Cordinación estratégica del pensamiento único
Toda burocracia política, sea cual fuere su volumen, tiende a crear un mapa del funcionamiento de sí misma. Una vez dibujado, el mismo se convierte en un credo rígido utilizado para someter a los demás
La ola “integradora” que esto supone permite crear un gigantesco maremagnum de “reabsorciones” filosóficas de dudoso origen, que dirigen el pensamiento hacia el objetivo de quienes lo propiciaron: someter la libertad de opinión.
Esta es la esencia de las funciones para las que se nombró a Ricardo Forster, un “intelectual” cuya valía proviene del cenáculo cerrado de quienes salieron de su escondite para abrazar la causa kirchnerista como corporación cultural.
La nueva Secretaría de Coordinación del Pensamiento Estratégico Nacional (¿kirchnerista?), dará lugar seguramente a la creación de una multitud de pequeños departamentos de “estudios” esparcidos por todo el país, donde se nombrará a cientos de postulantes que producirán de tanto en tanto alguna “reflexión”, que será quizá de una oscuridad equivalente a las que nos tiene acostumbrados Carta Abierta.
Cristina no se resigna a quedar en el olvido y tampoco desea admitir que su suerte está echada, dando constantes instrucciones a sus adlateres para que inventen lo que sea a fin de mantenerla en el púlpito al que se subió por azar y desde el cual nos sigue sacudiendo con sus monsergas admonitorias.
John Gardner, un ex Secretario de Sanidad de los Estados Unidos en los 60, solía sostener cínicamente, que “un administrador previsor (podríamos asimilar los K a esta categoría), debe reorganizar todo hasta destruir las calcificadas cañerías de una organización preexistente”.
Este recuerdo no tiene otro objeto que vaticinar el futuro de un probable “enchastre” cultural, donde algunos “pensadores” habitualmente desocupados –la mar de veces por ser delirantes e insustanciales-, aprovecharán para desarrollar una nueva forma de pensamiento de corte fascista.
Resulta clarísimo que el gobierno que agoniza pretende convertir el futuro en algo ingobernable para los que vengan -lo que se percibe en el severo resentimiento que exhiben en todas y cada una de sus apariciones públicas-, y tratan de construir una muralla de disposiciones a ser cumplidas luego de su alejamiento del poder para alimentar la lámpara votiva del “relato” en el tiempo.
Nos viene inevitablemente a la memoria un movimiento político cuyos desvíos ideológicos dieron origen a la Segunda Guerra Mundial y tenemos la sensación que la secretaría de marras se asemeja bastante al tristemente recordado Ministerio de la Propaganda del nacional socialismo alemán.
El kirchnerismo quiere seguir presente en la “conciencia popular” montando una usina reproductora rebosante de “intelligentzia”, que maneje la cultura bajo las garras de una estructura inflexible manejada por quienes detentarán LA ÚNICA VERDAD: la que mejor “interprete” su papel en la historia contemporánea, con la ilusión de un pronto retorno.
Lo más grave de este nuevo engendro pergeñado por el gobierno es que existe la posibilidad de que quienes le sucedan, aunque sean de otro signo político, se vean tentados a mantenerlo y SERVIRSE DE ÉL PARA SUS PROPIOS INTERESES.
Presenciaremos entonces la creación de nuevas “usinas temporales” que seguirán deformando la esencia de la democracia, demoliendo el respeto por la libertad de opinión y expresión plural, para que todo sea “reinterpretado” de acuerdo a las conveniencias del momento.
Por lo expuesto, habría que instar a los líderes de la oposición a que se comprometan desde ahora a derogar esta entelequia apenas integren el nuevo gobierno, porque si no lo hacen estaremos en peligro de sufrir una ola de populismo incontenible de cara al futuro.