Ecuador: A viva voz ¡Fuera Correa, fuera!
Las jornadas de protesta arrancaron como siempre, con el comentario de la dignísima presidente de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira de Alianza País, en su twitter personal: “Todo ecuatoriano tiene derecho a opinar, pero está prohibido protestar en las calles, eso que quede para la gente idiota, y ociosa”.
Claramente vemos un gobierno de tinte autocrático y perverso que cree tener sometido bajo el poder absoluto a un pueblo que ya no tiene patria y que al parecer no aguanta un minuto más de silencio y exige libertad. Ese valor supremo que es uno e indivisible y que debe operar en todos los campos para garantizar el verdadero progreso. La libertad política, económica, social, cultural, son una sola y sólo ellas logran avanzar la justicia, la riqueza, los derechos fundamentales, las oportunidades, y la coexistencia pacífica en una sociedad. Sus fibras más sutiles son tan delicadas que si uno sólo de estos campos se eclipsa, los otros se ven amenazados.
Y la incomodidad ya se ha hecho evidente, originando el levantamiento de una voz desde las más profundas, entre pieles del alma ecuatoriana: ¡Despierta Ecuador!. Porque ciertamente esto de “conocerás la verdad y la verdad te hará libre” nos está llevando a escribir un nuevo capítulo escrito por maestros, estudiantes, trabajadores, amas de casa, indígenas; y también médicos, periodistas, catedráticos, ambientalistas, empresarios, mendigos y centenares de ciudadanos comunes que ya no se sienten tan convencidos de que “la patria ya es de todos”.
Por lo descripto, no sé qué tan buena idea sea burlarse o minimizar a nuestros “idiotas y ociosos” opositores, porque tan sólo basta una chispa para encender una hoguera y el pueblo sabrá recordar con facilidad cómo se siente defender sus derechos arrebatados. No olvidemos que nada dura para siempre, y aunque estas concentraciones aún no igualen a las multitudinarias protestas que conocimos en décadas pasadas, debemos reconocer la verdad y aquí señores se encuentra el meollo del asunto, no debemos enterrar nuestras cabezas en la arena ante esta realidad que nos asfixia.
Muy claro está que nos prefieren a todos muertos de miedo en nuestras casas, mientras el voraz apetito del enorme aparato gubernamental construido por la actual administración no se detendrá allí puesto que necesita más dinero que nunca y está dispuesto a quitarlo de nuestros bolsillos así sea de dólar en dólar y con cualquier excusa.
Y claro no pueden faltar en esta gran comedia los actores privilegiados, aquellos que han sido bendecidos por el actual gobierno, serán los que defiendan hasta las últimas consecuencias a un sistema que respalde sus privilegios, aunque esto incluya apoyar incondicionalmente la violencia que en su momento han sufrido ellos mismos y aquellos sectores más vulnerables.
Y una se pregunta ¿Cómo esperar que el gobierno contribuya a solucionar los problemas de pobreza, desempleo, inflación, criminalidad, escasez, carestía, corrupción, etc., si por medio de su aparato propagandístico niega todo el tiempo que existan todos y cada uno de ellos? Salir a las calles a manifestarse valiente pero pacíficamente tiene un único objetivo: exigir a este gobierno que muestre resultados ya que el tiempo pasa y los problemas continúan agravándose.
Declaremos resistencia frente a los abusos del gobierno, tomemos conciencia que hay una gran diferencia entre tratar a los hombres con igualdad, e intentar hacerlos iguales, mientras lo primero es la condición de una sociedad libre, lo segundo implica una nueva forma de servidumbre. Bien lo explicaba el afamado novelista ecuatoriano Juan Montalvo: “No se necesita demostrar que si los buenos dejan el campo, serán los malos quienes los señoreen victoriosos”. Si no estamos dispuestos a hacerlo por nosotros mismos, que sea por nuestros hijos y las generaciones futuras.
* Verónica Abad desarrolla actividades empresariales en Cuenca, Ecuador.
Fuente: www.hacer.org