La inflación, Von Mises y una visión simple para ‘no’ economistas
Si hay alguien que contribuyó decididamente a entender mejor los procesos económicos, fue el austríaco Ludwig von Mises…
Con enorme simpleza mejoró las comprobaciones de la escuela de Viena, elaborando algunos conceptos muy claros que sirvieron para explicar gran parte de los problemas que no habían conseguido dilucidar los clásicos.
Demostró entre otras cosas que el “precio” del dinero (algo que hoy día tiene tan obsesionado al mediocre gobierno de CFK), es decir, su poder adquisitivo, quedaba determinado en el mercado IGUAL QUE EL PRECIO DE CUALQUIER OTRO BIEN por la cantidad del mismo disponible y la mayor o menor intensidad de la demanda consumidora.
Dicha demanda, sostenía Mises, proviene del mayor o menor deseo de las personas por mantener dinero a la vista, en caja, o en una cuenta bancaria, para gastarlo según les plazca -más tarde o más temprano-, en bienes y servicios que consideren provechosos y atractivos para ellos.
Sobre la inflación, señaló que es producto del incremento de la cantidad de dinero en circulación y que solo resulta atractiva para los gobiernos, QUE SON LOS ÚNICOS QUE TIENEN LAS HERRAMIENTAS NECESARIAS PARA MANEJAR DICHA CIRCULACIÓN, beneficiándose con el incremento numerario a fin de poder “pintar” con billetes falsos ciertos planes económicos inviables.
Mises demostró que el aumento de la emisión monetaria sin respaldo, CONSTITUYE EN DEFINITIVA UNA ESPECIE DE IMPOSICIÓN FISCAL y un medio de redistribución patrimonial sumamente injusto, porque bajo un mercado libre progresivo y sin viciosas expansiones dinerarias de origen gubernamental, sostenía, los precios tenderían siempre a bajar si se incrementase la producción de bienes y servicios. Antiguo principio que explica la razón de ser de la escasez y la abundancia.
En 1920, publicó “El cálculo económico en la sociedad socialista”, un verdadero “boom” editorial que puso sobre el tapete por primera vez las razones por las cuales el sistema socialista era inviable por completo, porque al carecer de precios libres, NO SE PODÍAN CALCULAR RACIONALMENTE LOS COSTOS, siendo por tanto imposible distribuir de manera eficaz la producción disponible a fin de poder destinarla a emprendimientos que resultaran de mayor interés para el desarrollo de la sociedad.
Por otra parte, se dedicó a refutar a la economía positivista -que tuvo mucho predicamento hasta el siglo XIX-, que trataba el comportamiento de los seres humanos COMO SI FUERAN MINERALES O ÁTOMOS. En su concepto, cada acontecimiento, cada acto de la vida del hombre constituye un “ejemplar” de conducta diferente y única, por lo que el resultado final es la consecuencia emergente de quienes, actuando en libertad, se influencian unos a otros DE ACUERDO CON UN CRITERIO DE PREFERENCIAS PERSONALES.
Su teoría económica, estuvo así basada en sólidos axiomas praxeológicos, CENTRÁNDOSE EN EL ANÁLISIS DEL HOMBRE QUE ACTÚA EN LA SOCIEDAD, COMPUESTA POR MILLONES DE INDIVIDUOS QUE PERSIGUEN OBJETIVOS DIFERENTES EN EL MUNDO REAL.
Como consecuencia, de las tensiones emanadas entre ciertas preferencias “temporales” y su relación con rentas presentes o futuras, y la porción que dedique cada individuo al consumo inmediato o diferido, surge el beneficio que éste pretenderá al momento de tomar decisiones de tipo económico, tal cual ocurre en el ámbito de una familia.
Consiguió demostrar además que la confianza obra en grado superlativo en la conciencia de quien, a medida que disminuye su aprecio por un proceso económico cualquiera, preferirá siempre los bienes POR SU VALOR PRESENTE, exigiendo cierto premio personal cuando se le exija sacrificar sus expectativas de cara al futuro. De ahí que los activos de todo tipo –entre los cuales se halla la moneda-, suben o bajan en función de dichas expectativas.
Estos principios, bastante simples de entender, se asemejan al modo en que nos manejamos generalmente en el ámbito familiar (recordemos de paso, que en la antigua Grecia la familia era considerada la unidad básica del comportamiento económico ordenado) y nos lleva a inferir que los planteamientos exóticos del kirchnerismo, impedirán que Cristina, Kicillof y compañía logren cumplir sus expectativas de ahora hasta fines del mandato presidencial por el camino que lo intentan.
Aunque se enfurezcan y amenacen con persecuciones sofisticadas, cuyos efectos prácticos suelen tener siempre “patas cortas”.