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viernes 3 de octubre de 2014

Correcciones imposibles

Correcciones imposibles

“Hay individuos que arrojan un trozo de su personalidad detrás de sus malos argumentos, como si así éstos lograran mejor sus fines y pudieran transformarse en buenos. Hacen como los jugadores de billar, que después de haber tirado, tratan de dirigir la bola con gestos y aspavientos” (Friedrich Nietzsche).

Esta reflexión es la única que cabe para aquellos que puedan suponer que el gobierno corregirá su pésima tendencia a reiterar errores, sin cometer otros nuevos que los agravarán.

El “cachetazo” que le propinó la Presidente a Fábrega, no cambiará nada. Es decir, seguiremos detrás de los delirios de una turbamulta de ideólogos enfermos que pretenden dominar con sus “hechizos” una realidad que se les niega como burro empacado.

A medida que se apagan las tenues luces de un atardecer muy ingrato para el gobierno, cada medida que toman sus funcionarios -inspirados en el fundamentalismo enfermizo de Cristina Fernández-, es el resultado de los caprichos de una personalidad “olímpica”, que no admite discusión alguna sobre sus ideas y exige una fe irrestricta en las decisiones absurdas que pretende poner en marcha.

La Presidente, como hemos dicho alguna vez, “no sabe, que no sabe”. Y además, ha acentuado sus interpretaciones delirantes sobre una realidad que no puede ver.

El absolutismo al que intenta someternos, ha crecido contra la razón y el sentido común, a medida que los hechos que desencadenó su inconsistencia intelectual han puesto en jaque su “verdad sabida y buena fe guardada”, y a menor cantidad de viajeros convencidos de sus bondades (después de un largo camino de fracasos), solo se advierte un MAYOR FANATISMO EN LOS QUE QUEDAN.

El filósofo positivista Kolakowsky cuando habla del sentimiento de quienes se llenan la boca con lo que llaman “el rescate perpetuo del mundo” (los K son dignos representantes de esta escuela), nos recuerda que casi todos los que dicen propiciarlo, están preocupados en realidad por revalorizar sus complejos resentimientos psicológicos y alejarse de su propia muerte. Se ha probado así que son individuos que habitan en este mundo como prisioneros de su necesidad y en el camino van extenuándose paulatinamente hasta terminar como mudos testigos de su propia “desaparición”.

No es fácil aceptar las controversias, la diversidad y saber decirse a uno mismo que “pase lo que pase, lo correcto será largarse en algún momento” (James Joyce), porque cuando se accede a una cuota de poder, éste corrompe el alma humana y la desvía a menudo de las buenas intenciones.

De allí que el despotismo de ciertas ideologías políticas se muestre como un obstáculo para el avance de cualquier sociedad democrática. Quienes lo practican no toleran correcciones, porque libran una lucha incesante para obtener siempre algo más de lo que dicen “merecer” (¿) antes de su desaparición.

El kirchnerismo se convirtió en una empresa quijotesca viviendo todo con exageración, para fracasar finalmente en sus empeños. Ahora que los resultados se han vuelto contra ellos y solamente podrían contribuir a su redención corrigiendo los malos pasos, no demuestran estar dispuestos a dejar de ser quijotes. Su conversión a estrafalarios caballeros andantes, los ha convertido en el parangón de una verdadera ridiculización, más que en una “denuncia política” acorde con sus pretensiones.

Por todo ello, ¡salud Vanoli! La tumba para tus huesos ya está preparada de antemano. Lo que viene es más cepo, más “militancia”, más retórica, más emisión monetaria, más “parches” y más enfrentamientos.

No queda lugar para que exista ocasión de un debate republicano en los términos que nos propone el absolutismo K, a quien la realidad está tomando por el cuello, obligándolos a cruzar la puerta de salida aunque no quieran admitirlo. La billetera abierta a discreción durante diez años de falsa prosperidad sojera se ha quedado vacía y en ella solo quedan ajadas fotos de color sepia que recuerdan lo que alguna vez pudo ser.

Por haber sufrido su incontinencia, su soberbia y su falta de sentido común, sentimos que toda esta época no ha consistido más que en un fuerte y molesto “desahogo intestinal”, cuyas consecuencias nos obligarán a una dieta intensiva de privaciones durante mucho tiempo.

carlosberro24@gmail.com