futuro como condición necesaria, no suficiente, para poder invertir este camino o transición hacia el subdesarrollo.
Digo que el “Kirchnerismo” nos deja un legado de violencia porque siempre concibió el poder como elemento de lucha, su objetivo es dañar o intimidar al prójimo.
Un ejemplo circunstancial de lo primero, el traspaso de fondos judiciales del Banco ciudad al Banco Nación, se hizo para restarle fondos al Banco ciudad para afectar su capacidad competitiva al tiempo que se perjudicó a los usuarios que ahora pueden demorar el triple de tiempo para realizar las operaciones que antes se hacían en minutos.
Un ejemplo de lo segundo fue la venta que tuvo que hacer el presidente de la UIA de su participación accionaria de una sociedad, ante la amenaza que no sería admitida en futuras licitaciones.
Otro ejemplo muy sutil de violencia e intimidación es el trámite de las DJAI que son observadas sin expresar la causa o motivo como lo exige la norma que las implantó y también la negativa de los funcionarios cuando uno intenta averiguarla.
Y esto ocurre por una razón que dio Tomas ABRAHAM en INFOBAE “TV”,
«El problema de la Argentina no es la corrupción, es la impunidad. Corrupción hay en todas partes, impunidad no. Acá se sacan fotos con los barrabravas«.
La Argentina ha sido convertida en un lugar donde no se sabe si las reglas serán respetadas y en el que todo puede suceder y como lo explicaba Ives Michaud “La inseguridad no es el terror, es la probabilidad de lo imprevisible. Por lo mismo, aunque todo esté tranquilo, igual reina”
Por ello quienes hablan de la inseguridad como “sensación” no se equivocan y efectivamente la “inseguridad” es más que nada esa sensación de que aunque durante un lapso nada pase, en cualquier momento puedo ocurrir lo menos pensado.
No hay confianza en las fuerzas de seguridad ni el funcionamiento del Poder Judicial cuyos laberintos procesales más que una garantía del “debido proceso” son percibidos como garantías de impunidad.
Resulta difícil de entender, porque también es una forma de violencia para engañar, sería el ardid del delito de estafa, que se haya tolerado durante años la alteración de datos estadísticos sobre la evolución de la economía y la medición de la variación de precios y que en el cenit de ese proceso el gobierno haya obtenido un 54% de votos.
Resulta difícil de entender que hayan sido tolerados, salvo alguna excepción, los manejos arbitrarios y despóticos, que también es un modo de violencia e intimidación, de un ex Secretario de comercio de la Nación que podría competir con éxito en los records Guinness al fracaso.
Resulta difícil de creer que un Juez suspenda un allanamiento por un llamado telefónico de un funcionario público que denunció supuestas exigencias de dadivas por parte de los participantes, cuando en todo caso debió haberse constituido personalmente, continuar con el allanamiento y promover las investigaciones pertinentes.
Es obvio que la suspensión del allanamiento favoreció la impunidad que también es causa de violencias e intimidaciones.
Resulta difícil de entender la permanencia de funcionarios públicos que al día de hoy no explicaron porque avalaron que un grupo argentino, “especializado en mercados regulados” como dijo el Presidente de Repsol para justificar esa venta, hubiera comprado acciones de YPF pagando su precio con dividendos que no se reinvertían, lo que fue una forma muy sutil de vaciamiento y violencia porque toda anomalía es un signo de fraude.
Resulta difícil de entender que el Señor Recalde permanezca como CEO de AEROLÍNEAS ARGENTINAS y AUSTRAL empresas que requieren ingentes sumas de dinero para su subsistencia que aportamos todos los contribuyentes de los impuestos formales y del impuesto inflacionario sin tener a la vista los resultados de su gestión documentados en los balances que exige la ley de sociedades y las normas de la contabilidad pública como lo manda la ley de administración financiera 24.156, cuando menos es un modo de violencia contra la República.
Resulta difícil de entender que permanezcan en funciones todos los responsables del colapso energético del país ya que su permanencia es violatoria de la condición de idoneidad para ejercer empleo público.
Resulta difícil de entender que permanezca como Ministro de economía una persona cuya pedantería o estatura se mide por su nivel de soberbia, mala educación y hasta por sus guarangadas y como lo dice Ortega en “MISION DE LA UNIVERSIDAD” por su retraso con relación a la época que le toca vivir, arcaico y primitivo en comparación con la terrible actualidad y fecha de sus problemas. Este nuevo bárbaro es principalmente el profesional, más sabio que nunca, pero más inculto también…”
Sus descalificaciones públicas como “papagayos” “tarados” demuestran que cuando menos padece de complejo de superioridad.
A modo de conclusión padecemos una violencia silenciosa que se expresa en la falta de autoridad, en un estado que no tiene capacidad de mediación, prueba de ellos es el conflicto docente de la Provincia de Buenos Aires en el que las reuniones se realizan periódicamente demostrando gremios y funcionarios un desprecio total por la gente, conductas que también resulta muy difícil entender, mas aun cuando su gobernador pretende competir por la presidencia de la república en nombre de la gestión (sic). La violencia se ejerce contra niños a los que se priva del derecho y la garantía de acceso a la educación.
Resulta muy difícil de entender que se pare sin aviso previo por doce horas el servicio de transporte interurbano, acto de violencia contra miles de personas, como consecuencia de un hecho delictual, si siguiéramos con esa línea de acción ¿que tendríamos que hacer los ciudadanos con los funcionarios que nos gobiernan…?
Seguramente nos calificarían de “revoltosos, rebeldes, fascistas o traidores” pero eso ya está pasando en Venezuela…y es lógico que Kristina apoye a ese señor que también como insulto al sentido común se llama “MADURO” porque solo pueden competir en su nivel de carencia de idoneidad.
Ortega dijo que hay que ir “…a las cosas…” pues bien dos de esas cosas hoy son la “violencia y la impunidad” y solo se las podrá controlar y reprimir con un estado ejemplar e idóneo, nada que ver con el que ocupa el “Kirchnerismo” ya sin legitimidad de ejercicio.