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martes 21 de octubre de 2014

Sin dignidad alguna

Sin dignidad alguna

Quizá podría tolerarse al gobierno si sus funcionarios tuvieran buen gusto y cierta dignidad profesional en su intento de disuadir a quienes ya no los votarán. Pero no

Desde un “perejil” como Alex Freire, hasta Alperovich y el irredento Daniel Scioli, parecen disfrutar de sus infantiles amenazas sobre “emergencias” que podría vivir la sociedad si no votara nuevamente al Frente para la Victoria en 2015.

Mientras tanto, las denuncias de corrupción se siguen acumulando y ya rozan los elegantes zapatos Loboutin de Cristina, a pesar de los esfuerzos por desvincularla.

Habría que recordarles los dichos de Fernando Savater: “derrotar a la necesidad, sobrevolar la lógica y traspasar la ética como si fuese un mero telón pintado, en una palabra, deponer a la razón del trono desde el que rige el mundo, ES IMPOSIBLE”.

Pero ¿qué puede esperarse de quienes tratan de sostener “a cuatro manos” los jirones de su estandarte ajado?

Parece haber llegado la hora de ocultar el miedo propio y tirárselo por la cabeza a los demás. De esta manera, y merced a métodos rústicos e impresentables, los K pretenden “devolvernos la pelota” de sus propios temores. Para ello eligen a los mejores talibanes y chupamedias que aún rodean a Cristina, para que desde el llano no hablen de lo que “saben”.

¿Los medios para hacerlo? ¡Qué importan los medios! Cualquiera que pueda ser útil al fin deseado es bienvenido.

¿Qué está sucediendo en la intimidad de “la doctora”? Pues que no las tienen todas consigo. Están en medio de un despelote fenomenal, aferrados a una antorcha empapada en nafta que revolean cada vez más cerca del fuego encendido por su impericia, mientras creen que no tienen nada que perder. Que peor no puede irles. O que quizá, por obra de magia, las cosas se pongan en su lugar gracias a que Néstor les tire un salvavidas desde el otro mundo.

La fiesta continúa. La irresponsabilidad también. Ni las noticias de un mundo que se retuerce desde Europa hasta el Asia conmovido por el desmadre del terrorismo y el narcotráfico los alteran. Porque aquí le hemos abierto la puerta sin pudor y estamos discutiendo si no habrá que despenalizar el consumo de drogas, ¿para que el consumo por parte de algunos funcionarios estimule aún más sus raterías?

Pero nadie habla de eso. Malthus con sus teorías premonitorias sobre la explosión demográfica está lejos y bien muerto. Ahora se explica todo de manera edulcorada mediante extrañas estadísticas en las que nadie cree, que se lanzan al aire como globos de ensayo “a ver si cuajan”.

Así encuentra el kirchnerismo “culturoso” una forma de seguir explicándonos por qué no están viviendo su fracaso, sino que lo que vemos como un naufragio es una etapa intermedia de la “redistribución de la riqueza”. Que consiste, en buen romance, en que el dinero recaudado para necesidades sociales imprescindibles a cargo del Estado vaya a parar a sus bolsillos.

Mientras tanto, nuestra primera faraona sigue anunciando obras que no se realizarán jamás y otorgamiento de beneficios que seguirán drenando por el agujero sin fondo de las arcas del Estado que han sido saqueadas conjuntamente con su marido durante diez largos años.

Pero, ¿qué decimos? ¿Dignidad? No. Somos en realidad excesivamente benévolos. ES DESFACHATEZ. La misma con que nos dicen, con aire displicente y cínico, que los expedientes administrativos donde puedan existir cuestiones legales que los incriminen suelen perderse y debido a eso SE RECONSTRUYEN (Alak). Una buena manera de confirmarnos que si deseáramos iniciarles algún día un “juicio de residencia” tendríamos que buscar los antecedentes de sus tropelías en las inmensas parvas de basura del Ceamse.

Todo esto ocurre con un gobierno que se presenta a sí mismo como único en la historia, desbordado de inteligencia (¿) y con aptitudes “diferentes”.

Nuestra opinión: creemos que Cristina y su Sancho Panza Kicillof comienzan a sentir el aliento en la nuca de algunos tenedores de bonos argentinos que están discurriendo entre ellos si no convendría ponerle el dogal al cuello al gobierno de una buena vez para obligarlo a negociar y tener que sepultar el “relato”. Si fuera así, ésta sería la razón por la que Su Majestad Cristina sigue dando órdenes tras las bambalinas para bastardear todo y disimular de cualquier manera el triste final de una épica estúpida, hoy vendida como “patria o buitres”.

La falta de dinero es, al fin, el único objetivo que los conmueve. Para hacerse ricos accedieron a la política. Y ricos se irán.

¿Presos?