La izquierda y el populismo en las PASO
Numerosas especulaciones y análisis rondarán en torno al resultado de la PASO, en especial a las posibilidad de Macri y Scioli de llegar respectivamente a la presidencia. Estimo que ambas campañas políticas verán cambios significativos en los próximos días por lo que es difícil hacer proyecciones. Lo que me llamó la atención, sin embargo, es la fuerte presencia de partidos de izquireda, populistas, o directamente estatistas.
El FpV tiene un claro discurso de izquierda (por más que varias de sus políticas parezcan de derecha, ellos se presentan como de izquierda.) El peronismo en sí no parece ser de izquierda ni de derecha, es más bien populismo con el discurso que convenga en cada ocasión. Luego hay movimientos como el FIT con Altamira y del Caño, el Progresismo con Stolbizer, el Frente Popular, Partido Popular, el MST, MAS, etc. UNA no deja de ser peronismo. La misma gente de Massa que había dejado al FpV decidió volver al kirchnerismo cuando la figura de Massa comenzó a perder peso en las encuestas; no se fueron, por ejemplo, a “Cambiemos”.
Quizás el frente que escape un poco a esta categorización es Cambiemos. Y dentro de Cambiemos el Pro de Mauricio Macri aún más. La misma gente del Pro, sin embargo, definen su partido como un movimiento de izquierda. Otros dirigentes no dudan en sacarse sonrientes fotos con el Che Guevara. Tanto Macri como Vidal han dicho defender las banderas del Peronismo. Podría decirse, siguiendo las mismas declaraciones del Pro, que esto es lo que un partido de izquierda serio y moderno sería en un país desarrollado. La izquierda tradicional en Argentina no parece ser la más actualizada en sus discursos y políticas. Si decidimos aislar a Cambiemos, o al menos al Pro, entonces sigue siendo el caso que salvo ellos todos los otros partidos son de izquierda y/o populistas. Por no decir estatistas en algunos casos, como el FpV que no le tiembla el pulso a la hora de regular y estatizar. Para ser claro, el Pro no tiene propuestas que uno podría clasificar de inequívocamente pro-mercado. Sus propuestas son más de sentido común que cualquier partido político, indistintamente de su inclinación, podría apoyar. La gestión eficiente no es de izquierda, ni de derecha, ni de socialistas, ni de liberalismo económico.
Hay tres aclaraciones importantes. En primer lugar, de este comentario no se desprende que la izquierda en sí sea un problema. Ese es otro análisis. De este comentario se desprende que en Argentina no hay balance. En segundo lugar, el punto no es sólo que no haya una derecha que le haga contrapeso a la izquierda y al populismo-peronismo, sino que no hay ningún partido que genuinamente represente las ideas del liberalismo clásico. El liberalismo clásico no es de izquierda ni de derecha. La bi-dimensionalidad “izquierda y derecha” es muy restrictiva y no cubre al arco de posiciones políticas posibles. Es muy fácil, y conveniente, para la izquierda (y la derecha), apuntar a los excesos y errores de la otra posición como si fuese la única alternativa posible. En tercer lugar, cuando me refiero a peronismo (tanto en esta como en mis columnas en general) no lo hago en referencia puntual al PJ, sino que me refiero a la ideología, populismo, y al discurso “peronistas” que afecta a todo el arco político de Argentina. Cuando digo que el peronismo es un problema fundamental en Argentina no dejo afuera a la UCR, sino que me refiero a esas ideas impregnadas en el ADN del político Argentino que se puede rastrear hasta la figura J. D. Perón. Ya sea por pura necesidad o por algo de convicción, el Pro, principal movimiento del slogan “Cambiemos”, se refiere de manera positiva a estas ideas “peronistas.”
¿A qué se debe tanta presencia de izquierda y populismo en Argentina? Posiblemente haya más de una razón. Y sólo puedo conjeturar, no probar, que un motivo importante se encuentra en las universidades públicas y en programas como el CBC. ¿Cuántas generaciones han pasado por claustros con un discurso anti-mercado tan impregnado que ni siquiera notamos su presencia? ¿Cuánto de esto le debemos a la reforma educativa de Raúl Alfonsín? ¿Es posible que con el Alfonsinismo la UCA haya contribuido a sellar la oportunidad de cambio profundo, no superficial, con el que se encontró la Argentina al volver a la democracia? No tengo respuesta a estas preguntas, pero sí creo que merecen ser estudiadas. En última instancia, los problemas institucionales persistentes tienen raíces culturales, y como tales la educación no una dimensión ajena a este problema.
Nicolás Cachanosky | Assistant Professor of Economics
Metropolitan State University of Denver
Twitter: @n_cachanosky